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Campeones por sorpresa (XIX)

Grecia conquista Europa

Un serial que repasa a las grandes sorpresas de la historia del fútbol, desde el Nottingham Forest campeón de Europa al Leicester que conquistó la Premier.

Grecia celebra la Eurocopa 2004.

De entre todos los grandes torneos de selecciones de la historia, es posible que la Eurocopa de 2004 puede ser el que haya tenido un desenlace más inesperado. Pocas veces se vio que un equipo con tan pocos recursos como era la selección griega de aquel año se proclamara campeón de una competición de tanto nivel. El hombre del milagro fue Otto Rehhagel, que con un equipo cuyas mayores estrellas eran Dellas, Seitaridis, Katsouranis y Charisteas, fue eliminando a los favoritos con un sistema defensivo intachable y una capacidad extraordinaria para aprovechar el balón parado. Sus víctimas, la España de Camacho, la Francia de Zidane, la República Checa de Nedved y Rosicky y la Portugal de Figo, Deco y un joven Cristiano jamás se imaginaron que Grecia sería el verdugo de todos ellos.

Y es que Grecia dio un golpe sobre la mesa desde el principio. Los helenos jugaron contra Portugal, que era la anfitriona de la Eurocopa, en el partido inaugural, y se llevaron la victoria para sorpresa de todo el mundo. Aquella Portugal se cimentaba en los jugadores del Oporto campeón de Europa ese mismo año (Maniche, Costinha, Deco, Carvalho, Ferreira...) y estrellas como Figo, Rui Costa y el emergente Cristiano Ronaldo. Por contra, Grecia no contaba con ningún jugador de verdadera relevancia internacional. Sus jugadores más conocidos eran Dellas, que era defensa suplente en la Roma, y Charisteas, un delantero de fondo de plantilla en el Ajax. El resto, salvo algunas excepciones, jugaba en el fútbol griego.

España, que tras la derrota de Portugal en el primer encuentro era favorita para pasar como primera de grupo, no pasó del empate ante los griegos (1-1), que se clasificaron a la cuartos de final como segundos a pesar de perder frente a Rusia en el último encuentro. Empataron a puntos con la Selección española, que quedó eliminada porque el golaveraje final benefició a los griegos, que consiguieron el pase a la siguiente ronda de un torneo por primera vez en su historia.

Todo hacía indicar que la aventura griega terminaría ahí. La Francia de Zidane y Henry, al igual que el ejército persa en las Guerras Médicas, lo tenía todo a favor para arrasar a Grecia y asaltar Europa. Rehhagel, como Leónidas en las Termópilas, plantó un muro que rechazó todos los ataques bleus y a diferencia de lo que ocurrió entonces, los griegos no sucumbieron y terminaron venciendo la batalla. Un cabezazo inapelable de Charisteas hizo tañer todas las campanas: Grecia jugaría la semifinal de la Eurocopa. Allí les esperaba una República Checa comandada por el vigente Balón de Oro, Pavel Nedved.

El guión de los cuartos se repitió en las semifinales. Los griegos se encerraron atrás todo el partido y apenas se acercaron a la portería de Cech, que estuvo inédito. En aquel torneo, la regla del gol de oro se cambió por el gol de plata, que evitaba jugar la prórroga completa si uno de los dos equipos vencía al descanso de esta, y Grecia la aprovechó. En el minuto 104, el último de la primera parte del tiempo extra, Tsartas botó un córner y Dellas lo remató a la red. Nunca antes nadie hizo tan poco para jugar un final tan importante.

Aquella Eurocopa fue capicúa. Terminó como empezó. Por el otro lado del cuadro, Portugal había vencido a Holanda en semifinales por lo que la final la disputarían los dos equipos que disputaron el encuentro inaugural. Una vez más, los griegos echaron el cerrojo atrás y de nuevo en un córner, esta vez rematado por Charisteas en el 57’, encontraron la llave para hacer el único gol del encuentro en el que fue prácticamente su único acercamiento al área rival. Portugal se volcó hacia la portería de Nikopolidis, pero no tuvo suerte. Cristiano, que había sido el jugador revelación del torneo, terminó el encuentro llorando sobre el césped mientras Grecia celebraba una de las mayores sorpresas del historia del fútbol. Doce años después, en la Euro 2016, era Cristiano quien alzaba aquel mismo título mientras la selección griega celebra como una victoria clasificarse a una fase final de un torneo de selecciones.