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REAL MADRID

El primer día de Anelka en Madrid: "¿Qué hago aquí? Fue el inicio de una pesadilla"

El delantero repasa en Netflix toda su etapa en el Real Madrid. Su llegada, sus goles, su rebeldía. "Comprendí que significa ser una estrella cuando llegué al Madrid y lo odié"

Actualizado a
El primer día de Anelka en Madrid: "¿Qué hago aquí? Fue el inicio de una pesadilla"
JESÚS RUBIODIARIO AS

Con sinceridad y sin tapujos. Nicolas Anelka repasa en su documental de Netflix durante un buen tramo de este su etapa en el Real Madrid. El joven francés ya había pasado por Paris Saint-Germain y Arsenal y llegaba desde Londres como el jugador más caro de la historia del fútbol. La expectación era máxima. Así narra y recuerda varios episodios de su etapa en Madrid. 

El primer día

Anelka no tuvo un primer día fácil en Madrid. Fue presentado y empezó a entrenar con sus compañeros. Con una equipación prestada, sus primeros minutos en el vestuario no fueron sencillos y le ayudaron para hacerse una idea de lo que venía. "Comprendí que significa ser una estrella cuando llegué al Madrid... y lo odié. Tras la rueda de prensa, llegué al vestuario. Llegué el primero y me senté. Cada jugador que llegaba me decía: "Ese es mi sitio". "Ah, perdona, ¿puedo sentarme ahí?" "Si, claro, ahí si" y llegaba otro y me decía: "Ese es mi sitio". Así, como veinte veces. Pensé "¿Qué hago aquí?". Este va a ser un entorno hostil y duro”. Aquel día no fue más que el principio de una pesadilla", asegura. 

La presión

Llegar al Real Madrid no es una tarea sencilla. Sin el Arsenal o en PSG, centran focos, vestir de blanco los multiplica. El francés no convivió nada bien con la presión mediática en su llegada a la capital.  "La presión fue enorme desde el principio. Me daba cuenta de ello porque en la prensa, cada día hablaban de mí o salía una foto mía. No estaba dando la talla en el campo, en parte, porque no tenía vida privada. No podía hacer nada. Tenía 20 años y no podía salir. Hablaban de todo lo que hacía. Sí compraba algo, salía en los periódicos. La prensa te pide que te abras pero yo no soy alguien abierto. Puede que eso tuviera que ver con que no me aceptaran en el equipo, que no se me dieran bien las cosas sobre el campo, que la prensa no estuviera de mi lado…", narra el francés. Su mal rendimiento le sacó del once y ahi, comenzó la rebeldía. 

Huelga y redención

Según narra Anelka, él pidió una conversación con el club. Las cosas no le salían y acabó fuera del once, relegado al banquillo. Él pidió explicaciones y se las aplazaron. Algo que no le sentó nada bien y actuó en consecuencia. "Metí un gol (al Barcelona) y estaba super feliz. No jugué bien el siguente partido y después, dejé de ser titular. Así que fui un día a entrenar y dije: "Tenemos que hablar". Me dijeron: "Después de entrenar" y me negué, quería que fuera antes del entreno. Insistieron en que no, "que luego". Me sentó mal su reacción y pensé que si ellos eran bordes, yo también lo sería. Tenía una mentalidad de calle y no era nada dócil." afirma. Así, Anelka decidió ponerse en huelga y obligar al club a sentarse con él. Lorenzo Sanz tomó medidas.  "Falté y me citó el presidente del Real. Hablamos y me dijo: "Más te vale ir mañana". Le contesté: "Ya veremos qué pasa mañana". Me culparon de todo a mi, pese a que solo quería que me dejaran tranquilo para centrarme en el fútbol y demostrar que tenía talento y podía jugar en el Madrid", explica. Anelka no acudió y fue multado por el club suspendido durante varios partidos y también con una cantidad notable de dinero. 

Previo perdón, el joven delantero francés volvió a entrenarse y a jugar pero sus compañeros le hicieron notar que no les gustó su comportamiento. "Fue duro volver a entrenar porque los jugadores estaban contra mí. Muchos de ellos fueron a por mi en el campo pero venía de Inglaterra estaba acostumbrado al contacto. Hubo algunos forcejeos y disputas en el terreno de juego pero después, todo volvió a la normalidad", sentencia. 

Una Champions y remordimientos

Desde la madurez, Nico, como le llaman la mayoría de entrevistados a este film, reconoce que no estuvo acertado durante su etapa en el Real Madrid y que se arrepiente de haber aportado tan poco a pesar de la importancia de aquellos dos goles que le metió al Bayern en semifinales. "Ayudé al Madrid a ganar la octava. Estoy orgulloso de ello. No aporté casi nada en el Real Madrid. Me hubiera gustado aportar más pero no tuve la ocasión. Yo tampoco lo hice bien. Pasaban muchas cosas. Tengo muchos remordimientos. Quería jugar en el Real Madrid, pero era demasiado joven para entender que eso implicaba sacrificios. No debí decir o hacer ciertas cosas pero cuando haces las cosas por primera vez, no lo sabes. Fue al principio de mi carrera. Quizá demasiado pronto. No supe valorarlo. No sabía que no ganaría ninguna Champions más. A los 30, entiendes la importancia. Entiendes lo que es la Champions y la saboreas de otra forma", sentencia.