Iago Indias: "Melamed es la gran promesa de este Espanyol"
El nuevo fichaje del Castellón se despide en AS del club perico después de diez temporadas y de ser el segundo jugador con más partidos en la historia del filial.
¿Cómo se gestó su adiós del Espanyol diez años después de llegar al club?
Tenía un año más de contrato. Pero una vez se suspende LaLiga, me reúno con los anteriores coordinadores y les digo que quiero salir ya que no tengo hueco en el primer equipo. Ellos querían que estuviera un año más, pero respetaron mi decisión. Al nuevo coordinador le dije lo mismo. Todos me ayudaron. Solo puedo agradecérselo.
Desde la 2014-15 lleva jugando en el B y no ha logrado debutar en el primer equipo...
Me voy con una espina clavada. Fueron diez años y vas viendo que tus compañeros van tirando para arriba y tú te quedas atrás. Parecía que llegaba mi momento. Con Rubi fui convocado en Copa y en LaLiga tres partidos. Con Gallego hice la pretemporada y hasta con Machín fui citado ante el Ferencvaros. Pero nunca llegó. Es la ilusión que tiene alguien de niño. No todo el mundo puede llegar en el mismo sitio, me toca buscar otro camino.
¿Por qué no se dio?
No le reprocho nada al club. Tuve a Lluís, que era la apuesta como central, pero, insisto, no es un reproche. Me trataron muy bien. La posición de central requiere seguridad, tener confianza en el jugador, y cuando tienes a otro compañero que destaca, es complicado.
Usted ha visto pasar infinidad de canteranos que ahora están en Primera. ¿Jordán es uno de los mejores?
Después de tanto tiempo tuve muchos compañeros. Jordán era un gran jugador, pero también hay otros muchos que están en la elite. Si me tengo que quedar con un compañero es con Carlos Soria, porque es con el que empecé y con el que he estado hasta el último día. Luego con Lluís, Melendo, Roca… Compartí muchos buenos momentos.
¿Y Nico Melamed?
Es la gran promesa del club, es un jugador que entra por la vista, que tiene buena técnica, se perfila bien, conduce rápido y tiene un gran disparo… En Segunda puede tener un gran papel. En Segunda B iba sobrado. Para mí es una de las grandes esperanzas.
¿Con qué entrenador se queda?
David Gallego es el mejor entrenador que he tenido. Sabe muchísimo.
¿Y por qué cree que no le salieron las cosas en el primer equipo?
Tuvo una experiencia corta tras el despido de Quique y lo hizo perfecto. En ese momento el objetivo era recuperar la confianza, y le fue bien. No sé a qué se achaca el mal comienzo después: o no se adaptaron al estilo o cuando empiezas mal y te entran las dudas, no sales. No hubo una adaptación con ningún técnico la pasada campaña.
¿Con qué momento se queda del filial?
Me quedo con el día del ascenso a Segunda B (2017-18). Veniamos de un descenso muy duro. De entrenar con ocho o nueve jugadores, con las marchas de Gual, Roca, Navarro o Melendo, que estos estaban en el primer equipo. Los necesitábamos. Jugábamos muy bien y no acabábamos de llevar las victorias.
Ha jugado de central y de mediocentro. ¿Dónde se ve con mejor carrera?
Empecé jugando en mediocampo, pero cuando llegué al fútbol base del Espanyol aprovecharon mi salida de balón y me pusieron atrás. Planagumà me veía en mediocampo y Gallego me ponía de central. Los prejuicios son malos. Cuesta confiar en un central de 1,80m, pero deberé convivir con ello. No me gusta, me enfada que me digan lo que mido. Hay centrales bajos que han rendido en Primera.
¿Qué es ya el Espanyol para usted?
El Espanyol es mi vida, mi ilusión era llegar al primer equipo. Es un club histórico. Para mí lo tiene todo: está en una magnífica ciudad, la afición, la apuesta por la cantera… Lo que más duele es que a los canteranos se les exige más. Somos gente de la casa y a veces he visto sufrir a mis compañeros. Estoy muy agradecido y ha sido un lujo estar en el filial. Mantenerse tantos años en una cantera como la del Espanyol es difícil. Jugué con todos los entrenadores, pero no tuve la oportunidad de ascender al primer equipo.
¿Cuándo habla de la exigencia por los canteranos piensa en algunos que hay ahora?
Me duele ver como a veces se les trata. Si fuera por mí, confiaría en ellos porque se han criado aquí. La experiencia se gana jugando, equivocándote… Incluso los más maduros se equivocan y no se fijan tanto en los errores. El error se debe perdonar siempre. Hablo de Víctor Gómez, Melendo o Roca, que tienen un gran nivel y pueden ser grandes jugadores.