El mayor letargo de Cornellà
Ya van diez semanas sin partidos en el estadio del Espanyol, más tiempo del que transcurrió entre la apoteósica clasificación europea y el caluroso debut de este curso.
68 días transcurrieron en 2019, con unas vacaciones y una escueta pretemporada de por medio, entre el último partido del Espanyol en el RCDE Stadium, la gloriosa tarde del 18 de mayo en que regresó a Europa tras 12 años de ausencia (con un triunfo por 2-0 frente a la Real Sociedad) y la calurosa noche del 25 de julio, cuando se estrenó el equipo en la competición continental, con la disputa de la primera previa, ante el Stjarnan islandés (4-0). Un paréntesis ya inferior al que se cuenta este año, sin haber siquiera concluido la competición.
Se ha superado ya la friolera de diez semanas, más de 70 días, como el tiempo que hace que el Espanyol no juega en casa, en Cornellà-El Prat, desde que lo hiciera aquel lejano 1 de marzo contra el Atlético de Madrid (1-1). Y, por mucho que los entrenamientos avancen y se cumplan los pronósticos más optimistas de LaLiga, se rebasará al menos el centenar de días. Será entonces, o más tarde, cuando el Alavés visite un estadio que, eso sí, no contará con su esencia: la afición. Ni en 100 días ni probablemente en unos cuantos centenares más, a causa de la COVID-19. Y eso que, en los seis encuentros restantes en casa, si se acaba por disputar el campeonato, deciden los pericos su permanencia en Primera.
Hasta el obligado descanso, había albergado el RCDE Stadium tantos partidos este curso como en la mayoría de temporadas íntegras: 20 (13 de LaLiga y siete correspondientes a la Europa League), con un balance de seis victorias, seis empates y ocho derrotas.
Llevaba el Espanyol en casa una sola victoria en LaLiga, el 1-0 contra el Mallorca, la gran clave de los males de su nefasta clasificación, aunque por otra parte permanecía (y permanece) invicto como local en el campeonato desde 1 diciembre ante Osasuna (2-4). Hace casi medio año.
Paradójicamente, el bagaje en la Europa League fue mucho más meritorio, con cinco triunfos y un empate, pero cuenta con una importante mancha: la derrota (0-1 ante el CSKA de Moscú, el 12 de diciembre) que truncó la racha de 26 partidos continentales invictos, el récord de cualquier equipo en la historia pero que ahí quedará. Entre los sueños del estadio. E incluso en los letargos, como el actual.