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MEMORIAS DE SUDÁFRICA

Cristiano sale a escena

El 7 estaba físicamente esperando su debut pero en la mente tenía el nacimiento de su primer hijo, Cristiano JR.

Cristiano Ronaldo Sudáfrica 2010
FRANCISCO LEONGAFP

"No tengo que demostrar nada a nadie", dijo Cristiano en su primera respuesta a AS el 14 de junio de 2010. Uno de los primeros "estoy aquí" de su carrera fue la Eurocopa de 2004, con apenas 19 años. Por entonces sólo era un rookie, en 2010 ya era all-star. Su rendimiento en este mes en Sudáfrica estaba por ver, pero la mente de Cristiano realmente estaba a otra cosa. Cristiano JR nacería tres días después.

Por increíble que parezca, Cristiano llevaba sin celebrar un gol con Portugal desde febrero de 2009: diez partidos consecutivos sin ver puerta. Era un Cristiano distinto, desde luego. En su primer año en el Bernabéu promedió 3,1 regates por partido y en su último bajó la cifra a 1,1... En consecuencia, primero promediaba 3,2 faltas a favor por partido y terminó sufriendo sólo 0,7. También perdía más la posesión, claro, de 2,8 veces a 1. No era la bestia goleadora que es hoy en día, desde luego, y su selección, de la que es máximo goleador a falta de uno para llegar a los cien, lo echó en falta en el rácano 1-0 a favor de España en los octavos de Cape Town.

"Kaká sabe que no ha hecho una gran Liga, pero es porque ha tenido una lesión y quizá le haya costado adaptarse un poco, pero yo sé que va a hacer un gran Mundial y que hará historia en el Madrid. […] Benzema es otro gran jugador al que no le han salido muy bien las cosas esta temporada, pero estoy seguro de que todos juntos vamos a hacer historia con el Real Madrid", confesó, pronosticó y casi que deseó Cristiano para salir del paso sobre sus dos compañeros de delantera tras hacer un 33 (goles) de 35 (partidos) en su primera temporada, esos meses en los que fue CR9. Aquel mes de junio ya no había dudas sobre él, el chico malo comparado con el brasileño evangelista y el sub-23 Benzema, por entonces todavía por detrás de Higuaín para Pellegrini.

Eran los inicios de todo. Ya se había presentado a José Mourinho, pero todavía no era el Madrid de los portugueses. De hecho, Pepe, el único portugués junto a Ronaldo aquella temporada, se rompió el cruzado en diciembre y llegaba con dudas a Sudáfrica. “Estoy feliz sólo por estar aquí”. Jugó los dos últimos partidos de Portugal en aquel Mundial: Brasil y España. Ambos por delante de Bruno Alves y Ricardo Carvalho, como haría meses más tarde los días grandes del Madrid, en la época de los cuatro clásicos consecutivos, los de la final de Mestalla. De aquel mes de Mundial el Madrid se llevó a Khedira y Özil, pero también a Carvalho. Todos los engranajes empezaban a encajar para llevar a Cristiano ser historia.