José Boto: "Oblak era un niño con la serenidad de un treinteañero"
José Boto construyó y lideró durante una década el departamento de ojeadores del Benfica, que se convirtió en referente mundial y, entre otros, fichó al meta esloveno y a Jovic.
José Boto (2-3-66, Loures, Portugal) lleva temporada y media como jefe de ojeadores del Shakhtar Donetsk ucraniano, donde ha llevado su conocimiento y su modelo, el que comenzó allá por 2007 en el Benfica y que ha convertido al equipo lisboeta en uno de los que ficha muy bien y que vende todavía mejor. Boto construyó un departamento de ojeadores que revolucionó el fútbol portugués, cuyo resultado, por ejemplo, se puede evidenciar en la captación de un talento como Oblak.
¿Dónde está en este momento?
Estoy en Portugal, siguiendo la evolución del coronavirus para poder volver a Ucrania y terminar la temporada. Estábamos en un momento importante, después de eliminar al Benfica en la Europa League y ganar el primer partido de octavos de final al Wolfsburgo. Era un momento excitante. Ahora esperamos para regresar. Fui a Ucrania porque el Shakhtar se identificaba con mi idea de fútbol de ataque alegre y posesión. Ellos eligen jugadores y entrenadores pensando en ese modelo y son gente muy afable.
Antes había revolucionado el fútbol portugués construyendo un departamento de ojeadores que ha sido referencia y que le ha dado al Benfica mucho prestigio.
Hemos construido algo importante en todo ese tiempo allí. Cuando entré no había nadie. Nos convertimos en un club que compraba bien y vendía mejor, con un departamento de captación nuevo y muy pequeño. Leíamos estos días artículos sobre que Benfica vendió en los últimos diez años por valor de más de 500 millones. El departamento era pequeño, de 4 o 5 personas.
Witsel, Matic, Lindelof, Oblak, Jovic... Son muchos jugadores que después han dejado mucho dinero en el club. ¿Cómo un departamento tan pequeño se adelantaba a los clubes más poderosos de Europa?
Hay dos factores muy importantes. El primero es que creo en departamentos pequeños porque la información circula más rápido. Lo más importante es la velocidad desde que detectas a un jugador hasta que se toma la decisión. No es verdad aquello de que yo tenga mejor ojo que otros. Todos recorremos los estadios de Primera, Segunda y Segunda B y tenemos buen ojo. Eso sí, hay que discernir si el jugador que es bueno cuadra con tu manera de jugar. Es una gestión del tiempo, desde el momento que ves al jugador hasta que decides. Cuanto más tiempo juegue y destaque el futbolista que te interesa, más vas a pagar. Por eso un departamento pequeño es la clave, en contraposición a los departamentos de los clubes ingleses que son de mucha gente. La otra ventaja de un club como Benfica era su estatus, de un segundo nivel económico, eso nos permitía aprovechar mercados que otros clubes no explotaban. Por ejemplo, Brasil. Los clubes más poderosos no iban directamente allí, éramos los menos ricos los que íbamos y probábamos con ellos en un campeonato menos fuerte, los presentábamos en la Champions o Europa League y, después, los más grandes venían a comprar. Pero esto último ha cambiado últimamente.
¿Por qué?
El Real Madrid acudió allí a fichar, a Rodrygo y a Vinicius, y ha roto el mercado, lo ha encarecido. Ahora te piden salvajadas por chicos jóvenes con potencial que apenas han jugado dos partidos con el primer equipo. Tenemos que reinventarnos e ir a buscar antes de que lleguen al primer equipo para que el precio quede a la mitad.
¿Cómo se dividían el trabajo en Benfica?
