MEMORIAS DE SUDÁFRICA | DIARIO DE LA ROJA
Iniesta de mi vida
Tras la eliminación de Alemania, las agencias de viajes llenaron seis aviones en sólo dos horas y la Federación vendió cinco mil entradas en una tarde.
El futbolista holandés más grande de todos los tiempos, el vértice de la 'Naranja Mecánica', Johan Cruyff, avisó a su país, Holanda, del peligro de España, que concentró en el eje formado por Xavi e Iniesta. En un artículo publicado en El Periódico, el líder de la inolvidable selección naranja de los Neeskens, Krol, Rep, Rensenbrink y compañía advirtió que "el estilo de España es el estilo del Barça. La selección que derrotó a Alemania tuvo un centro del campo con Xavi, Iniesta, Busquets y, a menudo, Pedrito (...). La idea de Del Bosque de colocar a Pedrito demuestra que sabe a la perfección lo que le puede ofrecer cada azulgrana: posesión, pocas pérdidas de balón, profundidad, sacrificio por todo el campo y, sobre todo, presión cuando pierden el balón. Ese modelo es Pedrito. Un apunte: falló el 0-2 porque esperó que llegase Torres y se la quitaron (...). Los holandeses preferían a Alemania. Por dos motivos: uno, querían ganar a los alemanes en una final, y dos, España tiene el balón y Holanda sabe que no va a poder perseguirlo toda la final (...)". Cruyff conocía mejor que nadie a los jugadores de su país, pero más aún a los de Del Bosque.
Otro gran mito del barcelonismo, Romario, también se dio cuenta del poderío de España, y coincidió con Cruyff en destacar a Iniesta como un jugador que podría resultar clave en la final "por su facilidad para encontrar espacios cuando no los hay", como explicó un día con un gran tino el exseleccionador, José Antonio Camacho."Lo mejor que puedo decir de España es que me he quedado con las ganas de jugar en ese equipo, junto a Iniesta, Silva, Villa, Xavi... que lo diga esto yo, que soy brasileño, ya es decirlo todo", aseguró Romario que llegó a afirmar que el fútbol de España "es digno del mejor Brasil de la historia, el de Pelé del Mundial 70".
Las agencias de viaje comenzaron a echar humo en el primer día de venta de paquetes posterior a la clasificación frente a Alemania. Las dos mayores, Halcón y El Corte Inglés, consiguieron llenar seis aviones en sólo dos horas. El problema, más allá de las diez horas de vuelo entre Madrid y Johannesburgo, era encontrar papel. No quedaba una sola entrada, pese a que el precio estaba fijado entre 350 y 700 euros, una millonada en un país como Sudáfrica. Finalmente pudieron sacar papel para la final unos cinco mil españoles, que se sumaron con entusiasmo a la población local.
Los africanos llegados desde todos los rincones de su continente tomaron partido por la Selección porque se identificaron con el juego de España y con la alegría de su afición. Y eso puso las gradas a favor de una España que había enamorado África y que iba a jugar la final contra Holanda, un país que no había dejado una huella feliz tras la época de los Afrikáners, pero esta es otra historia...