Aprobados y suspensos del Celta: Comisión de fiestas en defensa
Araújo regaló el segundo gol y Murillo, el tercero. Fontán jugó como lateral y la Real se encontró una autopista. Aspas rompe el empate con Hermidita.
Rubén Blanco: Mala tarde para reaparecer. Sus compañeros ofrecieron todo tipo de facilidades para que la Real lo acribillara. Evitó que los donostiarras alcanzaran la media docena de goles.
Carreira: Lo único rescatable de la zaga. Aunque sufrió con la explosividad de Barrenetxea, por lo menos salvó los muebles a nivel individual. Firmó una notable incorporación al ataque en la segunda parte poniendo un balón de oro para Aspas. No se esconde.
Araújo: No levanta cabeza. Extremadamente blando en el segundo tanto de la Real. Óscar lo sustituyó al descanso.
Murillo: Desastroso. Se durmió en el tercer gol visitante y Portu lo arrolló. En la primera parte ya había cometido un error grosero por no ser contundente con el balón. Le cuesta un mundo reaccionar, incluso defendiendo jugadas de estrategia
Fontán: Vivió una pesadilla como lateral. Óscar sorprendió situándolo en la banda izquierda y dejando en el banquillo a Olaza. La apuesta no le pudo salir peor. El canterano no paró de hacer faltas desde los primeros minutos y la Real todavía explotó más su costado con la entrada de Portu al descanso. Así llegó el cuarto tanto. Por si le faltaba algo, Fontán fue expulsado en el último minuto del encuentro.
Tapia: Desbordado. Le roban la cartera en la jugada del 0-1. No dio abasto para tapar huecos ante el dominio vasco en la medular. Derrochó pundonor hasta el pitido final.
Beltrán: A la deriva. No encontró su sitio, ni con doble pivote ni posteriormente moviéndose como interior. Dispuso de una buena ocasión dentro del área, pero puso de manifiesto que no es un centrocampista con llegada.
Baeza: Desaparecido. Apenas intervino en el juego. En el descanso se quedó en el vestuario.
Denis: Entonado. Incisivo en la presión y filtrando pases. Mejor arrancando desde la banda izquierda que de interior. El único brote verde del partido para el Celta.
Nolito: Solo voluntad. Empezó formando dupla atacante con Aspas, pero Óscar no tardó en cambiar el dibujo y madarlo a la banda. No está fino en la finalización y malgastó con un flojo disparo una de las escasas ocasiones de gol de su equipo.
Aspas: Récord sin magia. En las dos ocasiones que sus compañeros encontraron sus constantes desmarques, remató al lateral de la red. Marcó de penalti, un tanto que rompe el empate que mantenía con Hermidita como máximo goleador de la historia del club en Primera.
Aidoo (entró por Araújo): Aportó un mínimo de contundencia defensiva en su reaparición tras haber superado el coronavirus. Espeso con el balón.
Brais (entró por Baeza): No está para ser titular, pero tampoco se merece ser el suplente de Baeza. El Celta experimentó una leve mejoría con la aparición del mosense después del descanso. Provocó el penalti.
Mina (entró por Beltrán): Gris oscuro. Lejos de revolucionar el ataque, pasó sin pena ni gloria por el partido. Le cuesta un mundo combinar incluso en acciones sencillas para un jugador de Primera.
Mor (entró por Nolito): Su aparente rehabilitación futbolística fue un sueño de verano. Cierto es que saltó al terreno de juego cuando su equipo ya había tirado la toalla, pero el turco solo dio señales de vida para protestar al árbitro y para arriesgar con el balón a muchos metros de distancia de la portería realista.