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ESPANYOL

Cómo hemos cambiado, Espanyol

La euforia por Europa se desbordaba hace un año en un club hoy al filo del descenso. Gallego, Machín y Abelardo ya suman más derrotas que Rubi en 38 jornadas.

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GRAF3524. CORNELLÀ-EL PRAT DEL LLOBREGAT (BARCELONA), 18/05/2019.- Aficionados del RCD Espanyol celebran la clasificacion de su equipo para la Liga Europa despues de vencer 2-0 a la Real Sociedad en la ultima jornada de LaLiga . EFE/Quique Garc&iac
Quique GarcíaEFE

Tenía que ganar el Espanyol a la Real Sociedad, que se encontraba en idéntica situación, y esperar que el Athletic Club perdiera ante un Sevilla que no se jugaba nada. Tan lejana parecía la carambola que debía producirse en la última jornada de LaLiga que el retorno a Europa del Espanyol tras 12 temporadas de ausencia ese 18 de mayo de 2019 desató la euforia colectiva en un RCDE Stadium que no había vivido nada igual, invasión de campo incluida. La situación hoy, justo un año después, tampoco tiene precedentes en la era Cornellà-El Prat, pero en el polo opuesto.

La transformación del Espanyol en solo 366 días es asombrosa. Parece otro. Aquel equipo comandado por Joan Francesc Ferrer 'Rubi' cosechó un séptimo puesto, la segunda mejor clasificación perica en el siglo XXI, con 53 puntos. Es decir, un promedio de 1,44 puntos por partido, el doble que los cosechados la temporada actual, en que solo 20 puntos en 27 jornadas condenan al Espanyol a vagar en la cola de la clasificación. A situarse a seis de la permanencia. Y a pasar de aquel cielo a percibir las llamas del infierno.

Si bien es cierto que la directiva aguantó a Rubi pese a firmar la peor racha histórica del club (una victoria en diez partidos), en todo el curso sufrió 13 derrotas, dos menos de las que ya acumula esta temporada (y eso que a priori falta por disputarse casi un tercio del campeonato) un Espanyol desdibujado, perdido, apático, que ha tenido que recurrir ya a tres entrenadores distintos sin ni siquiera así recuperar el rumbo.

David Gallego, que procedía del filial, fue la apuesta tras la marcha de Rubi al Betis. Pablo Machín, su sucesor, por la experiencia continental del año anterior en el Sevilla. Y, finalmente, en Navidad aterrizó Abelardo Fernández, con el aval de salvaciones arriesgadas al mando de Sporting y Alavés.

Los jugadores del Espanyol, abatidos, tras la última derrota que se produjo justo antes del parón, en El Sadar.
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Los jugadores del Espanyol, abatidos, tras la última derrota que se produjo justo antes del parón, en El Sadar.MIKEL SAIZDIARIO AS

Ni con la triple sacudida en el banquillo, ni con una inversión de 40 millones en fichajes en enero entre Raúl de Tomás, Adrián Embarba, Leandro Cabrera y Oier Olazabal, fue capaz el conjunto perico de levantar cabeza antes del parón obligado por la pandemia de COVID-19, en la que para colmo también han sido el club más afectado, con ocho positivos de jugadores.

La viva imagen del cambio es el RCDE Stadium, hace un año repleto, ensordecedor y fogoso para celebrar el retorno a Europa, una ilusión que fue convirtiéndose en un caramelo envenenado, y hoy desangelado, desierto, vacío. Como lo estará, si se reanuda LaLiga, para abordar el milagro de la permanencia.

De la venta histórica al fichaje récord

Una de las demostraciones del cambio experimentado por el Espanyol, o de la errática gestión de su buen resultado de hace un año, está en las cuentas. Se permitió el club en agosto el lujo de cerrar la venta más elevada de su historia, Borja Iglesias al Betis por 28 millones. Y en enero tuvo que afrontar con urgencias y de una tacada el mayor gasto de siempre: 20 por Raúl de Tomás (su fichaje más caro), 10 por Adri Embarba y 9,5 por Leandro Cabrera.