Etxebe: "Ojalá el hijo de Guerrero marque una época en Bilbao"

Joseba Etxeberria es una leyenda del Athletic. 514 partidos a sus espaldas señalan a un jugador muy especial, solo superado por los inigualables Iribar (614) y Txetxu Rojo (541). Solo le faltó alcanzar un título. Llegó desde la Real Sociedad, el eterno rival, en una operación que levantó ampollas en el club donostiarra. “Sentí una alegría muy grande, sabía que venía a un gran club, pero no pensaba que era tan grande a nivel social. Estoy agradecido porque no es fácil apostar tan fuerte por un jugador tan joven, solo tenía 17 años y no había demostrado nada. Tuve la suerte de jugar 15 temporadas en el Athletic y este club lo cambió todo a nivel deportivo y sobre todo a nivel personal”, explica el Gallo, ahora un bilbaíno más (sus dos hijas nacieron en el Botxo).

Lamenta Etxebe no haber levantado una copa “pero el título más grande es el cariño de la gente”. Le habría gustado jugar con Iribar “la mayor leyenda de este club y un referente a todos los niveles”, sin olvidar a Zarra o Rojo I. Su mejor recuerdo como león hay que encontrarlo en el año del Centenario, en 1998, “por los numerosos actos que se hicieron” y encima fueron segundos en la Liga, cuando solo los dos primeros iban a la Champions. El exdelantero contribuyó con un gol decisivo ante el Zaragoza en el último compromiso de San Mamés, su tanto más importante según confesión propia. Bueno, también destaca otro momento: el estreno, los “nervios” en las escaleras de la antigua Catedral “eso no se te olvida nunca”. Tampoco el partido que ponía el cierre a su etapa de jugador. “Me imaginaba que iba a ser emotivo y crees que estás preparado para vivir un momento así, quería contenerme y controlar un poco la situación, pero fue imposible. En el momento del cambio te vienen todos los recuerdos, sientes más que nunca el cariño de los compañeros y desde la grada”.

Aparcadas las botas, se centra en su faceta con la pizarra, dirigiendo al Bilbao Athletic. El entrenador que más le ha marcado ha sido Valverde, “he tenido la suerte primero de ser su compañero (en la última temporada de Txingurri como jugador), luego ha sido mi entrenador y he podido estar en el día a día en el cuerpo técnico a su lado”, refresca Etxebe. Tiene varios espejos en los que se refleja, sobre todo en Carlos Bianchi, que triunfo en aquel Boca que volaba con Schelotto y Palermo, aunque pasó sin pena ni gloria por el Atlético, y de la época reciente admira a Klopp, pero en aquella versión del Dortmund más que l actual del Liverpool. Porque el legendario 17 se expresa y exige como actuaba sobre un terreno de juego: le gusta el fútbol a mil por hora. “Soy un entrenador bastante impaciente, mis jugadores tienen que jugar a toda velocidad. El equipo tiene que ser rápido en la circulación e intenso en la presión”. Siempre pone una línea de cuatro defensas y el sistema que más le gusta es el 4-2-3-1, aunque a veces opta por el 4-3-3- o 4-4-2.

¿Hay demasiada prisa con los jóvenes?

Precisamente nosotros por nuestra filosofía y porque confiamos mucho en la cantera, tenemos más paciencia que el resto, Lezama es un centro de alto rendimiento, confiamos mucho en los chicos pero la exigencia es máxima, la Primera División tiene un nivel altísimo. El Athletic es un club que cuida muy bien a sus jugadores.

¿Puede citar a tres jugadores que haya entrenado y los ve jugando años arriba?

Hay varios que tienen buena pinta y están progresando mucho, Por ejemplo, los que han debutado en el primer equipo, Ezkieta, Vencedor y Sancet. Hay otros que están realizando una buena temporada con el Bilbao Athletic y demostrando muchísimo nivel como Zarraga, Artola y Morcillo. Otros que han estado lesionados como Urain tienen un gran nivel. Hay jugadores que se han ganado la posibilidad de poder subir, pero luego se lo tendrán que ganar ellos. Después hay que demostrarlo y ser muy constante.

¿Cómo puede afectar a los jugadores el confinamiento?

Puede afectar más a nivel físico a jugadores de más edad y a nivel psicológico al jugador joven. Los más maduros saben relativizar y aceptar mejor las cosas. Como entrenador es lo que más me está preocupando con el filial. Hacen entrenamiento de lunes a sábado y no tenemos duda en lo físico, pero a ver qué tal vuelven. Hay ganas de vernos y juntarnos. Esperemos que se adapten rápido.

¿Qué le parece la labor de Guerrero como técnico? ¿Su hijo triunfará?

Está haciendo un gran trabajo en la Federación en las diferentes categorías, grandes cosas. Conozco poco a su hijo Julen Jon, he visto algunos vídeos, sé que es zurdo y tiene mucha calidad, veremos cómo evoluciona, ojalá pueda seguir esta mejora y pueda marcar una época en el Athletic.

Aduriz igual no puede jugar la final de Copa…

Conociéndole, que es todo fuerza y energía, seguro que lo estará pasando mal. Estar al término de su carrera deportiva y tener la posibilidad de jugar una final de Copa… estará de deseoso de jugarla ojalá todo se arregle se pueda dar y sea uno de los protagonistas. Será complicado, justo esta desgracia…

¿Cómo espera que sea la final?

Será muy emocionante e igualada, con un marcador corto. Me quedaría con uno a cero, no sé quién puede hacer el gol, para ponerle la guinda a su carrera, si lo marcara Adu, mucho mejor.

¿Qué le parece la liga de los filiales?

No soy partidario. Entiendo que haya gente que lo quiera. El filial está en el último peldaño para el fútbol de elite y cuanto más exigente sea, enfrentándose los chavales a jugadores ya hechos, mejor. No creo que sea bueno el hecho de que su primera experiencia de jugar con jugadores diez o quince años mayores sea en Primera.

Williams dijo que le habría encantado jugar con usted.

Me habría gustado, es diferente a todos los demás, esa explosividad no la tiene nadie. Me alegro mucho por él, le he seguido muy de cerca desde que lo fichamos del Pamplona para el Juvenil de División de Honor. Ha mejorado muchísimo, se le veía que tenía muchas ganas de aprender. Tiene esa hambre de querer ser mejor y aprovechar todos los entrenamientos, partidos y consejos. Todos se lo han ganado, pero especialmente Iñaki, sabiendo cuál ha sido su historia. Me alegro muchísimo por él viéndole triunfar.