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FUENLABRADA 1- TENERIFE 0

El debut de Sandoval aleja los trece fantasmas azulones

El Fuenlabrada rompió su racha de trece duelos sin ganar con el estreno goleador de Sekou. El Tete estuvo fino en la circulación y fallón en la ejecución.

El Fuenlabrada sometió la frase “entrenador nuevo, victoria segura” al polígrafo y salió verdad, por mucho que 93 días separasen el anuncio de Sandoval como entrenador azulón de su debut. Los fuenlabreños se llevaron los tres puntos, gracias al estreno goleador de Sekou Gassama (la cosa en el Torres fue de estrenos), ante un Tenerife con un gran fútbol, pero poco acierto.

El inicio dejó claro que la inactividad se iba a notar en las piernas de los protagonistas. Fútbol con más ganas que precisión, pero fútbol, al fin, y cuánto se echaba de menos. Un centro envenenado de Luis Pérez, del Tenerife, y un tiro lejano que rozó la escuadra del cancerbero visitante por parte de Glauder, lateral del Fuenla, fueron las ocasiones más claras.

Cuando la calidad del Tenerife hizo acto de presencia, allá por el minuto 20, los de Baraja se hicieron dueños del balón. Mientras, los azulones sufrían en la construcción y apostaban todo a la altura y el músculo de su punta de ataque formada por Sekou y Nteka.

Luis Milla, con su calidad, y Pathé Ciss, con su tremendo despliego físico, fueron la única nota reseñable en una primera parte que se perdía en la nada con un Fuenlabrada demasiado directo y un Tenerife que pecó de amasar en demasía el balón. Cuando ya ambos equipos enfilaban la bocana de vestuarios, Sekou recordó a la parroquia fuenlabreña lo que es cantar un gol. El ariete, firmando un gran tanto, batía a Ortolá en el 45’. El gol fue lo de menos (eso es mucho decir con un Fuenlabrada que se jugaba mucho en este enfrentamiento), cuando se vio la celebración. El senegalés hincó la rodilla como forma de protesta ante cualquier tipo de violencia racial.

La vuelta de los vestuarios trajo un Fuenlabrada más seguro con el balón y un Tenerife timorato en la salida. El tanto dio confianza a los azulones y noqueó a los tinerfeños. Medicina y veneno de gol. A los pocos minutos de la reanudación, los tres meses de parón empezaban a hacer mella en estado físico de los futbolistas, más en el Fuenlabrada que había presionado arriba en todo momento.

Con todo esto, Sandoval y Baraja agitaron sus banquillos e iniciaron la retahíla de cambios, hasta cinco, para buscar una versión de sus equipos con más picante y menos durmiente, con veteranía y cabeza por parte de los locales y descaro y vértigo por parte de los visitantes.

Sin embargo, nada paso en esta segunda parte más que la confirmación de que Luis Milla es un jugador de categoría superior y de que el Fuenlabrada de Sandoval es, de momento, distinto pero más efectivo.