Primero teníamos muy definido dónde ir a escoger. No nos servía atender la Primera española porque ahí no podíamos pescar, pero teníamos controlados los filiales y la Segunda. Así vienen los Rodrigo, Nolito, Grimaldo... No podíamos perder el tiempo mirando la Premier si no tenemos la capacidad de penetrar allí. Teníamos los mercados muy definidos. Brasil, los Balcanes, los filiales españoles, la Segunda... Cada uno tenía dos o tres países que peinar.
En los Balcanes pescaron mucho y bien. Oblak, Jovic, Markovic, Fejsa, Matic, Djuricic, Sulejmani, Mitrovic, Saponjic...
Llegamos a tener en una temporada a seis balcánicos en el equipo. Como mirábamos muy temprano allí, ya sabíamos que venía una generación balcánica muy importante. Los habíamos observado desde la edad Sub-16 y cuando llegaban a Sub-19 ya teníamos tomada la decisión.
¿Cuándo fue la primera vez que vio a Oblak?
Viendo un partido de la Sub-21 eslovena. Él tenía como tres años menos que esa categoría. Llamaba la atención ver aquel niño de 16 años y lo comenzamos a seguir con mucho detalle en vídeo y en vivo. Verle con esa edad desenvolverse así te impacta. Yo fui a verle dos partidos y algún otro compañero más de dos. Él pasó al primer equipo. Era un jovencito con unas posibilidades enormes, que ya tenía una experiencia importante.
¿Qué le sedujo de él?
Dos cosas. Siendo casi un niño tenía una madurez propia de un portero de más de treinta años. Y, luego, su agilidad bajo los palos. Era espectacular, bueno, como es ahora, uno de los mejores si no el mejor del mundo. Tenía una serenidad anormal, muy por encima de su edad, parecía que tenía 32 años. Hicimos los informes y se tomó rápido la decisión. El presidente se ocupaba de los procesos negociadores.
Ficharon a Oblak, pero lo cedieron varias veces.
En Benfica teníamos claro que cuando tienes que anticiparte tanto en la edad, después hay que tener paciencia y más con un portero. No puedes coger a un chico de 18 años y que mañana esté jugando la Champions. El portero, además, es diferente. Un jugador de campo te lo puedes quedar media temporada para ver cómo se adapta, pero un portero tiene que jugar. Una persona hacía el seguimiento de los cedidos, elaborando cada semana un informe de cada uno. Íbamos mirando y le preguntábamos a los clubes y a los entrenadores. Él tuvo un proceso un poco raro porque en las dos primeras cesiones no jugaba mucho, pero cuando lo hacía estaba muy bien. Él mismo vio esos informes, en los que se confirmaba lo que pensábamos cuando lo fichamos, que era un portero diferencial. Entonces preguntábamos por qué no jugaba más a los entrenadores y siempre era la misma respuesta: "Es que no tiene tanta experiencia, es joven, hay otro más veterano que tengo que poner..." Hasta que llegó a Rio Ave y ahí demostró todo su potencial.
¿Y volvió para apenas jugar media temporada como titular en Benfica?
Eso también define su carácter. Se lesionó el titular y a él le llegó su turno. Agarró la oportunidad y no la soltó, con mucha decisión. Demostró que pese a no jugar estaba enfocadísimo. Le tenemos un cariño muy grande, que un jugador llegue a lo que preveías.
También trajeron a Jovic de los Balcanes.
Es un proceso similar, pero con una cosa diferente. Él ya tenía mucho mercado por su rendimiento en el primer equipo del Estrella Roja y en la selección Sub-19 serbia. Nosotros lo fichamos después de un gran Europeo que hizo. Él ya tenía un cartel diferente al de Oblak. Por eso también su proceso de adaptación no fue tan bueno. La culpa fue de las dos partes, porque él venía con la ilusión grande que le habíamos vendido de jugar ya en el primer equipo. Entonces, al primer partido que le tocó bajar al filial, se vino abajo. Él tenía a muchos clubes poderosos que le querían para equipos filiales pero había que convencerle... Pero cuando llegó, teníamos jugadores en su posición que estaban haciendo goles. Él se vino muy abajo mentalmente. Nunca pudo demostrar el potencial que le veíamos, pero yo personalmente se lo recomendé al Eintratch, donde tenía amigos. Si le recuperaban mentalmente iban a tener un jugador muy valioso. Me creyeron y así fue. Fue rentable, sin llegar a jugar cinco partidos con Benfica. Oblak y él no son casualidades para el Benfica. Los captamos porque teníamos un conocimiento profundo previo de que venía una generación importante en los Balcanes. Yo me pasé mucho tiempo recorriendo la zona. Sabía lo que podía venir y lo teníamos controlado.
