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ESPANYOL

El caso Meléndez: 12 años y 11 partidos en Primera

El portero del Espanyol y Athletic celebra hoy su 64º aniversario después de vivir una carrera singular. Uno de los jugadores con más temporadas y menos partidos.

Carlos Meléndez.
JUAN FLOR

A los aficionados al fútbol en los años 80 la imagen de Carlos Meléndez, quien hoy celebra sus 64º aniversario, les evoca a un bigote y a un banquillo. Inconfudible la fotografía del guardameta vasco que se ganó el apodo de Macario, el muñeco de José Luis Moreno, debido a su parecido, y que después de pasar 12 temporadas por dos clubes históricos como Espanyol y Athletic solamente jugó 11 partidos en Primera División, a la sombra de Andoni Zubizarreta y Thomas N'Kono.

La carrera de Meléndez cambió el 27 de octubre de 1980, curiosamente ante el Espanyol y un día después del aniversario de la fundación del club perico. Guiños del destino. Después de jugar dos temporadas con 18 y 19 años en el Arenas de Getxo, Javier Clemente se lo llevó al filial del Athletic, donde jugó una campaña y se ganó el ascenso al primer equipo. De él hablaban que era un portero valiente y flexible de 1,80. Después de la retirada del Chopo Iribar, quien ocupa la portería rojiblanca de 1962 a 1980, al siguiente portero se le examinó como a un extrarrestre.

Había empezado el curso Aguirreoa, pero un 7-1 sonrojante ante el Real Madrid le dio la alternativa a Meléndez. En los primeros cuatro partidos, el Athletic recibió cuatro tantos y sumó cinco puntos (las victorias valían dos), un buen arranque. Pero se torció en Murcia, con un 5-4 en el que Meléndez no estuvo acertado, y en el 1-2 en San Mamés ante el Espanyol. Urbano Ortega anotó un gol de cabeza en el que el meta vasco salió a destiempo. La grada de La Catedral lo juzgó. Clemente lo devolvió al banquillo y hasta el curso 1985-86 solo actuó seis partidos más, ninguno de Liga: Zubizarreta se asentó en el equipo y el club ganó dos ligas.

De una noche de Brujas a tocar el cielo

Llegó luego al Espanyol, de la mano de Javier Clemente. De la sombra de Zubizarreta a la de N'Kono, otro de los porteros más carismáticos de la historia de LaLiga y de los años 80. Pese a ello, Meléndez se ganó el cariño de todos los aficionados pericos porque le tocó lidiar con dos partidos trascendentes en la historia del club: las semifinales de la UEFA de 1988 y los penaltis que devolvieron al Espanyol a Primera en 1990.

En la campaña 1987-88, Meléndez disputó cinco encuentros, dos de ellos de la famosa UEFA en la que el Espanyol perdió la final en Leverkusen. Tan dolorsa como inolvidable. El vasco jugó en Vitkovice, en los cuartos de final (0-0), y ante el Brujas en semifinales (2-0). Pese a la derrota, el equipo perico logró pasar a la final después de remontar en la prórroga jugada en Sarrià, uno de los encuentros más icónicos del anterior estadio.

La temporada 89-90, en Segunda, fue el curso con más participaciones, hasta nueve. Jugó siete partidos de Liga y la promoción ante el Málaga. En Sarrià el partido acabó 1-0, como en La Rosaleda. La eliminatoria se decidió en los penaltis. Meléndez le detuvo el penalti a Villa y Albert Albesa marcó el definitivo. El Espanyol regresaba a Primera. Meléndez, dos años después, como suplente de nuevo de un Espanyol que esquivó el descenso al final, decidió colgar las botas.