El Salamanca está en ruinas
El club, que tenía como objetivo ascender, es colista con tres puntos. Hay problemas económicos, las peñas piden vender, el entrenador no tiene licencia...
Desde la extinción de la mítica Unión Deportiva Salamanca, en la ciudad dos equipos compiten con ilusión y entusiasmo por acercarse lo máximo posible al fútbol profesional: Unionistas y Salamanca CF UDS. Hasta el momento, han ido prácticamente de la mano, con ascensos meteóricos y una especie de continuidad en Segunda División B. Pese a que las ideas de ambos clubes son prácticamente contrapuestas, deportivamente han seguido el mismo camino hasta la temporada actual. Ahora, el club de fútbol popular está lanzado, camino de la fase de ascenso a LaLiga SmartBank y liderando un grupo en el que también se encuentran el Pontevedra o el Deportivo de la Coruña. Por el contrario, el Salamanca está en ruinas y no solo a nivel de resultados.
El equipo es un desastre. Tras ocho jornadas disputadas cierra la clasificación del Subgrupo A con tres puntos. Una victoria y siete derrotas son un pésimo aval. Solo ha marcado cuatro goles y ha encajado 14. Para colmo, esta temporada no ascender ya es descender, por el hecho de que se va a crear una categoría intermedia entre LaLiga SmartBank y la tradicional Segunda División B. Quedan diez jornadas por disputar y la diferencia con el siguiente escalafón empieza a ser preocupante. El Salamanca está a ocho puntos del sexto. Cabe recordar que el principal objetivo del club era llegar al fútbol profesional lo antes posible y que esta temporada arrancó con la meta de alcanzar la Segunda B Pro para que el proyecto no se quedase estancado. Ahora, alcanzar la cuarta, quinta o sexta posición ni siquiera le garantiza ese ascenso y quedar por debajo incluso le implica el riesgo de bajar a Tercera. Si se produce ese declive, el ambicioso proyecto pendería de un hilo.
Pero, ¿hay motivos para creer que el Salamanca le puede dar la vuelta a esta situación? Lo cierto es que, a día de hoy, no hay demasiados clavos a los que agarrarse. Tras una nefasta crisis de resultados, el derbi ante Unionistas era un rayo de luz al final del túnel. Un triunfo hubiese cambiado por completo la dinámica del equipo. Sin embargo, una nueva derrota, la sexta consecutiva, no solo bloquea al equipo en lo más bajo de la tabla, sino que, además, aúpa al eterno rival a la primera plaza. Independientemente de todo ello, el club tiene un grave problema coyuntural, algo que ha despertado innumerables críticas desde la afición, que anhela aquellos principios fundacionales que hacía vibrar a parte de la provincia.
El dueño y presidente del Salamanca CF UDS es Manuel Lovato, un empresario mexicano que no reside en la ciudad y que lleva más de un año sin acercarse a seguir de cerca la evolución del club. Dicho de otra forma, los seguidores del club piensan que el mandatario lo tiene completamente abandonado, con toda la repercusión deportiva que acompaña a tal circunstancia. Es más, las peñas han firmado esta misma semana un manifiesto pidiendo desesperadamente la venta del club. Así reza el escrito:
"Ante estas circunstancias bochornosas, decimos basta a la persona que está manchando nuestro escudo, nuestro estadio, nuestro himno, nuestra ciudad y nuestra historia. Usted, señor Lovato, nos devolvió el fútbol, y por ello le estaremos eternamente agradecidos pero todos sabemos que su momento se acabó. Se acabó porque la afición del Salamanca está harta de sus promesas incumplidas, de los cambios constantes de entrenador, de los impagos, del infame espectáculo que vemos cada semana en el campo, de ser la parodia del fútbol español. Dijo una vez que se marcharía cuando la afición lo pidiera y está claro que ese día ya ha llegado. Por ello, pedimos que cumpla por primera vez con su palabra y que “venda” el club a alguien que crea en él y lo haga crecer. Márchese y trascienda como la persona que hizo resurgir al Salamanca entre sus cenizas. Márchese ahora y no trascenderá como el sepulturero de la Unión".
