Cuando el Leganés convirtió San Mamés en sucursal de Butarque
Se cumplen 4 años del triunfo (1-2) en La Catedral ante el Bilbao Athletic. Era la primera visita a un estadio vacío que contó con amplia parroquia blanquiazul. Victoria clave para ascender
San Mamés guarda una mística especial que para el Leganés es mística de épica. Cuatro veces los pepineros han puesto sus pies en un estadio que estrenó siendo de Segunda. Han pasado cuatro años. Aquel 2 de mayo de 2016 el Lega soñaba con ser de Primera y retornar al Botxo para jugar, no contra el filial, como sucedió aquel lunes, sino contra los mayores. Con las gradas llenas y el rugir de los leones presionando en el cogote. Lo consiguieron, sí, pero para aquello tuvieron que esperar un año más, cuando la salvación en Primera se cerró sobre el verde euskaldún de La Catedral. Para llegar a esa gesta antes hubo que lograr otra. La que hoy es efeméride. La que se cerró un lunes y con congoja en el aliento.
Visitaba el Leganés San Mamés para medirse al Bilbao Athletic en el último curso en el que el segundo equipo rojiblanco cursó en Segunda. Andaban los locales obsesionados con salvar la categoría y los visitantes, con superarla para ser de Primera, una frase que hoy suena a rutina pero que entonces tenía acordes de sueño imposible. De subidón impensable. Violines de Champions en los oídos blanquiazules.
Aprovechando aquella ilusión (y que era festivo en Madrid), la Legamanía se hizo carne en el último anillo de un San Mamés casi vacío de no ser por esos pepineros que convirtieron el estadio en una sucursal de Butarque. Tenían incluso embajador en el enemigo. Javier Eraso dejó ese curso el Lega para retornar a Bilbao, pero al primer equipo. Y como pepinero de pro (hoy es leyenda al sur de la capital) ejerció en el recibimiento a los que el año pasado fueron sus amigos y compañeros:
-¡Tú ya has llegado ahí!- Le saludó Asier Garitano señalando el césped.
-Sí, bueno... - se reía Eraso
-¡¿Cómo que no?! Me cago en Dios que hace dos años estabas jugando en Puerta Bonita- le recordó Asier.
- Si yo no me quejo- replicó Javi.
-Ahora a ver si llegamos nosotros ahí- anhelo el entrenador del Leganés
-Que sí hombre, fácil-le comentó su ex pupilo
-Los cojones fácil- le replicó Garitano en un tono de voz que todos en Leganés conocen. Entre la sorna y la seriedad. Medio chulería vasca, medio chulería madrileña.
El extracto del diálogo es del libro "Leganés es de Primera", en el que se relatan parte de las intimidades de aquel curso que bien se pudo ir al traste en aquel partido. El Leganés debería haber ganado fácil, pero como dijo Garitano (en otro tono, eso sí), de fácil no tuvo nada. De hecho, el Bilbao Athletic se adelantó con un gol obra de Santamaría tras una primera parte en la que los vascos parecían los que iban a ascender y los madrileños los que luchaban por la permanencia.
"Tranquilos, que peor ya no lo podéis hacer", les dijo Garitano a sus chavales al descanso en una charla con más mensaje que voces. Funcionó. Tras la reanudación, Szymanowski marcó uno de los goles más bonitos que jamás haya hecho de pepinero en un eslalon infinito con zambombazo a la escuadra.
Luego fue Gabriel el que, en un córner ejecutado por Omar Ramos, puso el 1-2 definitivo. Lo celebró mirando a esos hinchas desplazados que trasplantaron la semilla del pepinerismo en San Mamés y que germinó un año después con la permanencia en ese mismo recinto. Pero es es otra historia que necesitó de un prólogo también épico. El de este triunfo épico un 2 de mayo de 2016.