MEMORIAS DE SUDÁFRICA | DIARIO DE LA ROJA
El secreto del Jabulani
España se había clasificado por vez primera para la final de una Copa del Mundo y Del Bosque guarda como oro en paño el balón firmado que le regaron los cien enviados especiales que estuvieron en Sudáfrica.
España entera se echó a la calle para celebrar el pase de la La Roja a la final del Mundial por vez primera en sus cien años historia. Para los enviados especiales con la Selección, algunos de cuales se habían comido toda suerte de desgracias desde la Copa del Mundo de México, en 1986, fue una liberación. Se promovió un homenaje discreto a Del Bosque por ser el primer seleccionador en meter al equipo nacional en la final del Mundial. Fue un homenaje sencillo y secreto, que no trascendió para evitar que en nuestro país se pensara que ya nos habíamos conformado con lo hecho, cuando en realidad se trataba de todo lo contrario, de animarnos aún más a ganar a Holanda en la final.
Por iniciativa de los enviados especiales de este periódico, todos los enviados con la Selección, más de cien periodistas, firmaron un balón Jabulani que se le entregó a don Vicente en prueba de reconocimiento y como recuerdo por su gesta. Sólo un pequeño grupo, ocho colegas en concreto, no quisieron participar por distintos motivos. Pero el acto se hizo, Del Bosque recibió el balón, que le fue entregado por un ayudante sudafricano destinado con la Selección, y ese Jabulani está hoy en día con la firma de cien enviados especiales en la casa museo que don Vicente tiene en la casa donde nació, en Salamanca.
El Jabulani de Del Bosque no fue la única sorpresa que vino con la victoria ante Alemania. Nada más acabar el partido sucedieron otros dos hechos históricos. Minutos después de terminar el partido se abrió la puerta del vestuario y tras un muro de hombres trajeados apareció la Reina, doña Sofía. Lucía un vestido rojo y un pañuelo amarillo anudado al cuello: "Felicidades muchachos. Sólo quería daros la enhorabuena y deciros que el domingo estaré otra vez en Johannesburgo para animaros". A Puyol, el héroe de la noche, la visita real le pilló con una toalla en la cintura y una bolsa de hielo en la rodilla por toda indumentaria. La de Doña Sofía no fue la única visita de la noche en la caseta de La Roja. Joachim Löw entró en el vestuario de España, se dirigió al seleccionador y estrechándole la mano le dijo: "Enhorabuena. Mucha suerte en la final. Sois los mejores del mundo". Del Bosque agradeció las palabras de su colega, el primero que entraba en la caseta de La Roja durante el Mundial de Sudáfrica para felicitar al rival. Desde entonces, la amistad y el respeto mutuo que se profesan Del Bosque y Löw ha ido a más. Son dos caballeros, y dos campeones del Mundo. Vicente tocó la gloria en Sudáfrica y Löw cuatro años después, en el Mundial de Brasil.