El camino del Huesca a Primera pasa por El Sardinero

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El que no haya público en los estadios se ha acabado revelando como una bendición para el Racing al que cada partido en El Sardinero le resulta un vía crucis (sigue el partido en directo en AS.com). La penúltima estación será hoy frente al Huesca, que de ganar daría un gran salto hacia el ascenso directo. Mal se le tiene que dar si se tiene en cuenta que los verdiblancos han perdido los cuatro últimos partidos como local, todos por 1-2.

Si a la racha que atraviesa el Racing añadimos que ya está descendido matemáticamente y que suma nueve bajas, un traspaso y ocho dolencias varias, se puede entender que el ánimo de los de Oltra, por no hablar de su afición está por los suelos. Casi, casi, jugará el que levante la mano en el vestuario. Y en ese sentido, como en casi todos durante la temporada, el ejemplo a seguir es el de Álvaro Cejudo. No solo ha sido el mejor con sideral diferencia respecto a sus compañeros, sino que ahora, con el equipo ya roto y descendido, ha forzado la máquina para recuperarse de una rotura de fibras y, en contra de los consejos del entrenador y del médico pide, casi exige, jugar. Él, que no tiene nada que demostrar, quiere morir como los bravos. En el centro del ruedo.

En el otro lado de la balanza, las cuentas, sin ser tan claras como las del Racing, también son fáciles de hacer. Al Huesca de Míchel le faltan siete puntos para regresar a Primera División y los tres que se disputan en El Sardinero son claves. Con dos victorias y un empate, y el siguiente partido recibe en El Alcoraz al Numancia, también en puestos de descenso, no deberían esperar a los resultados del resto de candidatos. Esta semana, al abrir jornada, podrían cargar de presión a sus perseguidores si son capaces de ganar en Santander.

Las rotaciones habituales de los oscenses pasan a un segundo plano, ya que la importancia de los partidos supera cualquier debate en torno a la frescura física. Pulido, Ferreiro, Mikel Rico y Mosquera no descansan y sus ganas e implicación superan cualquier molestia ante el reto, cada vez más al alcance, de volver a la mejor liga del mundo. O una de las mejores.