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INTERNACIONAL

El grito de dolor y esperanza de Musonda, que enamoró al Betis

El belga del Chelsea, que provocó que incluso sacaran caretas suyas en Heliópolis, ha vivido un calvario de lesiones y afronta ahora mismo un "retorno imposible".

Caretas de Musonda en Heliópolis.

Va para un lustro ya que el belga Charly Musonda despertó, al menos en sus primeros partidos, la admiración del Betis y de toda LaLiga. Charly tenía entonces apenas 19 años (cumplirá 24 en unos días) y el Chelsea se lo había prestado en enero de 2016 al equipo de Heliópolis, que meses después trataba sin éxito un nuevo préstamo. Igual le hubiera convenido al jugador. Se marchó luego al Celtic de Glasgow y al Vitesse Arnhem holandés y las lesiones le machacaron. Así lo admitió en una publicación reciente de Instagram en la que mostró su tremenda angustia: "Han pasado cuatro años desde que jugué dos partidos profesionales consecutivos, tres años desde que logré jugar con mi equipo y dos de los últimos cuatro años he tenido lesiones del ligamento cruzado posterior en mi rodilla. Además del dolor y de la tristeza".

A pesar de estos tiempos difíciles, el exverdiblanco, que tiene de contrato en el Chelsea hasta 2022, quiere seguir luchando para perseguir su sueño y manda un mensaje a los niños del Mundo: "Los médicos me dijeron que operarme después de una ausencia tan larga sería el final para mí, una montaña imposible de escalar, por usar sus palabras exactas. Extraño mucho el fútbol y estoy haciendo todo lo que puedo para volver a jugar. Para todos los niños que tienen un sueño y están lesionados o pasando por grandes dificultades: ¡nunca se rindan! Seguiré entrenándome y creyendo en el retorno imposible".

El grito de dolor y esperanza de Musonda, que enamoró al Betis
Musonda

"Esta es mi historia y cómo sigo ejercitándome cada día y estando preparado para, contra todos los pronósticos, volver algún día", concluye Charly. El Villamarín se ilusionó con Musonda y en su grada incluso se llegaron a ver caretas del extremo, un regateador natural. "Fue uno de los mayores talentos jamás vistos en los campos juveniles de Bélgica, un fenómeno que solo se ve una vez cada 10-15 años", dijo entonces uno de sus entredores de la infancia. Pero el fútbol, que tanta ilusión alberga, también es capaz de romper muchos sueños.