La Octava cumple 20 años
Se cumplen dos décadas del triunfo madridista sobre el Valencia en la final de París en la que fue la primera final de la máxima competición europea entre dos equipos del mismo país
Los blancos llegaban con la intención de renovar el título ganado en 1998, mientras que los valencianistas se presentaban con la jovialidad de lograr el que hubiese sido su gran éxito hasta entonces. Pero todo se decidió en la pizarra y en acciones puntuales. La primera marcó la diferencia. Del Bosque alineó un sistema de cinco en defensa, tres jugadores en medio campo y dos atacantes; lo que parecía un 5-3-2 se convertía en 3-4-1-2 que anulaba el poderoso centro del campo valencianista (Mendieta, Farinós, Gerard, Kily González con Angulo de enlace). Los de Cúper se veían rodeados continuamente. La única salida desembocaba en los pies de la zaga blanca. Los restos acababan en las manos de Casillas. Morientes, tras un centro peleado por Michel Salgado, picaba de cabeza el balón ante Cañizares. Era el primer gol del encuentro, y la balanza comenzaba a desnivelarse a favor de los blancos. Acabar la primera parte con ventaja en le marcador fue un duro golpe para los valencianistas.
La segunda mitad fue todo a favor del conjunto blanco. La puntilla la puso McManaman, que ya había rozado el gol con un remate en semivolea en la primera parte, y Raúl sellaron el triunfo de un Madrid (3-0) que fue arrollador desde el principio hasta el final.