Ever Banega, ángel y demonio
Un video erótico, un autoatropello, un incendio, una foto con la camiseta del Madrid..., la carrera del argentino no se podría entender sin sus inverosímiles polémicas.
La liga española será esta temporada un poco menos mágica. Ever Banega, un genio del balón de esos que ya apenas aparecen en las canteras, dice adiós a LaLiga dejando huérfanos a los amantes de su calidad, su toque de balón, sus pisados, su distribución de juego, sus lanzamientos de falta y en definitiva su preciosa manera de entender el fútbol.
Banega se marcha al Al-Shabab de Arabia Saudí a vivir un merecido retiro dorado. Lo hace por todo lo alto, ganando la Europa League, la tercera en su palmarés, metiendo al Sevilla de nuevo en Champions League y siendo uno de los jugadores más importantes en el nuevo proyecto de Monchi. El final soñado.
Hace algunos años esto hubiese sido impensable. La trayectoria del argentino no ha sido ni mucho menos un camino de rosas y durante mucho tiempo ese ángel que fue sobre el campo estuvo eclipsado por un demonio que enlazaba polémicas a un ritmo virtiginoso. Sus actitudes fuera de los terrenos de juego estuvieron muy cerca de privar al mundo de su exquisito fútbol, siendo su carrera una continua lucha entre "el bien" y "el mal", entre su ángel y su demonio.
Desde muy joven Ever dejó claro que no se trataba de un futbolista tranquilo. La primera gran controversia ocurrió en 2007 cuando tras proclamarse campeón del mundo sub 20 con una selección argentina en la que aparecían nombres como Kun Agüero, Piatti, Federico Fazio o Sergio Romero, Banega apareció en vídeos junto algunos de sus compañeros destrozando el mobiliario del Westin Hotel de Toronto. Los recientemente campeones del mundo utilizaron teléfonos, lámparas y otros muebles como si fuesen pelotas de fútbol.
Con esta "chiquillada" olvidada, su buen hacer en el Boca Juniors, donde llegó a ganar la Libertadores con tan solo 18 años, llevaron al Valencia a pagar 18 millones de euros en enero de 2008. En su día se trataba del tercer fichaje más caro de la historia del club ché, tan solo superado por los 21,25 millones que pagaron a River por Pablo Aimar y los 25 que recibió el Betis por Joaquín. Años más tarde salió a la luz que el que fue su descubridor y agente en Argentina, Francisco Lapiana, estaba implicado en una trama de blanqueo de dinero por narcotráfico. El representante, a través de los jugadores, limpiaba el dinero obtenido por la organización conocida como "Los Monos", la cual tiene una gran influencia en Rosario. Banega no tenía nada que ver, pero no ayudó tampoco a reducir su fama de jugador polémico.
Banega venía con el cartel de crack argentino con un futuro muy prometedor pero su llegada, como no podía ser de otra forma, vino acompañada de controversia. En el momento en el que se confirmó su fichaje varios medios argentinos se hicieron eco de un vídeo en el que se veía un primer plano del jugador mirando una pantalla cuando derrepente se levantaba y aparecía tocándose el pene. El vídeo erótico resultó ser una grabación por parte de la webcam y a pesar de que circulaba por internet desde tiempo atrás, el fichaje por el Valencia provocó que se hiciera viral.
No hubo ni que esperar dos meses para que Ever volviera a ser protagonista por un incidente. El tres de marzo salía a la luz la noticia de que el argentino había dado positivo en un control de alcoholemia tras saltarse un semáforo en las calles de Valencia. Todo esto en una de las temporadas más convulsas que se recuerdan en el club, y mira que a día de hoy se viven tiempos complicados en el Turia. La temporada 2007-2008 empezó con Quique Sánchez Flores pero cuando llegó Banega ya era Ronald Koeman el que ocupaba los banquillos. Durante toda la temporada el Valencia ocupó puestos de media tabla y en las últimas jornadas el equipo coqueteó con el descenso. Koeman dejó el club con el peor registro de puntos conseguidos por un entrenador valencianista en Primera División, dieciocho de sesenta y seis posibles, y ni si quiera la victoria en la Copa del Rey le sirvió para mantener el puesto. No era el mejor ambiente para un jugador que ya venía con fama de problemático.
