Vuelve la vieja guardia del Chelsea: golazos de Azpilicueta y Marcos Alonso
El Chelsea le ganó al Burnley con la reivindicación de los dos jugadores españoles. Alonso no jugaba desde septiembre.
Thomas Tuchel sigue con las pruebas para dar con la fórmula que haga funcionar al Chelsea, y, a diferencia de Lampard esta temporada, parece dispuesto a agregar las dosis de experiencia necesarias para madurar un equipo cargado de talento, pero en ocasiones excesivamente joven. Ahí se han colado Marcos Alonso, que llevaba más de cuatro meses sin vestirse de corto, y Azpilicueta, que ha recuperado un papel fundamental con la nueva defensa de tres planteada por el germano. Gran partido del ‘capi’, coronado con el primer tanto de la nueva etapa del equipo, y del carrilero, que marcó un golazo en los últimos minutos y se llevó la mano al escudo para celebrarlo.
De hecho, ambos tantos fueron espectaculares, sobre todo para los que todavía dudaban de que podían seguir dando grandes cosas a un equipo que se ha gastado más de 200 millones de euros esta temporada. El gol de Azpilicueta en la primera parte fue una auténtica muestra de fe, pues, a pesar de estar actuando como central, fue capaz de ir de un área a otra en apenas 10 segundos. En su carril derecho se produjo, además, una buena noticia, pues Hudson-Odoi hizo un auténtico partidazo, lo que le abre la puerta a una posible titularidad si finalmente se acaba consolidando este dibujo en la pizarra de Tuchel.
En los últimos diez minutos fue Marcos Alonso, que llevaba desde el pasado 26 de septiembre sin jugar tras ser apartado por Lamapard, quien marcó el gol de la tranquilidad tras controlar primero con el pecho, domarla con la rodilla, y reventar el balón desde dentro del área con una volea que llegó a besar el larguero antes de acomodarse en el fondo de la red. El ex del Real Madrid, sonriente, señaló el escudo durante toda la celebración.
El resultado sigue dejando al Chelsea lejos de la zona Champions, concretamente a cuatro puntos del Liverpool con un partido más, pero deja la sensación de que la era Tuchel arranca con buen pie y sin que nadie tenga las puertas cerradas de antemano.