Ibán 'recibe' más que Messi, Ocampos o Fekir
El mediapunta del Fuenlabrada, que será baja cerca de un mes por un esguince en su rodilla izquierda, ha sufrido 84 faltas, una cada 16 minutos.
Ibán Salvador ha copado los debates de los medios de la Categoría de Plata esta última semana. ¿El motivo? Su forma de desenvolverse sobre el césped que suma cada vez más detractores. Sin embargo, hay un dato innegable y es que el habilidoso mediapunta azulón es el jugador más 'cazado' en Segunda y Primera con un total de 84 faltas en 24 partidos, una cada 16 minutos y 22 tarjetas provocadas.
Para zanjar rápido el debate, es imposible negar que el 'seis' azulón exagera algunos de los contactos con sus rivales. Es evidente ya que las imágenes hablan por sí solas. Ese otro fútbol, tan criticable como necesario y antiguo, no puede escapar de las decenas de cámaras que cada día se amontan en los terrenos de juego. Por lo tanto, Ibán tampoco puede escapar de ellas.
"Darle le dan siempre y, a veces, le hacen daño", afirmó Oltra tras el duelo ante el Almería donde Ibán se marchó lesionado, pero antes le 'sacó' la roja a Sadiq. Y es que, como todo en la vida, el fútbol del ecuatoguineano también tiene otra cara: la de las muchas faltas que recibe el jugador. Los datos anteriormente expuestos (84 faltas, una cada 16 minutos y 22 tarjetas provocadas) colocan a Ibán como el jugador de Primera y Segunda más 'perseguido' del fútbol profesional. Además, supera ampliamente a sus inmediatos perseguidores: Fekir (62), Ocampos (58), Messi (49), en LaLiga Santander, y Juanjo Narváez (67), Álvaro Jiménez (61) y Trejo (57), en LaLiga SmartBank, que ni por asomo se acercan a la cifra que recibe Ibán.
El fútbol de Ibán, si lo alejamos de la ficción y de la polémica, es de categoría. El mediapunta es uno de los jugadores con más talento del equipo fuenlabreño y, posiblemente, de Segunda. Aroma de mediapunta clásico con sus medias a la altura de los tobillos, su regate en una baldosa, su último toque sutil al balón, el pase medido y el esfuerzo defensivo. Todo esto sumado a su vena más 'macarra, le convierten en el 'enemigo público' de Segunda.