Ediciones
Resultados
Síguenos en
Hola

ESPANYOL

Los inevitables dos goles en contra

Aunque Diego López ha realizado 27 paradas, los dos goles recibidos fueron más mérito del rival que despistes de un Espanyol que sigue siendo solvente.

Cabrera, Calero y David López.
Gorka Leiza

Vaya por delante que el sistema defensivo del Espanyol es fiable y que Diego López ha superado el récord de imbatibilidad en Segunda (537 minutos) y la marca del Super Depor en la campaña 1993-94 (solo un gol) en las primeras diez jornadas. Una plusmarca que tiene como principal protagonista al gallego, cuyas 27 paradas han sido determinantes. Solo dos tantos recibidos en 990 minutos, con un altísimo índice del 92% de remates detenidos.

La figura del portero también se agrandó ante el Lugo con 2-1 y dos intervenciones de mérito. El veterano jugador de 39 años es más causante de la gran racha en el casillero de goles recibidos que el excelente sistema defensivo perico, que ha tenido desantenciones como se vio en los encuentros ante Oviedo o Sabadell, donde Diego López salvó también goles que parecían cantados.

Pero, curiosamente, los dos tantos recibidos no han sido fruto de las desatenciones del Espanyol. De hecho, ambos han sido casi calcados: un centro lateral por detrás de la línea del área con la defensa del Espanyol lejos de la meta y bien colocados. Pero la ejecución rival fue perfecta, ejemplo de que no todo los goles recibidos tienen que ser fruto de los errores del equipo defensor.

En Vallecas, Isi Palazón enganchó una volea desde el filo del área grande después de un centro sin a priori peligro desde la izquierda. Leandro Cabrera y Dídac Vilà estaban pendientes de su marca y se hundieron demasiado, pero el remate de Isi fue perfecto técnicamente y su lanzamiento conllevó mucha dificultad para Diego López. Ante el Lugo el mérito incluso del Lugo fue mayor. Apenas había cinco metros entre Cabrera y Fernando Calero pero el centro envenenado de Juanpe le llegó a la cabeza del delantero, que impactó un remate casi imparable. Las dos únicas veces que el meta ha recogido el balón de su portería.