El Leganés se atasca en el miedo a perder y tapa su poder ofensivo
El cero a cero ante el Tenerife dejó entrever el lado menos arriesgado de los de Martí. Sus cambios nunca fueron atacantes y primó el anhelo por conservar el punto.
El Leganés ha convertido un tópico en su modus vivendi, especialmente fuera de casa. “Cuando no puedes ganar, al menos intenta no perder”, cuenta el refrán al que se aferran los pepineros. La falta de arrojo ante un Tenerife débil y bisoño demostró esa tendencia que se ha instalado en el equipo, especialmente después de algunos tropiezos serios allende Butarque. Las derrotas en Lugo (2-1), Castellón (2-0), Sabadell (1-0) y Ponferrada (3-2) hicieron mucho daño. De ahí que ahora los blanquiazules se hayan propuesto, ante todo, sumar. Aunque sea de uno en uno. Aunque sea a costa de una imagen alejada del tercer plantel con más valor de la categoría.
En algunas de esas derrotas dejó el Leganés impronta de equipo agresivo, con más presencia en el área contraria que en los dos únicos empates conseguidos, duelos en los que, pese a sumar, el Leganés no amenazó en demasía al contrario. Sucedió en Albacete (0-0). Ayer se repitió en Tenerife.
Porque en la isla, más allá del inicio de la segunda parte, cuando el Leganés, ahí sí, embotelló a los de Ramis en su área, no fue un equipo capaz de someter a su contrario. De hecho, los chicharreros acabaron con más posesión (52,1%) y casi los mismos remates que el Leganés: doce frente a los quince madrileños. Eso sí, fue el equipo de Martí el único que generó peligro entre palos, con cinco remates frente al un solo tiro local.
“Teníamos muy claro que veníamos a por la victoria. Cuando no puedes ganar, empatas. Está claro que las ocasiones las hemos generado. Hemos tenido las oportunidades. Creo que hemos sido superiores en esa faceta. Nos podíamos haber llevado el triunfo. Aquí lo único que sirve es seguir sumando. Yo siempre que sumo, me quedo con ese punto. Nos habría gustado ganar, claro”, insistió Martí en rueda de prensa.
Cambios con aspecto conservador
En su intervención el técnico mallorquín defendió que los suyos trataron de llevarse el duelo, pero sus cambios hablaban más de conservar el resultado. De evitar perder. Las cuatro sustituciones que ejecutó (se dejó una sin hacer) fueron para reemmplazar a jugadores por otros que podrían ejercer en el mismo perfil. Nada de reciclajes para buscar la meta rival. Una tendencia a protegerse para evitar sustos que se dejó especialmente ver en dos de esos relevos.
Uno llegó, en el minuto 63, cuando Bustinza se lesionó y Martí escogió a Rosales para ser su reemplazo. Lateral por lateral. Palencia, que con Martí ejerce de interior y no de lateral (su puesto natural, como el propio Martí admite) siguió en esa posición adelantada pese a que el Leganés tenía especialistas ofensivos esperando oportunidad, como Dani Ojeda. La alternativa de usar un delantero para retrasar la posición de Arnáiz y reubicar a Palencia de lateral también habría significado un cambio atacante. Pero esta vez se escogió evitar riesgos.
El deseo de mantener el resultado y conservar al menos el empate se dejó entrever también con el cambio de Rubén Pardo, que dejó el terreno de juego en el 88’ por Luis Perea, un medio centro de corte mucho más defensivo y más centímetros de altura con el que taponar los riesgos de acercamientos tinerfeños. En esos últimos minutos el Leganés dio por bueno el 0-0 y no se lanzó a por el contrario, un Tenerife encerrado y abonado al balón largo al final del duelo.
Tendencia defensiva
Y no es la primera vez. Ante el Málaga en la Rosaleda, con 1-2, el Leganés jugó por momentos con cuatro centrales y dos laterales en el once. Tampoco es la primera vez que, en Butarque, con un resultado a favor, los hombres de banda o delanteros dejan su espacio a medio centros o laterales con los que blindar la media. Sucede, sin embargo, que en esos casos resulta más entendible la tendencia defensiva para conservar los tres puntos.
Lo infrecuente es hacer cambios conservadores cuando el resultado es de empate y tu rival no da señales serias de generar peligro, como sucedió en el Heliodoro Rodríguez López. El Lega lanzó de nuevo un claro mensaje de, más vale punto en mano, que ciento volando. Aunque para lograrlo se deje girones de ambición y continúe sin ser el equipo poderoso que se le exige y que, por ejemplo, desplegó contra el Espanyol en la victoria más rotunda y convincente del curso.