'Qué fue de...' Paul Breitner, el madridista que leía a Mao
Puede presumir de haber jugado en el Madrid y el Bayern, del que hoy es embajador. Con inquietudes sociales, se le conoció como el Kaiser Rojo y llegó a acariciar el Balón de Oro...
Paul Breitner (Kolbemoor, Baviera, Alemania, 5-9-1951) fue un excelente futbolista alemán que brilló especialmente en los años 70, retirándose finalmente en 1983 con sólo 31 años. Fue un jugador polivalente, de los pocos que puede presumir de haber triunfado en dos grandes de Europa: el Bayern Múnich y el Real Madrid. Además, es junto a Pelé, Vavá y Zidane el único que puede presumir de haber metido goles con su selección en dos finales de dos Mundiales distintos. El que suponía el 1-1 ante Holanda en la final del Mundial de 1974 disputada en Múnich (marcó de penalti) y el gol del honor ante Italia en la final del Mundial de 1982, jugada en el Bernabéu (su gol postrero supuso el 3-1 que no evitó la derrota ante los transalpinos). Además, en 2004 elaboró Pelé, por encargo de la FIFA, una lista con los 100 mejores jugadores de la historia que estuviesen en vida en ese momento. La leyenda brasileña incluyó a Breitner.
En el Bayern tuvo dos etapas triunfales. De 1970 a 1974, culminándolo ese último años ganando la Copa de Europa con sus paisanos, y la que va de 1978 a 1983. En 1981 llegó a ser nombrado segundo mejor jugador del mundo en la votación por el Balón de Oro, que ganó su compañero Rummenigge. En 1974 se consumó su fichaje por el Real Madrid, donde coincidió con su compatriota Netzer, aterrizado en el Bernabéu un año antes. “Le dije que estuviese tranquilo, que yo correría por él. Así él, que tenía una técnica estupenda, podía dedicarse a jugar y disfrutar”, explicó a AS en una entrevista publicada el 1 de mayo de 2018. Hablando del 1 de mayo, a Breitner le perjudicó mucho en España (no hay que olvidar que cuando llegó Franco todavía vivía) la fama de revolucionario, rebelde y rojo. Por eso le apodaron el Kaiser Rojo (también ‘El Abisinio’). Él lo explicaba en la misma entrevista (“en esa época los jóvenes de Alemania leíamos el libro de Mao y llevábamos pegatinas del Che, pero no era alguien con filiación política definida”). En el Madrid sucedió que en una ocasión los trabajadores de la empresa Standard estaban en huelga y pidieron ayuda a los jugadores, hablando con Amancio como capitán. Al final fue Breitner el que se mojó más dándoles 500.000 pesetas, y eso aumentó su fama de revolucionario. Pero con Santiago Bernabéu conectó muy bien y si en 1977 se fue aconteció exclusivamente por decisión personal suya, dado que tenía muchas inquietudes culturales y empresariales y en Madrid se aburría al dedicarse sólo a jugar al futbol.
Escalando en el Bayern
Tras dejar el fútbol pudo empezar a aplicar su vocación de gestión y administración, que compaginó con colaboraciones en televisión y prensa escrita de Alemania. Pero a él le gustaban los despachos y por eso cubrió casi todos los escalones posibles en el Bayern, el club de su vida. Allí llegó a ser presidente mientras que ahora es asesor del Consejo de Administración del club bávaro. Su amistad personal con Rummenigge, Uli Hoeness y Beckenbauer le permite tener vikingos con los muniqueses casi de por vida. Su opinión es muy valorada al ser una persona muy permeable con la realidad social y las inquietudes de los simpatizantes del Bayern, el gran club hegemónico de Alemania. En el Madrid sólo estuvo tres temporadas, pero dejó el legado de dos Ligas y una Copa ganadas, la última del Generalísimo (tras un derbi trepidante, una prórroga y una tanda de penaltis de infarto ante el Atleti en el Calderón). Breitner estuvo en Madrid en 2002 con motivo del Centenario del Club y en los últimos años ha acompañado al Bayern al Bernabéu con los últimos enfrentamientos que han mantenido en Champions. Sus dos amores, Bayern y Madrid. Es querido y respetado en estos dos gigantes del fútbol mundial y europeo…