Poggi y los chicles: el amaño que le hizo ser más deseado que Zidane y conocido en China
Rafael Leao batió el récord al gol más rápido de la Serie A y desbancó a un jugador cuya historia con la marca 'Dolber' de gomas masticables le hizo célebre.
Rafael Leao ha devuelto a Paolo Poggi a la actualidad deportiva. El exdelantero italiano marcó un gol con el Piacenza a la Fiorentina en la temporada 2001-02 a los ocho segundos. Un récord de velocidad que ha batido este fin de semana Leao, al abrir el marcador del Milan ante el Sassuolo, cuando el reloj llevaba poco más de seis segundos en marcha. El nombre del hasta hace unos días plusmarquista de velocidad no les sonará a los más jóvenes, quizá tampoco fuera de Italia, pero Paolo Poggi, junto a Sergio Volpi, fueron los futbolistas más deseados de la Serie A a finales de los años 90, por encima de estrellas como Zidane (Juventus), Ronaldo (Inter) Rui Costa (Fiorentina) o George Weah (Milan). Hay que remontarse a la campaña 1997-98 para dar explicación a este fenómeno que recoge el portal de curiosidades Mundo Esférico y que llegó hasta la Cámara de los diputados.
Paolo Poggi (16 de febrero de 1976) era en esos momentos delantero del Udinese y Sergio Volpi (2 de febrero de 1974) llevaba la manija del centro del campo del Bari. En plena efervescencia por los coleccionables, los álbumes Panini eran los bienes más preciados por los niños y los cromos tenían mucho más valor que el dinero que costaba hacerse con ellos. La empresa de chicles 'Dolber' puso en marcha un concurso con su propio coleccionable a completar. Añadió una pegatina a sus gomas masticables con el rostro de un jugador del Calcio. Quien lograse completar el álbum tendría como premio un balón y la camiseta firmada por el ídolo que el ganador desease.
Todo claro. Los niños comenzaron a masticar chicles 'Dolber' y a intercambiar pegatinas. ¿Quién no ha hecho lo mismo con los cromos en alguna ocasión? "Te cambio a Batistuta por Del Piero". Pero había dos jugadores que se convirtieron en figuras de culto, no por su desempeño sobre el terreno de juego, si no por su ausencia cuando se abrían los envoltorios 'Dolber'. Efectivamente, nuestros protagonistas. El propio Poggi recordaría en Instagram el episodio en 2018 y lanzaba una pregunta: "¿Lo habéis encontrado?".
De la Cámara de los diputados a la televisión
Y de una pregunta a otra. "¿Por qué tu pegatina era imposible de encontrar?", le han llegado a preguntar a Poggi en China, según el propio protagonista desvela, sonriente, en una entrevista para La Gazzetta dello Sport. La búsqueda del delantero y el centrocampista hizo a los coleccionistas no solo derrochar liras, si no también consumir chicles de manera abusiva, hecho que hizo a Mauro Paissan, diputado italiano, intervenir por "el daño al consumidor y publicidad engañosa" que provocó la estrategia de 'Dolber'.
El caso llegó a ser tratado en el célebre programa italiano Mi manda Rai Tre, hecho que fue clave para que se descubriese, finalmente, la verdad detrás del concurso: la compañía solamente había impreso las pegatinas de nuestros protagonistas en una edición limitada con no más de cien copias, como reconoció tras el programa de televisión. El propio Poggi fue cuestionado en su día acerca del misterio, pero defendió estar tan sorprendido como el resto, ya que él no sabía nada acerca de la treta.
Piacenza como nexo de unión
Con todo resuelto, tanto el uno como el otro siguieron con sus respectivas carreras. El delantero se retiró en Venecia a los 38 años, donde todavía reside actualmente y, a buen seguro, que todavía hay quien le pregunta por el misterio de los chicles. El centrocampista, por su parte, llegó a ser internacional con Italia en dos ocasiones y se retiró en el Piacenza, después de vivir su mejor época en la Sampdoria, en la temporada 2010-11.
Curiosamente, mismo equipo en el que Poggi batió el récord que acaba de arrebatarle Leao. Seguro que cuando compartieron vestuario en el propio Piacenza, en la temporada 2001-02, recordaron sonrientes el amaño que les convirtió en los jugadores más deseados del país.