Roque Mesa y una mini-Liga para reencontrarse a sus 31 años
El medio centro canario del Leganés sopla hoy velas con la certeza de que para Aguirre será pieza clave de las once jornadas que faltan. El mal año pepinero no le ha ayudado.
Llegó a Leganés con una sonrisa de esperanza colgada de su bigote (luego se lo afeitó; "Ahora me pueden llamar el chivo" vaciló por su perilla en la presentación) y el aura de ser quizá uno de los fichajes de la temporada. Costó traerle hasta Butarque. Él mismo reveló que el viaje de la dirección deportiva pepinera hasta su lugar de residencia fue clave para convencerlo personalmente. Roque Mesa era esperanza del Leganés y Leganés, esperanza para él. Para reencontrarse en una versión que parecía diluida desde que cogió las maletas para irse a la Premier League y fichar por el Swansea.
"Me ayudó mucho abandonar de mi zona de confort", admitía en la presentación de su nueva web sabiendo que allí no prorrogó el rendimiento excelso que proyectaba en Las Palmas, cuando Quique Setién le enseñó a jugar por delante de la defensa y hacerlo sin pensar en el resultado. Desde entonces mantiene una amistad profunda con él. Lógico.
El ahora técnico del Barça lo convirtió en uno de los hombres de moda del fútbol español. Aquello ya es pasado. "Soy otro como persona y como futbolista. He crecido bastante", admite. Con su bigote de nuevo comandando su gesto y el mismo objetivo que trajo en la maleta a finales de agosto, cuando firmó por el Leganés.
Cumpleaños en un curso atípico
Hoy cumple 31 años y en las once jornadas que restan la oportunidad de cumplir el objetivo que se puso hace casi 10 meses. Reencontrarse a sí mismo. Volver a agigantar su figura. La verdad de su juego dice que en parte Roque lo ha conseguido. Que a lo largo de la temporada ha ido ganando peso para parecerse cada día más al jugador que quería el Leganés cuando consiguió su cesión desde el Sevilla.
Un futbolista que ya es el 2º al que más faltas hacen en el Leganés, el 6º en pases y el 5º en remates a puerta. También es uno de los máximos asistentes, con dos pases de gol, los mismos que Carrillo, Kevin Rodrigues y Óscar Fernández. En cuanto a ver puerta sólo una vez machacó la meta rival. Fue ante el Valladolid, en Pucela. Ahora será el siguiente rival para la reentré al campeonato.
Sí, Roque ha ido creciendo con la temporada, pero sus tempos parecen ir a destiempo de un equipo descompasado de sus pálpitos. Llegó con necesidad de adaptarse y cuando lo hizo, el equipo vivía en una depresión de resultados que se llevó por delante a Pellegrino. Con Cembranos, Roque admitió que el trato del balón era diferente, pero de nuevo hubo cambio de banquillo.
Su química con Aguirre es buena, y el juego acelerado que proyectó el Vasco, cabalgando a lomos de En Nesyri y Braithwaite le favorecía. Sus pases profundos lucían más. Hasta que uno y otro se marcharon, el Leganés volvió a buscarse a sí mismo y, con él, el propio Roque Mesa.
En Villarreal, en el último partido previo al parón, fue titular y jugó bien formando dupla inédita con Ibrahim Amadou, con el que sí que compartió vestuario en Sevilla. Ahora, para la vuelta del torneo, Roque parece que volverá a ser un fijo, con la veteranía y su clase como herramientas con las que Aguirre pretende potenciar el sueño de la permanencia. Él, entre tanto, tratará de potenciarse a sí mismo. Y lograr lo que pretendía en Leganés. Buscarse a sí mismo. Reencontrarse con Roque Mesa.