Lato: "No me siento presionado por tener que suplir a Gayà"
Toni Lato (La Pobla de Vallbona, 1997) comparte con Gayà posición, otro producto de la fábrica de laterales zurdos de Paterna, y sentimiento de pertenencia.
Toni Lato (La Pobla de Vallbona, 1997) comparte con Gayà posición, otro producto de la fábrica de laterales zurdos de Paterna, y sentimiento de pertenencia. La lesión de Gayà le da galones de titular durante varias semanas. Primera ocasión, ante el Atlético de Madrid.
¿Da presión tener que suplir a Gayà?
Presión, ninguna. Da rabia tener que hacerlo porque está lesionado. Jose (Gayà) es un tipo 10 y es nuestro capitán. Pero presión no es lo que siento. Su baja es importante para nosotros, pero voy a dar todo lo que está a mi alcance. Siempre asumo el rol que me toca en cada momento y ahora también la responsabilidad de ocupar el lateral… si el míster me elige, claro.
¿Le ha dado Gayà algún consejo o le ha dicho algo?
Pues si le soy sincero, con los protocolos por el Covid-19 ni le he visto esta semana.
¿Se han acostumbrado a convivir con el Covid?
Lo más extraño sigue siendo jugar sin público. Pero el día a día también ha cambiado. Nosotros ahora hemos tenido por desgracia otro caso y hasta que tengamos nuevos resultados de PCR nos toca entrenar en grupos reducidos.
A usted el fútbol le viene de cuna.
De pequeño me dieron un balón y “ale, entretente”. Mi tío jugó en el Levante (Vicente Latorre), mi padre llegó a Segunda B, también otro tío jugó en el Lliria; mi madre y mi tía jugaron en la Selección Valenciana; mi hermano es portero en el Vallbona. Una cena en mi casa es una tertulia de las vuestras: unos del Valencia, otros del Levante… una locura. (ríe).
¿Ser canterano es un valor añadido?
Yo creo que algo implica, sí. Para mí jugar en el Valencia es la ostia. Mi primera vez fue con el prebenjamín. A Carlitos (Soler) lo conozco desde los 6 años … El camino hasta aquí es muy largo. Muchos compañeros, que eran muy buenos, no llegaron a debutar con el Valencia. Es un cúmulo de experiencias, de sentimientos, de valores… Sí, creo que es un valor añadido.
¿Alguna vez pensó que no llegaría?
Nunca. Siempre tuve claro los sacrificios que tenía que hacer para llegar. Y eso que de pequeño tenía miedo a muchas cosas. Si marcaba un gol, lloraba porque era tímido. Era muy vergonzoso. Pero tenía claras las metas y mi sueño siempre fue jugar en el Valencia.
¿De qué le sirvió su experiencia en Eindhoven?
Fue tan complicado, que de mucho. Y eso que fue breve. Desde el mismo instante en el que llegué vi que la cosa no era lo que me habían dicho. Y no sé muy bien por qué. Puede que influyera el cambio a última hora de contrato (de traspasado a cedido), pero desde luego por rendimiento no fue, porque apenas me dieron oportunidad. Aquello me sirvió para pensar más en mí mismo. Aprendí a ser un poco egoísta, que a veces también es bueno. Por suerte todo cambió en Pamplona. En Osasuna sí me sentí arropado desde el minuto 1. Por el director deportivo, por los compañeros, por el cuerpo técnico… A Osasuna le tengo cariño.
En verano regresa al Valencia y del vestuario solo hacen que salir jugadores, ¿cómo se vivió esa circunstancia desde dentro?
Los jugadores somos exigentes y queremos jugar con los mejores. Fue una situación extraordinaria y complicada para el club, la afición y también para nosotros. Pero el Covid-19 afecta mucho a los clubes. Esas salidas también nos han dado una oportunidad a los jóvenes.
El último en irse fue Kondogbia, a quien se enfrentarán en Mestalla.
Un grandísimo jugador. Pero desde el instante que decidió irse, los que nos quedamos sabíamos que ya sí que sí éramos los que íbamos a estar. El equipo es joven, pero también ambicioso y ha demostrado fortaleza mental. El compromiso del cuerpo técnico es total.
¿El conato de salida de Gracia le afectó al vestuario?
Nunca ha habido ninguna fisura entre el cuerpo técnico y los jugadores. La comunicación es muy buena y la línea de trabajo siempre ha sido la misma. Los técnicos son de 10 y estamos a muerte con ellos.
¿Y qué se puede esperar de este Valencia?
Que compitamos cada partido. Sabemos la exigencia que tiene representar al Valencia, pero tampoco hay que ponerse metas a largo plazo. Es un año de transición. Se han ido jugadores importantes y los jóvenes tenemos que tirar del carro. Estamos viendo que el equipo tiene ambición y nunca se rinde. Si somos nosotros, somos un equipo fuerte. Se demostró ante la Real Sociedad, ante el Real Madrid…
¿Tienen explicación a los altibajos en los partidos, a los comienzos como el de Vitoria?
Cuando no sales como toca en Primera División, es muy difícil y cualquier te puede meter dos goles en 15 minutos. La clave está en ser nosotros desde el minuto 1.
Un equipazo. Para mí, a día de hoy, el mejor de España y uno de los mejores de Europa. Físicamente fuerte, rígidos tácticamente y con muchos recursos arriba. ¿Pero por qué no podemos ganarles como a la Real Sociedad o al Real Madrid?