Parece que Jovic vuelve a necesitar recuperarse mentalmente.
Sí, porque el Real Madrid no es fácil para nadie y tiene una competencia brutal con Benzema, uno de los mejores del mundo. El chico viene de dos años donde ha sido importante en la Bundesliga y ahora da un paso atrás que le cuesta digerir. Pero si tienen paciencia con él, va a ser un jugador importante.
También a Madrid y al Atlético llegó Saponjic, otro jugador que Benfica.
Él era el otro delantero de la selección Sub-18 y Sub-19 de Serbia, pero el Mundial Sub-20 lo jugó todo él porque Jovic estaba lesionado. Como nosotros teníamos un gran déficit de delanteros en nuestra cantera, optamos por contratar a los dos. Saponjic no ha destacado como Jovic en Alemania, pero tiene también un buen potencial. Mentalmente es más fuerte que Jovic y es más de área. Ves a Jovic en el Madrid y parece enfadado o jugando algo desmotivado. Jovic, en mi opinión, tiene más calidad, pero no es tan fuerte mentalmente como Saponjic.
Al que también ha visto crecer en Seixal es a João Félix.
Claro. Es un crack. Era diferencial. Técnicamente casi perfecto, pero lo que era increíble era su entendimiento del juego y su visión de lo que está pasando. También, la capacidad para hacer mejores a los de alrededor y su toma de decisiones.
¿Cómo le ve en el Atlético?
Los buenos jugadores juegan en todos los modelos y sistemas, pero yo pienso que João destacaría más si jugara en otro modelo, donde no se le pidiese tanta tarea defensiva y, sobre todo, el que no tuviera que arrancar desde tan atrás. Él trabaja, lo hacía en Benfica, pero no tenía que venir tan atrás. Realizaba su trabajo defensivo, pero más cercano al área, donde él marca la diferencia y no se desgasta tanto. Cuando llega a su zona le falta esa frescura para dar lo mejor de sí.
En Benfica, ¿tenían un modelo específico de jugador que buscaban?
En Shakhtar estoy como pez en el agua, porque me gusta un fútbol ofensivo y creativo. Aquí en Ucrania lo he encontrado. La parte física es también importante, pero nosotros apreciamos mucho más la parte cognitiva y la calidad técnica. Buscamos un entendimiento notable del juego para exprimir esa calidad. En Benfica dependíamos mucho de las ideas de los entrenadores y muchas veces teníamos que cambiar un poco lo que buscábamos, porque no había un modelo de juego definido. Pero sí había una cosa fija, Benfica era un club vendedor y había que captar jugadores con posibilidad de llegar a un futuro traspaso. Atractivo para los grandes mercados y no tanto obedeciendo a un estilo de juego, como ahora hacemos en el Shakhtar.
Todavía hay clubes que siguen fichando por recomendaciones de agentes...
Los clubes tienen que pensar que un departamento de scouting no es para gastar dinero es para ahorrar dinero. Muchas veces es tan importante lo que traes como lo que impides que tu club traiga... Gastar dinero en ojeadores es dinero que a la postre ahorras. Somos también el contrapunto para ideas de los entrenadores que quieren traer a 'sus' jugadores o protegemos al club de la influencia de los agentes. Tenemos que evitar fichar por fichar.