El Nápoles honra a Maradona
También se jugó un partido en el estadio San Paolo. En la tarde del adiós al Pelusa, batieron 2-0 al Rijeka gracias a los tantos de Politano y Lozano.
Llegar esta tarde a Fuorigrotta fue muy raro. Tocaba atravesar la capital de Nápoles, vacía, callada por la COVID y el confinamiento y, de repente, encontrarse en un viaje en el tiempo. Atascos, banderas, olor a bengalas, motos aparcadas por todas partes, y gente, mucha gente. La que, en el estadio que muy pronto dejará de llamarse San Paolo, desapareció desde febrero.
Miles desafiaron el confinamiento porque tocaba despedirse del más grande, del único hombre capaz de entender la frustración de un pueblo que en Italia nunca termina de encontrar su sitio. Diego fue napolitano desde que el 5 de julio de 1984 pisó ese césped por primera vez. Dijo que venía a ganar “por los niños pobres de Nápoles”, y ya lo había entendido todo.
A las puertas del futuro estadio Maradona, llegaron personas de todas las edades. La ciudad respiraba tristeza y no hacía falta haber tenido la suerte de verle jugar en persona para comprender ese dolor. Se fue un trozo de nuestras vidas, de nuestras familias. Les desafío a encontrar una casa napolitana que no conserve en algún rincón una cara de Diego. No la encontrarán.
Lorenzo Insigne ejerció de capitán y apareció entre la gente, besando una camiseta colgada en las puertas del campo, con Tommaso Strarace, último de aquel Nápoles legendario que sigue en el club. El ambiente, ahí fuera, decíamos que parecía “el de un día de partido”. Durante horas nos olvidamos que, efectivamente, era un día de partido. El Nápoles se jugaba contra el Rijeka su futuro en la Europa League. Todos los azzurri saltaron al campo vistiendo el dorsal 10, el que en el equipo está vetado desde el año 2000 (menos en los dos cursos de Serie C, por una cuestión de normas y testarudez).
Las pantallas gigantes mostraron la cara de Diego durante todos los 90 minutos. Su imagen, ante el ‘esqueleto de multitud’ que son las gradas vacías, multiplicaba la tristeza. Politano abrió la lata en el 41', empujando entre palos un centro raso de Zielinski. Lozano, en el 75', aprovechó un pase de Insigne para el 2-0. Los partenopei ganaron y ahora lideran su grupo. Nadie lo celebró.