El Racing crece cuando se lo cree
El equipo de Rozada dio un paso adelante tras el descanso y firmó una segunda mitad dominadora, con llegada y destellos de Marco Camus y Pablo Torre
Empieza a quedar en evidencia que el Racing necesita creérselo. Cuando no se hace con el control del juego, cuando duda en la presión, cuando recula demasiado su defensa y el equipo se hace largo, sufre. O, por lo menos, es un equipo más. Cuando da un paso adelante y sale a demostrar el poderío que se le supone, comienza a emitir señales que invitan al optimismo. Pasó en el partido frente al Sanse y volvió a suceder hoy en Mareo. Primer tiempo ramplón y segundo, especialmente hasta el 75', realmente bueno.
Con el campo de Mareo en perfectas condiciones, pese a lluvia de los últimos días, lo cierto es que en la primera mitad los meritorios del Sporting hicieron más por controlar el juego que el Racing. Los de Rozada parecieron tímidos en la presión y bastante inconsistentes en la circulación. Incluso en los primeros minutos, aunque luego se corrigió, evidenciaron desajustes preocupantes en defensa, especialmente por la izquierda, donde Andrade corre más a gusto hacia delante que hacia atrás.
Rozada optó por probar de inicio algunas cosas que hasta el momento no habían estado en su repertorio, como Mantilla de central y Martín Solar de volante. Lo del camargués funcionó (incluso salvó un gol bajo palos a los 3'), pero al santanderino, pese a ser su sitio natural, se le vio más incómodo que en los últimos partidos como pivote. Incluso estuvo, por dos veces, muy cerca de la segunda amarilla al intentar cortar una contra asturiana. De lo mejor de la primera entrega fue comprobar que Figueras progresa, aunque poco a poco, adecuadamente (y eso puede ser mucho para el Racing). Siverio, que estuvo abandonado a su suerte por el equipo la mayoría del tiempo, e Iñigo tuvieron dos buenas ocasiones cerca de la media hora de partido.
La segunda mitad fue otra cosa. Rozada debió afear en el descanso la falta de contundencia en la presión, el equipo se adelantó 15 metros y en pocos minutos el Racing se comió al Sporting B. Con Camus martilleando por la derecha, Martín Solar creciendo y Pablo Torre deslumbrando cada vez que tocaba el balón, las ocasiones se sucedían. Pablo Torre, Íñigo, Jon Ander, Camus..., hasta que el de Soto de la Marina resolvió magistralmente con su pierna ¿mala?, la izquierda, una gran jugada por banda derecha entre Cejudo, Camus y Mantilla. El pase atrás lo resolvió Pablo desde la frontal colocando tranquilamente el cuero en el hierro.
La primera media hora del segundo tiempo fue de lo mejor que ha hecho el Racing en todo el verano. Luego, ya con el carrusel de cambios y el cansancio verdiblanco, el duelo se volvió a igualar y por momentos aparecieron demasiados espacios. Rozada colocó a Benktib de pivote, que no es su sitio, y los otros dos centrocampistas eran Torre y Cejudo, con lo que la sala de máquinas perdió rigor defensivo y los gijoneses pudieron correr por dentro más de lo aconsejable. No generaron, sin embargo, ningún sobresalto en Iván Crespo. Por cierto, Villapalos es de esos futbolistas que da tranquilidad a los entrenadores. Y a los demás.
Con la duda que supone que las mejores actuaciones las está protagonizando el Racing ante equipos filiales, todos jovencísimos y con pretensión de jugar la pelota, mientras que ha sufrido frente al Laredo o el Lealtad, otro perfil de equipo, sí que parece que, a falta todavía de varias incorporaciones y de que Rozada pueda alinear su once tipo, que el Racing va encontrando su personalidad. Si va a por los partidos, si se atreve, los puede gobernar. Y ganar.