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MEMORIAS DE SUDÁFRICA

Arrivederci Italia

La campeona del Mundo cae eliminada en la fase de grupos incapaz de ganar un sólo partido ante Eslovaquia, Paraguay y Nueva Zelanda.

Iaquinta y Quagliarella.

Lleva décadas ocurriendo y Sudáfrica no fue una excepción. Alargar la vida deportiva a una generación campeona del Mundo no sale rentable. En los últimos 26 años, en los que se han jugado siete Mundiales, sólo Brasil ha sido capaz de llevar con dignidad la longevidad de un equipo campeón: tras ganar los Mundiales de Estados Unidos 1994 y Corea y Japón 2002, logró superar la primera ronda de la Copa del Mundo cuatro años después. Los otros cuatro campeones desde entonces (Francia en 1998, Italia en 2006, España en 2010 y Alemania en 2014) cayeron eliminados en la fase de grupos cuando les tocaba defender su corona. Después llegaron las regeneraciones obligadas tras no haber sabido dar un final digno a estos equipos de leyenda, cuya última imagen que dejaron en un Mundial fue la de cuatro grupos de futbolistas acabados.

Para Italia, acostumbrada a ir de menos a más, coquetear con la eliminación en el 2010 en un grupo en el que estaban Eslovaquia, Paraguay y Nueva Zelanda parecía estar dentro del guión. Un golpe de suerte en el último partido la colaría en octavos y a partir de ahí sería un equipo casi imparable. Y a punto estuvo de ser así. Si Pepe, ejemplo claro del nivel de la azzurra en Sudáfrica, hubiera nacido con pierna izquierda y no hubiera mandado una ocasión clarísima de gol en el 95' al limbo ante los eslovacos, Italia se habría enfrentado a Holanda en octavos de final, y a partir de ahí, quién sabe que nos hubiera deparado el Mundial. Pero esta vez, la moneda salió cruz y la campeona del Mundo se fue sin ganar un sólo partido.