El vestuario che está “roto”
Maxi Gómez, desenchufado; Kang-in Lee, desquiciado; Thierry Correia, desconectado; los capitanes, encendidos; Guedes, con cortocircuitos… y el club refuerza la figura de Gracia.
El Valencia puso punto y final al año 2020 a las puertas de la zona del descenso. De hecho, no está en ella por la diferencia de goles respecto al Real Valladolid. La situación por Mestalla es preocupante y con el paso de las semanas se están dando los condicionantes para una “tormenta perfecta”: crisis social, crisis económica, crisis de resultados, un entrenador que quiso marcharse y ahora también un vestuario que está “roto”.
Lo dijo Javi Gracia en sala de prensa (“el equipo está roto”), refiriéndose al estado anímico de los jugadores tras la derrota en Granada, pero la frase también define el espíritu colectivo que hoy reina entre los jugadores. El vestuario está “roto” y ese oasis que tenía Gracia de puertas hacia dentro se está marchitando.
Gracia ha tenido el respaldo del vestuario desde el primer día que apareció por Paterna, inclusivamente cuando se reunió con Anil Murthy y puso su cargo a disposición. Entonces los jugadores le respetaron y hasta entendieron, pero le pidieron que una vez iba a continuar, borrón y cuenta nueva. Pero últimamente ese respaldo del vestuario es casi más por temor a qué vendrá (la sombra de inventos como el de Gay Neville sigue siendo alargada por Paterna).
Hay jugadores desenchufados con el proyecto, como Maxi Gómez, cuya actitud y reproches hacia el cuerpo técnico le llevó a la suplencia en Granada (AS ya informó que el Wolves le tenía en agenda); jugadores que se sienten de paso por Mestalla y temen que la dantesca temporada provocada por la gestión de Lim les pase factura en su caché. Otros como Kang-in Lee están desquiciados, desilusionados, viendo como su participación es residual y que el estilo de juego por el que aboga Gracia para salir de la crisis de resultados se aleja cada vez más de sus virtudes (contemplaría inclusive salir ahora en enero).
Guedes sufrió un cortocircuito mental contra el Granada (“Vete a la mierda” le dijo al árbitro en la cara) que evidenció que no se está con los cinco sentidos en las consecuencias de sus acciones. “No podemos quedarnos con 9 jugándonos la vida como nos estamos jugando”, dijo Gayà a la conclusión del encuentro, señalando también a Jason y sus amarillas injustificables. Mientras que otros como Thierry Correia han desconectado del día a día y un capitán como Carlos Soler fue sincero a la hora de hablar de un cambio de sistema contra el Sevilla que apenas se había trabajado.
El club mantiene su respaldo a la figura de Gracia
Respecto al futuro de Gracia, lo que se cuenta desde el club es lo mismo que tras la derrota contra el Sevilla: respaldo. Obviamente su crédito va menguando, pero hoy no se contempla su destitución. Se habla del calendario (Cádiz, Valladolid y Osasuna) y también de la ventana que se abre en el mercado de enero.
Anil Murthy cuenta que la intención es realizar algún refuerzo (lo mismo decía en verano). Pero también que no hay dinero (en eso no ha cambiado). Por Valencia, en los últimos días, a raíz de su visita a la ciudad por Navidad, se habla del regreso de Cristiano Piccini a la plantilla, un futbolista que se fue cedido a la Atalanta (congratulándose por ello estaba la directiva en agosto) y que, salvo por 52 minutos, lleva año y medio sin competir. Otro nombre propio es el de Ferro, un central que ha jugado cuatro ratos en el Benfica y que podría llegar en calidad de cedido a partir de la segunda semana de enero.
Gracia, porque llueve sobre mojado, desea casi más que no se le vaya nadie en enero que confianza en que le lleguen esos refuerzos. Cuando se le pregunta por el mercado, opta por un discurso de lanzar balones fuera, aunque a la segunda o tercera pregunta al respecto suele dejar en sus palabras ‘chinitas’ que apuntan a la cúpula. Gracia, que solo ha ganado tres partidos, ya no transmite energía de verano ni tampoco firmeza en sala de prensa. De su mensaje allá por septiembre de que pedía refuerzos para pelear por la historia del Valencia obliga a cualquiera que entre a ese vestuario a la frase con la que acabó la rueda de prensa en Los Cármenes: “Con lo que hay, nos tiene que dar”. Refiriéndose a salvar la categoría.