El calvario de Ben Chilwell
El defensa del Chelsea se ha abierto en redes sociales y ha confesado el bajón de confianza que sufrió el año pasado y cómo se rehizo.
Ben Chilwell protagonizó uno de los traspasos del verano cuando el Chelsea depositaba más de 50 millones de euros en las arcas del Leicester, como parte del megaproyecto blue. Las fantásticas actuaciones del lateral le colocan un cartel de jugador de gran presente y futuro brillante, gracias al largo recorrido que le queda, a sus 23 años. En sus primeros choques con su nuevo equipo ya ha demostrado sus capacidades, pero no estamos aquí para hablar de algo sobradamente conocido como es su fútbol. Nadie imaginaría que un futbolista como él, internacional y rindiendo a un excelso nivel semana tras semana, estuviese pasando por un bache como el que el propio protagonista narra en su cuenta personal de Twitter.
El pasado año, el de Milton Kaynes vivió un bajón de confianza que le "afectaba en su vida diaria" e a insta quien tenga un problema a abrirse y a no tener miedo a compartir sus temores, ya que eso fue lo que a él más le ayudó. El mundo del fútbol es complicado y hay que saber sobrellevar tanto los momentos buenos como los malos. Uno no puede dejarse arrastrar por la ola del éxito ni hundirse bajo la losa de la desconfianza que puede desembocar en peligrosas depresiones. Sirva el triste caso de Jeremy Wisten como ejemplo.
"El año pasado pasé por un período en el que mi confianza se vio afectada y me afectó en mi vida diaria, finalmente, hablé con alguien sobre ello y descubrí que me ayudó mucho. En el fútbol, especialmente, a la gente no le gusta mostrar debilidad. Pero es importante hablar de las dificultades o problemas de tu vida con los demás. Todo el mundo está pasando por algo complicado y haya visto este tuit espero que sienta que es capaz de hablar con alguien sobre algo que le preocupa, cuando antes no podía".
Así reza el mensaje de un Ben Chilwell que muestra la cara más humana del fútbol. Una cara que, a veces, se olvida y ello desemboca en extremos que hay que evitar. Tanto para lo bueno como para lo malo. El del Chelsea lo tiene claro: los problemas mentales son un enemigo difícil de superar y para salir de todo bache no hay que cerrarse en banda. La debilidad bien entendida, en ocasiones, es la mejor de la aliadas.