Desde luego, para un comunicado tan tajante hay una larga historia detrás. Y no única y exclusivamente está basado en la distancia entre la residencia de Lovato y Salamanca. En los últimos años, la política de fichajes del club se ha basado en incorporar a futbolistas jóvenes del mercado latinoamericano, que llegan a España para curtirse y buscar un hueco en la élite en los años posteriores. Siempre ha habido ese runrún con el equipo, por ello: si uno salía de alto nivel, el salto cualitativo sería considerable. También hay otro riesgo, que ha sido más frecuente: demora en la llegada a las instalaciones por visados, pasaportes, permisos de trabajo... Pobre rendimiento por la dificultad de adaptarse a la categoría, falta de entendimiento con el rol, visión de la entidad como una vía de paso, demasiados cambios para buscar el ascenso...
Monárrez, un flaco favor
El cúmulo de problemas del Salamanca llegó a su punto más alto cuando Monárrez, futbolista llegado a la ciudad hace apenas unos meses, sobrepasó la línea con un aficionado. El jugador fue despedido fulminantemente después de enzarzarse con un seguidor en redes sociales. En una tensa conversación, ambos hicieron por reunirse, en tono beligerante, utilizando expresiones como "hay asuntos por resolver", "gritando como un perro en la grada no ganas nada", "pedazo de imbécil" o, para rematar, "quieres asustar a un mexicano con esas palabras pedazo de pendejo. Puto español de mierda". El club actuó de inmediato y pudo resolver una de las decenas de contratiempos que golpean a diario la puerta del Helmántico.
Problema con los sueldos
A finales de noviembre, el Salamanca pudo abonar a su plantillas y miembros de su cuerpo técnico la mensualidad de octubre que tenían pendiente. Pese a los problemas económicos de la entidad, tienen claro que es prioritario que todos estén al corriente de pago. Eso sí, si bien los protagonistas a pie de campo no tienen retrasos en su nómina, el club sigue teniendo pendientes atrasos de la pasada temporada con responsables de cantera y exjefe de los servicios médicos, José Ignacio Garrido.
Rafa Dueñas, el líder
A día de hoy, Rafa Dueñas es entrenador del Salamanca. El club parecía haber encontrado a un técnico para larga duración, como era el caso de Sergio Egea. Tenía experiencia en Segunda División y parecía el hombre idóneo para llevar a la entidad a la élite del fútbol español. Sin embargo, los malos resultados iniciales llevaron a la directiva a destituirle y recurrir, de nuevo, al comodín Dueñas. ¿Pero quién es el hombre que sostiene con firmeza desde la ciudad el día a día del Salamanca?
Rafa Dueñas llegó para ser ayudante técnico, pero el vaivén de entrenadores la pasada temporada (hubo hasta cinco cambios y pasaron Larrazabal, Pablo Cortés, Chiquimarco, Trejo y el propio Dueñas) le hizo sentarse en el banquillo. Ahora, ha vuelto a coger el mando de míster, cargo que compagina con el de director general. Eso sí, urge solucionar: no tiene licencia. Es un hombre de club y considerado la mano derecha de Manuel Lovato, que maneja desde la distancia. En otras palabras, es el responsable sobre el terreno y tiene potestad para marcar fechas, pautas y metas. Tras conocerse su nombramiento como nuevo entrenador, anunció que el objetivo era terminar la temporada entre los tres primeros para garantizar así la presencia en la Segunda B Pro.
Ahora, la competición entra en stand-by hasta después de Navidades. Es tiempo de reflexionar y de hacer movimientos para revertir la crítica situación. Así lo anunció el propio Dueñas, crítico tras la derrota ante Unionistas: "Son muchos puntos los que tenemos que conseguir, porque si fuéramos con 10 o 12 hablaríamos de retoques, pero... Ahora mismo tenemos que buscar la manera de revertirlo. Tenemos claro lo que vamos a cambiar".