Garay también se va del Valencia: Un adiós anunciado en un momento inoportuno
El argentino abandona hoy la entidad che al concluir su contrato, no seguirá acudiendo a Paterna a recuperarse y su salida supone un duro golpe para un vestuario muy tocado.
Ezequiel Garay dice hoy adiós al Valencia Club de Fútbol como ayer lo hicieron César Sánchez y Albert Celades, lo hace por la puerta de atrás, gratis al terminar contrato y con una despedida que ha estado cargada de polémica desde aquel 11-S en el que abiertamente criticó a la propiedad por la destitución de Marcelino hasta el longevo vídeo explicativo en el que relató como el propio club "inició una campaña de desprestigio hacia él personal y profesional". Todo ello pasando por dos intentos de renovación, uno con Mateu Alemany hace poco más de un año y otro que se torció cuando se lesionó de los ligamentos.
Ezequiel Garay ha sido una piedra en el zapato de Meriton en los últimos meses, aunque no siempre fue así. Porque su llegada a la capital del Turia en aquel convulso verano de 2016 fue un soplo de aire fresco. La afición, molesta por la venta de Alcácer y por unos fichajes que nunca dieron la talla, veía como el mercado se diluia sin que su equipo tuviera futbolistas a la altura del escudo. Pero fue entonces cuando el tan criticado Mendes hizo un 'apaño' para su amigo Peter Lim y en el último día de mercado firmó al zaguero argentino por 25 millones de euros, acompañado de Eliaquim Mangala, que por aquel entonces era un futbolista notable.
Desde aquella primera temporada Garay se hizo un fijo en la defensa y si en algún momento una parte de la afición cuestionaba su figura no era por su rendimiento sobre el terreno de juego, sino por sus repetidas lesiones, de hecho en cuatro temporadas en Valencia se ha perdido 42 encuentros, más de una Liga de partidos. Pero con todo lo dicho, si por algo ha destacado Garay ha sido por estar siempre ahí: con Mangala, con Aderllan, con Abdennour y finalmente con su amigo Gabriel Paulista –quien en repetidas ocasiones había pedido por redes sociales su renovación-.
Y precisamente los altibajos de su renovación fueron los que hicieron estallar la relación entre el club y el jugador. Porque después de que Garay no terminara de firmar una primera buena oferta que le planteó Alemany en agosto de 2019, ambas partes se distanciaron con el despido de Marcelino. Celades, la directiva y el propio jugador volvieron a hablar a partir del mes de diciembre y cuando la situación estaba en pleno 'tira y afloja', Garay se lesionó y el club che retiró una oferta que nunca más volvió a poner encima de la mesa.
Así, tras cuatro temporadas, 114 partidos, una Copa del Rey, cinco entrenadores y varios intentos de renovación que nunca fructificaron, Garay dice adiós hoy a la que ha sido su casa. Lo hace lesionado de los ligamentos y sin la cortesía de poder recuperarse en las instalaciones che al menos hasta que acabe LaLiga, aunque bien es cierto que con la relación de ambas partes lo raro hubiera sido que siguiera acudiendo a Paterna.
Otro golpe al vestuario
Garay es un tipo querido por la actual plantilla che y su salida no por esperada es menos dolorosa para un vestuario que atraviesa su peor momento. Su figura de veterano siempre ha sido bien vista por todos los pequeños grupos existentes en el vestidor che y por ello su no renovación –y el consecuente fracaso de César y Celades en el intento- escoció tanto y generó controversia. No será un buen día para los futbolistas blanquinegros.
Garay es el claro ejemplo de como tantas cosas se ha torcido en el proyecto che pese a que han dado resultado sobre el verde: de ser un futbolista que rinde dentro del campo, querido por el vestuario y fichado por un amigo del propietario, a quedar, en palabras de Garay, "desprestigiado" por la entidad, tener algo más que un rifi rafe y, sobre todo, volver a poner en el ojo del huracán a Peter Lim y su gestión.