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REAL MADRID

El día en que Raúl le dijo “¡schssssss!” al Camp Nou

Hoy se cumplen 21 años de un gesto inmortal para el madridismo. El eterno 'siete' logró en el minuto 86 el 2-2 en un Clásico que ganaba el Barça de Van Gaal y mandó callar al coliseo culé...

Raúl mandó callar al Camp Nou al marcar el 2-2 en el Clásico del 13 de octubre de 1999.

Sucedió hace justo 21 años. El Barça y el Real Madrid jugaban un Clásico muy caliente en el Camp Nou. Los azulgrana, entrenados por Van Gaal, llevaban la iniciativa en el marcador gracias a dos goles de Rivaldo (minuto 28) y de Figo (49’). Raúl había adelantado en el minuto 26 a un Madrid muy molesto con la actuación arbitral de Díaz Vega, que en el primer tiempo pasó por alto una mano clamorosa sobre la línea de gol de Sergi Barjuán (así evitó que el remate de Julio César acabase en gol), que hubiera supuesto su tarjeta roja y un penalti que se fueron al limbo (el Madrid se hubiera puesto 1-2 a su favor antes del descanso).

Esa crispación se trasladó a la grada, que creó un ambiente muy fuerte, que afectó especialmente a Raúl González. El 7, con su orgullo competitivo habitual, pedía la pelota continuamente a pesar de que cada vez que tocaba el balón el ruido era ensordecedor. El Barça iba aguantando bien con el 2-1 y hasta tuvo opciones de aumentar la ventaja. Pero a falta de sólo cuatro minutos para el final llegó un momento que jamás olvidarán los madridistas. Savio pasó en profundidad a Raúl, que cogió la espalda a la defensa azulgrana. Se plantó solo ante la portería del Barça y con una vaselina sutil batió de forma magistral a Hesp. Reiziger se estrelló contra un poste en su intento estéril por cortar la pelota. Raúl, dada la trascendencia que tenía el 2-2 a tan poco del final, tuvo el gesto que tantas veces ha salido en fotos y pósters en las casas de muchos aficionados blancos y, sobre todo, en las sedes sociales de la peñas del Real Madrid. Ese gesto fue ponerse el dedo en la boca mirando a la grada del Camp Nou pidiéndoles silencio. No hace falta explicar que lejos de conseguirlo la bronca de la afición culé se multiplicó por tres.

Es curioso porque pasados los años el propio Raúl ha dicho en varias entrevistas que no se siente nada orgulloso de ese gesto y que, incluso, si volviera a ocurrir lo mismo y jugase ese partido otra vez no lo repetiría porque estaba arrepentido. Sin embargo, la grada funciona con otros biorritmos emocionales y les puedo asegurar que si al madridismo militante le pides que seleccione cinco imágenes icónicas de su Madrid que le han llegado a lo más profundo de su sentimiento vikingo, casi siempre saldrá en ese Top 5 la noche en la que Raúl quiso silenciar el Camp Nou. Hace justo 21 años. El tiempo vuela…