La explosión tardía de Felipe
A sus 31 años, alcanzó los 350 partidos en su carrera durante el parón. Ha jugado los 270 minutos cuando el curso pasado llevaba uno y quiere mantenerse inamovible.
El el fútbol de hoy en día cada vez se prima más la precocidad y se buscan antes los cracks del futuro. Mientras Ansu Fati maravilla al mundo y se asienta como titular en la Selección sin haber cumplido la mayoría de edad o Luka Romero ve como España y Argentina ya hablan de su reclutamiento tras debutar en Primera con 15 años y 219 días, también hay casos opuestos.
Y en ese lado contrario de la balanza está el atlético Felipe Monteiro. El central brasileño de 31 años, uno de los fichajes más destacados de la pasada temporada en LaLiga, celebró durante el parón internacional los 350 partidos en su carrera deportiva disputando los últimos 19 minutos con Brasil frente a Bolivia sustituyendo a Thiago Silva. En total son: 17 en el União Mogi, 34 en el Bragantino, 116 en el Corinthians, 142 con el Oporto, 39 con el Atlético y dos con Brasil, debutando como internacional el 12 de septiembre de 2018 a sus 29 años.
Unas primeras participaciones con su selección muy tardías y unos 350 partidos que, comparados con otros jugadores, implican una cantidad baja para su edad. Y más teniendo en cuenta que en las últimas seis temporadas ha disputado 257 encuentros, algo más de 42 por curso gracias a su resistencia a las lesiones. Por ejemplo, el capitán del Atlético, Koke Resurrección, acumula 504 partidos con 28 años, 460 solo con el primer equipo colchonero (más 44 con la Selección). Saúl por su parte lleva 319 encuentros con 25 años, seis menos que Felipe.
Galones en el Atlético
Pero todo tiene una explicación. Como Benjamin Button, Felipe parece haber ido rejuveneciendo con cada año de carrera tras comenzar a eclosionar cuando la mayoría de futbolistas llevan años en primera. Como explicó AS en su fichaje, los inicios del central fueron completamente atípicos. Con 19 años, Felipe llegó a desistir del fútbol tras ser rechazado en las pruebas de más de una docena de clubes. Entonces, pasó a trabajar repartiendo setas para su suegro, en restaurantes de São Paulo. Hasta que el Bragantino se interesó por él tras analizar su DVD y le fichó con 20 años para jugar directamente la Segunda División brasileña de 2011. Después de 33 partidos y demostrando un fútbol técnico, sólido y elegante, llamó la atención del entonces técnico del Corinthians, Tite, que le contrató.
A los 26 años llegó a Europa, firmando por el Oporto y en Portugal comenzó a dejar claro que, pese a ser un desconocido, era un central de plenas garantías. Tres temporadas después puso rumbo al Atlético, donde ahora parece asentado en el once titular. Si la temporada pasada comenzó como el cuarto central para Simeone, disputando un único minuto entre las cuatro primeras jornadas (en Butarque), en este inicio de campaña 2020-21 lo ha jugado todo, 270 minutos. En Balaídos podría empezar en el banquillo tras regresas de un viaje largo con Brasil, pero ahora mismo sentarle es un riesgo.
La baja de Giménez en las cuatro primeras jornadas, tres después de contraer el coronavirus y ante el Celta por molestias, ha llevado a Simeone a apostar por un centro de la zaga formado por Felipe y Savic ante el Granada y el Villarreal y por el brasileño junto a Hermoso ante el Huesca. A Felipe le cuesta coger la forma, Simeone ha explicado que por su pesaje y altura necesitaba tiempo para ponerse al 100%, pero desde el inicio de temporada ha demostrado los galones que se ganó un año atrás. Colocación, sobriedad, juego aéreo y buena salida de balón para un central que cada año que pasa parece mejor jugador y que superada la treintena quiere ser clave en el Atlético para poder así disfrutar de su primera Copa América y su primer Mundial cuando muchos futbolistas afrontan el último.