Así afectará el calor a los jugadores y su hidratación
Un doctor, un nutricionista y un fisioterapeuta explican cómo va a influir las altas temperaturas y la deshidratación al rendimiento y el riesgo de lesión de los futbolistas.
LaLiga pronostica para el derbi de Sevilla que reanudará la competición una temperatura de 23 grados y a la máxima que se llegaría en la jornada sería a 26 grados en el otro derbi, el de Valencia. Temperaturas más que cómodas para jugar al fútbol, pero no todas las jornadas serán tan amables como esta número 28.
El propio organismo que preside Javier Tebas explica que en esta recta final de temporada habrá tres franjas horarias (17:00, 19:30 y 22:00), "quedando la primera de ellas reservada para los encuentros que se jueguen en la zona norte de España, donde la temperatura en los meses de junio y julio es inferior a la del resto del país". Además, también añade que "podrán ser modificadas en función de las condiciones climatológicas, especialmente en caso de que las temperaturas sean muy elevadas". El sol asusta más que Messi o Benzema.
"El calor produce una gran sudoración, que a su vez produce deshidratación y, como consecuencia final, una disminución importante del rendimiento", explica el Dr. José González consultado por este periódico. "incluso puede producir un síncope por el calor". Es necesario evitar las horas de máxima exposición al calor, que son entre las 11:00 y las 19:00. Para conseguir evitar lo máximo posible, el Dr. José González recomienda ingerir 500cl de líquido en la hora previa al partido. "A los treinta minutos del partido rehidratarse totalmente, al descanso volver a hidratarse y en la segunda parte lo mismo", por ello serán tan importantes los cooling break ya habituales en el fútbol, especialmente en torneos internacionales de verano o las pretemporadas. Estas bebidas específicas son de rápida absorción tanto de agua como de electrolitos y buscan prevenir la fatiga.
Toscana Viar, nutricionista del Athletic, explicó hace un par de años que, dependiendo de cada deportista, condiciones climáticas y demás, durante un partido de fútbol pueden perderse más de tres litros de agua corporal a través del sudor. Por ello, es de sobra conocido que hay que hidratarse antes, durante y después de la práctica deportiva.
Surge la duda de por qué en otros deportes como el ciclismo o el tenis, habituados a disputarse en las horas centrales del día y buscando los climas más calurosos alrededor del mundo, no temen tanto este hándicap sobre el rendimiento. "El organismo puede acostumbrarse, pero tiene que haber un periodo de aclimatación que no se ha dado", comenta el Dr. José González. Y sentencia: "Viniendo de una pandemia en la que los jugadores han estado en reposo completo es difícil, muy difícil, que rindan al 100% de sus posibilidades". En este sentido, es más probable que los equipos del sur puedan aceptar mejor las altas temperaturas por estar habituados a entrenar con calor durante más meses del año, pero está claro que Jesús Navas también suda.
Lesiones derivadas
Quizá lo que más se teme en este mes y poco más de competición que queda son las lesiones (de ahí la norma de los cinco cambios). Las contracciones que hacen los músculos en cualquier esfuerzo físico pueden empezar a fallar a partir de la deshidratación y el cansancio. "Sobre todo es una cuestión de la carga", explica rápidamente Jaime San Juan, fisioterapeuta de Fisiomove. "Simplemente, al jugar al fútbol produces un estímulo en tu cuerpo que genera una adaptación. Esta adaptación es el proceso que llevan a cabo las fibras musculares después del estímulo, necesitando nutrientes y un tiempo para recuperarse hasta ser capaces de hacer frente al siguiente estímulo que le expongamos al máximo rendimiento". Si ese segundo estímulo se produce antes de que el músculo se recupere, se corre más riesgo de lesión. Por ello es tan importante la pretemporada exprés que han realizado los equipos estas últimas semanas, conducida a adaptar el cuerpo de los jugadores a un nivel de carga tan alto e intenso que permita sobrellevar las cargas que les exigen minimizando el riesgo de lesión.
Y en estas lesiones también entra en juego la hidratación, de la cual el cuerpo absorbe, entre otras cosas, sodio, potasio y calcio. Con las altas temperaturas es más fácil que se produzca una deshidratación y que la falta de este tipo de moléculas citadas anteriormente compliquen o no permitan la contracción muscular. "Y ahí vienen los calambres y las lesiones".
Una dieta controlada, el descanso y las sales minerales en la hidratación son los tres pilares básicos que, para Javier Fernández, nutricionista de la clínica KEVAL, deben cuidar los futbolistas y así evitar estas temidas lesiones. "El descanso nos asegura que la hormona que se produce en periodos de estrés, el cortisol, se encuentre un poco más baja. El cortisol puede ser responsable de muchas de las lesiones, que pueden ocurrir debido al estrés tanto físico como mental". Además, también incide en la dieta: "Es fundamental una carga de hidratos de carbono el día previo al partido y el día del partido, vigilando mucho el timing. Posteriormente al partido, la dieta tendrá que reducir estos hidratos". "Para el calor, lo crucial es un buen aporte de minerales. La desmineralización es una de las causas de lesiones y menor rendimiento físico", explica.