Con la llegada de Emery, el Valencia no contaba con el joven Ever y se decidió que lo mejor era cederlo al Atlético con una opción de compra de unos once millones de euros. En Madrid, a pesar de no protagonizar alguna de sus sonadas polémicas, no tuvo continuidad y volvió al año siguiente al Valencia donde estuvo cinco años en los que le dio tiempo a protagonizar algunos de sus episodios más famosos. En esa misma temporada tuvo un sonado encontronazo con Emery, entrenador que había insistido en traerlo de vuelta, después de que Ever fuese cambiado en un partido que acabó en derrota contra el Mallorca. Meses más tarde, en la celebración de cumpleaños de Emery, el jugador decidió continuar la fiesta por su cuenta llegando tarde y en dudosas condiciones a entrenar al día siguiente. El club le sancionó y la afición comenzó a gritarle "borracho" en varios partidos. De hecho se rumoreó que el propio Valencia llegó a pedir a varias personas que le vigilasen para controlar sus salidas por la noche.
La forma física y los malos hábitos fueron un fantasma que siempre acompañó a Banega en sus primeros años en España. En el campo dejaba detalles de calidad y tenía actuaciones que evidenciaban que se trataba de un gran jugador, pero su forma no era la de un futbolista profesional. Su gusto por la mala alimentación era tal que el Valencia decidió a principios de 2011 obligar a Banega a comer tres días en Paterna, mientras que el resto de sus compañeros lo hacía solo una vez. Además, el club contrató a una empresa de catering para que cuidaran la alimentación en su casa.
En el verano de 2011 el argentino volvió a enfadar a una afición valencianista que comenzaba a cansarse, esta vez a través de las redes sociales. Banega apareció etiquetado en una foto en Facebook con la camiseta del Madrid junto a algunos de sus familiares. Como no podía ser de otra forma, el club se molestó y habló con él cuando volvió a los entrenamientos. El día de la presentación del equipo, la afición respondió al descuido con una sonora pitada y tras una buena actuación, el jugador pidió perdón al público.
Esa temporada, la 11-12, Banega partía como titular siendo uno de los jugadores más importantes pero protagonizó el que puede ser su incidente más sonado. En febrero de 2012 mientras repostaba su coche cerca de la ciudad deportiva del club, se autoatropelló fracturándose la tibia y el peroné al intentar parar su vehículo que se dirigía hacia él debido a que se le había olvidado poner el freno de mano. El pie de Banega se quedó enganchado entre el bordillo de la gasolinera y la rueda de su Audi. Una historia inverosímil que le dejaba seis meses fuera de los terrenos de juego.
Pero la "mala suerte" de Banega con los coches no iba a quedar ahí. Unos meses más tarde, cuando el jugador se dirigía a entrenar a Paterna en los últimos pasos de su recuperación, el ferrari que estrenaba ese mismo día, comenzó a arder. El jugador vio el humo por el retrovisor de su coche y abandonó el deportivo para ir a avisar. El fuego alcanzó varios árboles y matorrales por lo que el resto de jugadores y periodistas no pudieron acceder por el camino habitual a la Ciudad Deportiva. Camiseta del Madrid, autoatropello e incendio de Ferrari en un mismo año. Insuperable.
La temporada 13-14 sería la última que jugaría en Valencia y de hecho estuvo cedido desde la mitad de temporada en Newells, equipo del que es hincha e incluso lleva su escudo tatuado en el muslo. Nuno no contaba con él y decidió apartarlo y en ese momento, cuando todo apuntaba a que el tiempo de Banega en los grandes de Europa había llegado a su fin, apareció su salvador, Unai Emery, que necesitaba un recambio para su Sevilla con la salida de Rakitic. Irónicamente, seis años más tarde es el croata el que sustituye al argentino.
Con el Sevilla Banega ha ganado tres Europa League, siendo MVP de la final en 2015, y se ha convertido en un auténtico ídolo para la afición sevillista. En sus cinco temporadas y 238 partidos en la capital andaluza no ha habido rastro del “demonio” del argentino fuera del campo y se ha podido disfrutar del auténtico ángel que es en los terrenos de juego (a excepción, eso sí, de la reunión que realizó con varios compañeros e invitados en plena desescalada y del vídeo en el que se le veía en una discoteca valenciana sin mascarilla en el mes de julio). Lo curioso es que en su año en el Inter, equipo al que fue traspasado en 2016, no consiguió enamorar a los tifosi de la misma manera que al Sánchez Pizjuán. Es como si la magia de Banega se sintiera tan solo cómoda en Sevilla, viéndose limitada en cualquiera de los otros equipos que ha defendido.
Siempre quedará por saber hasta donde podría haber llegado Ever de haber tenido un comportamiento más profesional en sus primeros años. Pero al menos el fútbol tuvo la suerte de que un genio como Banega pudiese finalmente encontrar su sitio, no solo deslumbrando en España sino también en Europa. El fútbol nos debía una despedida de ensueño y Banega puede comenzar su retiro como lo que es, una estrella y un pelotero de los que cada día se ven menos.