Mérida, con un golazo, y Puado bordan la estrategia del Espanyol
A balón parado se reencontraron los pericos con la victoria y sostienen su liderato, ante un Mirandés que les discutió el balón pero que no tuvo remate.
Estrategia. La de cada seguidor perico y jabato al ingeniárselas para ver un partido en pleno horario laboral, estudiantil o de siesta. Y la que gana partidos, la que al fin exprimió el Espanyol y que a los tres minutos ya provocaba los saltos en el banquillo de su mente pensante, Dani Pendín, tras el golazo que abría el marcador. A balón parado forjó el líder su triunfo tras el varapalo de Vallecas; y parado, en exceso, se quedó el Mirandés en los dos goles que decidieron la extraña tarde de miércoles en el RCDE Stadium.
Mientras que José Alberto dispuso de lo mejor que tenía, en una convocatoria con solo 18 jugadores disponibles, sacudió Vicente Moreno el árbol entre rotaciones de la jornada intersemanal y las consecuencias de la derrota en Vallecas. Aún sin Wu Lei ni Keidi Bare, entraron Pedrosa, Melendo, Embarba y Óscar Gil, quien estrenó titularidad con el Espanyol y que fue partícipe, a los tres minutos de partido, del 1-0.
Cuando todo indicaba que Fran Mérida iba a colgar el balón en una falta situada a tres cuartos de campo, el lateral se la pisó y el mediocentro fue avanzando metros, con todo el Mirandés sorprendido y paralizado, hasta que en la frontal asestó un magnífico zambombazo. El primer gol de Mérida con la blanquiazul. Impecable acción ensayada, de esas que debes aprovechar porque difícilmente podrás repetir.
Aun con el marcador favorable tan pronto, no se paseó el Espanyol. Los rojillos, como empieza a ser un clásico en los rivales pericos, trataron de obstruir con una presión alta la salida de balón local. Y se movieron bien por las bandas, especialmente la de Jirka. Pero les faltó la puntilla. El remate. El gol. Y lo pagaron caro.
Al filo del descanso y en otra acción a balón parado, esta vez no ensayada, entre Lizoain y el palo evitaron el segundo tanto blanquiazul, pero nada supieron hace el resto de jugadores del Mirandés, inmóviles, ante el rechace que sí recogió Puado para establecer otro estreno de la tarde: el suyo como anotador con el Espanyol en Segunda, categoría en la que otrora fuera goleador cedido en el Zaragoza.
Se repitió el guion en la segunda mitad, con Carlos Julio amenazando desde el flanco derecho pero sin rematador, y con el Espanyol acechando sin necesidad siquiera de posesión. El canterano Jofre Carreras dispuso nada más entrar de una doble ocasión clarísima para acabar de sentenciar el choque. También la tuvo, y de hecho la aprovechó, un Raúl de Tomás que perforó la portería a pase de Mérida antes de que Moreno Aragón decretase un milimétrico, pero certero, fuera de juego. Djouahra, que había entrado de refresco, igualmente reivindicó una ocasión para los rojillos a un minuto del final.
Y así se fue desvaneciendo un encuentro con un prescindible segundo tiempo que sitúa al Espanyol como líder en solitario, al menos hasta que este jueves visite el Sporting al Málaga, y que supone la primera derrota, en concreto los primeros puntos, que pierde a domicilio esta temporada el Mirandés. Tienen mérito los jabatos.