Antoñín y Bebé regalan al Rayo la última gran alegría del año
Los franjirrojos siguen imparables en Vallecas y vuelven al playoff. El Rayo fue superior a los canarios, que sufrieron dos lesiones y sólo remataron una vez entre los tres palos.
Hogar, dulce hogar. El Rayo volvió a Vallecas por Navidad, con el firme propósito de pasar las fiestas inmerso en playoff y no defraudó. Los franjirrojos, que se vistieron con el once de gala, vencieron gracias a los goles del pichichi Antoñín y del renacido Bebé. Más amargo resultó el reencuentro para Mel, que vivió el colmo de la mala suerte, con dos lesiones en apenas 23 minutos y un solo tiro entre los tres palos durante el envite. El técnico, también escritor, no pudo reescribir la historia y Las Palmas sigue sin conquistar su primer triunfo a domicilio.
Isi dio el pistoletazo de salida al partido, con un zurdazo que blocó Domínguez. Sin apenas tiempo de reacción, Las Palmas tuvo que lidiar con el primer golpe. No lo dio el Rayo sino la (mala) fortuna. Cedrés pisó mal, se hizo daño en la rodilla y tuvo que ser sustituido entre gestos de dolor a los cinco minutos.
Los franjirrojos continuaron su monólogo, con el balón, con las llegadas, probando a Domínguez. Lo hicieron los García por el ala izquierda. Solos o compinchados. Suárez sudó para desbaratar una contra comandada por Álvaro y rematada por Fran.
El central canario no fue el único. También tuvo que emplearse a fondo su guardameta, que firmó un paradón a un misil de Isi, como había hecho instantes antes a otro disparo del extremo murciano. Pero los visitantes no ganaban para disgustos. Dani Castellano sufría una lesión muscular en el 23’ para desconcierto insular.
Apenas tres minutos después, Las Palmas comparecía y Luca tiraba de reflejos para atrapar un cabezazo de Suárez. Eso no viró el rumbo del Rayo, que seguía a lo suyo. Lo intentó Catena de cabeza y Domínguez sofocó el peligro. El portero había sido protagonista por sus paradas y tuvo a Mel con el corazón en un puño por un fuerte golpe, pero pudo continuar.
Los locales pudieron irse con ventaja al descanso, pero una vez más no lograron cristalizar sus numerosas ocasiones. La segunda mitad dejó más sustos, aunque Óscar Valentín se repuso y, al poco, abrió fuego con un zapatazo desde fuera del área, que se perdió alto. No obstante, las pulsaciones del duelo habían caído en picado.
Menos mal que estaba Antoñín, el hombre gol del Rayo, para reanimarlo. Isi, cayéndose por la entrada de un rival, se la dejó al delantero que sólo tuvo que empujar el 1-0 y se coronó como el pichichi franjirrojo, con cinco dianas en Liga —cuatro de ellas en casa— y una en Copa. Está en racha.
Los madrileños tenían su premio, su tesoro, pero no se fiaban del enemigo. No querían contratiempos ni sufrimiento, como en capítulos anteriores. Probaron Trejo y Advíncula. Nada. Mientras que por el área local sólo asomó Curbelo y Luca lo zanjó sin mayor problema.
No estaba todo dicho. Bebé tuvo la última palabra y sentenció definiendo a la perfección solo ante Domínguez, tras el error de Athuman. El portugués se estrenó como realizador esta temporada, después de estar un año de baja por su lesión de cruzado. Su felicidad fue la de todos sus compañeros. Las Palmas se despide de 2020 en tierra de nadie y en tierra prometida se comerán el turrón los vallecanos. Su hogar, dulce hogar, debe seguir siendo esa brújula para el ansiado ascenso...