El Espanyol del "no se vayan todavía, aún hay más"
Cinco de sus seis últimos partidos, entre ellos sus tres victorias seguidas, se han resuelto en el tramo final. El 28% de sus goles llegan en el último cuarto de hora.
Aunque parezca una obviedad, los partidos del Espanyol duran 90 minutos. Y más. Sobre todo, en las últimas jornadas. Se ha convertido el conjunto perico en un especialista en decidir los resultados –ahora, para bien y no hace tanto, para mal– en los tramos finales, en esos momentos en que no hay margen de maniobra para reaccionar. En instantes de infarto. A nadie le conviene cambiar de canal antes de que lo decrete el árbitro porque, probablemente, todo esté por suceder: “no se vayan todavía, aún hay más”.
La actual racha de tres victorias consecutivas del Espanyol no se podría entender sin esos minutos finales. La apoteosis ocurrió el domingo, ante el Sporting de Gijón, cuando Wu Lei anotó el 1-0 para los pericos en el 88' y Darder sentenció en el 97'. Pero no anduvo mucho más alejado de ese tramo el equipo de Vicente Moreno contra el Cartagena, el miércoles pasado, cuando remontó con goles de Nico Melamed en el 75', de Raúl de Tomás de penalti en el 80’ y con la guinda de Javi Puado en el 85'. Y frente al Zaragoza, si bien Óscar Gil había avanzado al Espanyol un poco antes, en el 70', puso la puntilla Darder en el 83'.
Nueve puntos de nueve que se fraguaron en una fase de los partidos que el Espanyol domina a la perfección. El 28 por ciento de sus goles, siete, los ha anotado en el último cuarto de hora. Y otro 20 por ciento, cinco, han llegado entre los minutos 61 y 75. Es el blanquiazul un equipo de segundas partes, en las que ha marcado 16 de sus 25 dianas. Los de Vicente Moreno maduran los partidos, cansan a sus rivales y hacen valer su fondo de armario.
Pero no hace falta remontarse muchas jornadas atrás para toparse con el efecto adverso. El Girona remontó en el RCDE Stadium con goles en los minutos 83 y 88, mientras que el Fuenlabrada empató de penalti en el 87’. En definitiva, cinco de los seis últimos encuentros del Espanyol –exceptuando el de Butarque, contra el Leganés– se han decidido en esos minutos de órdago en los que el fútbol se vuelve irreversible.