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ATLÉTICO DE MADRID

El Atlético creció en Liga... y se desinfló en el peor momento

El equipo había transmitido muy buenas sensaciones en junio y julio, tanto individuales como colectivas. Llegó este nuevo parón y ante el Leipzig se vio muy superado y sin chispa.

Oblak, Koke, Trippier y Llorente, del Atlético, cabizbajos tras un gol del Leipzig.
Oblak, Koke, Trippier y Llorente, del Atlético, cabizbajos tras un gol del Leipzig.POOLREUTERS

El Atlético ha dejado escapar una oportunidad de oro en esta Champions de formato inédito. La copa estaba a tres pasos y el equipo tropezó en el primero de ellos, de la peor manera posible. El Leipzig fue mejor y los de Simeone no estuvieron a la altura de lo esperado ni de lo mostrado tras el confinamiento. Sin chispa, sin intensidad, con nombres propios que quedan tocados… Una derrota de las que deja cicatriz e invita a la reflexión y la autocrítica. Estas fueron algunas de las claves.

Favoritismo. Al Atlético le sienta mejor la piel de cordero. Se ha visto en muchas ocasiones en Europa y, sin ir muy lejos, en los octavos contra el Liverpool. Cuando muchos lo daban por eliminado, el equipo rojiblanco respondió con un partidazo en la ida y un ejercicio de supervivencia en la vuelta. En Lisboa, al Atleti se le señalaba como candidato y como favorito ante el Leipzig. Y fue superado. Salvo un tramo en la segunda mitad no se vio a un equipo decidido y sí poca autoridad. No es la primera vez que le ocurre en Champions (Leverkusen, Leicester, PSV...), pero esta vez el desliz supuso el adiós.

Falló la pizarra. Nagelsmann le ganó en el duelo directo a Simeone. Se jugó más a lo que quiso el Leipzig que a lo que le hubiera gustado al Atlético, que no encontró soluciones sobre la marcha. Los alemanes usaban un sistema para defender (4-2-3-1) y otro para atacar (similar a un 3-3-3-1) que el Cholo no supo cómo replicar. En el medio, Kampl jugó a su antojo (dio 44 pases en campo contrario; más que Herrera, Saúl y Koke juntos, 38). Llorente y Diego Costa presionaron en balde y el Leipzig disfrutó, especialmente Upamecano, muy suelto toda la noche. Sólo con la entrada de João Félix y su juego entre líneas se equilibró. Faltaron ideas.

Sin chispa. En la primera mitad, únicamente Carrasco mostró algo de inspiración con el balón, ayudado por Lodi en la banda izquierda. La derecha prácticamente no existió en ataque. Herrera, Saúl y Koke estaban superados en el centro del campo. Tras el descanso, entró João Félix y con un caño, un par de conducciones y la acción del penalti y el gol, acercó al Atleti al triunfo. A falta de buen juego colectivo, se echaron de menos soluciones individuales que, en estos duelos a cara o cruz, deciden con frecuencia.

Y sin pegada. Entre Llorente, Diego Costa y Morata no armaron ni un solo remate, ni a portería ni fuera. El que más lo intentó fue Savic (dos) y sólo Carrasco probó también a Gulacsi. Un mal que viene de lejos en esta temporada. Unos días porque no se genera (como el jueves) y otros porque se falla demasiado, pero el Atlético cierra el curso con 68 goles, el peor registro desde 2007. Por comparar, en la 13-14 fueron 116.

Banquillo. La norma de los cinco cambios le vino muy bien al Atlético tras el parón, pues tiene una plantilla amplia y con mucha calidad, capaz de cambiar un encuentro con una triple sustitución. Contra el Leipzig el plan B se limitó a dar entrada a João Félix y Morata (y a Felipe, ya en el añadido, como delantero). Correa estaba de baja en Madrid, Thomas llegó muy justito de forma (aun así se sentó en el banquillo) y Vitolo calentó para entrar con 1-0 pero no participó. Y no se vio al Atleti sobrado de fuerzas.

Ambición. Si el plan era reservar los cambios para un arreón en la prórroga, está claro que no funcionó. El peor momento para el Leipzig fue tras el 1-1, pero el Atlético no olió sangre. Tampoco fue agresivo en el tramo inicial, un plan que parece reservado para cuando juega en casa.