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El ascenso del 'Real Valladolid de los récords' cumple 13 años

El 22 de abril de 2007 el conjunto blanquivioleta volvió a Primera de la mano de José Luis Mendilibar y lo hizo con ocho jornadas de adelanto, algo que nadie había hecho.

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El ascenso del 'Real Valladolid de los récords' cumple 13 años
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Celtas Cortos ha hecho que el 20 de abril del 90 sea para siempre una fecha especial y podría ser una de las bandas sonoras de lo que ocurrió dos días después, pero 17 años más tarde. El 22 de abril de 2007 el Real Valladolid de Mendilibar y de los récords consiguió el ascenso a Primera División en el Heliodoro Rodríguez López, y lo hizo con ocho jornadas de adelanto, algo que nadie había hecho hasta entonces y que nadie ha repetido después.

Se cumplen, por tanto, 13 años de uno de los ascensos más celebrados y más disfrutados por los aficionados y por toda la ciudad. Lo cierto es que el Pucela iba a cumplir su tercera temporada en Segunda, todas ellas con más pena que gloria desde que descendió en la aciaga campaña en la que Fernando Vázquez dirigió al equipo, curso 2003-04. El comienzo de la 2006-07 no presagiaba demasiados cambios, con la llegada de Mendilibar y con una pretemporada en Austria caótica con resultados regulares... El inicio de la campaña también fue irregular, con tres derrotas, dos victorias y un empate. En la sexta jornada, tras caer en casa, ante el Salamanca por 2-3, Mendilibar estuvo contra las cuerdas, pero aguantó el envite y el equipo reaccionó de una forma impensable y espectacular.

Desde la jornada siete, los blanquivioletas engancharon 21 victorias (incluyendo la de Tenerife) y siete empates; es decir, 28 partidos seguidos sin conocer la derrota, algo que visto con el paso del tiempo es realmente increíble. A esto hay que añadir que aquel equipo dio la cara en la Copa, disputando cuatro rondas a doble partido, eliminando al Lorca y Elche, además del Villarreal de Primera y cayendo ante el Deportivo de La Coruña en cuartos. Esa cifra de partidos le permitió sumar todos los puntos necesarios para que Almería y Murcia, sus perseguidores, no le pudieran alcanzar en la jornada 34 y para que llegase el ansiado ascenso.

El partido se jugó un domingo, con un calor húmedo en Canarias, en un Heliodoro Rodríguez López acostumbrado a aguar fiestas (que se lo digan al Real Madrid) y que no quería ver una celebración de ascenso sobre su césped. Los aficionados, a pesar de la distancia, se desplazaron para acompañar al equipo y un grupo de más de 500 estuvieron en el 'gallinero' del estadio, la zona más alejada del césped. La alineación de aquel partido queda para la historia: Alberto, Javi Baraja, Pedro López, Gonzalo Vicente, Iván Hernández, Iñaki Bea, Capdevila, Álvaro Rubio, Sisi, Llorente y Víctor. También jugaron Borja, Marcos (entró por Gonzalo Vicente lesionado en los primeros minutos) y Manchev, que fue importante en el partido.

Muy pronto se vio que el Valladolid no había ido a Tenerife con la idea de dejar pasar la oportunidad y en el minuto 23 Víctor abría el marcador. El partido, curiosamente, no se dio por televisión, eran otros tiempos, por lo que la radio fue el medio más usado para seguir la evolución del choque. Los minutos fueron pasando y el ascenso estaba a un paso, hasta que el búlgaro Manchev puso el 0-2 en el minuto 84 y llevó la tranquilidad a la grada y a sus compañeros. Faltaba el estallido final que llegó con el pitido del árbitro Del Cerro Grande.

Las imágenes a pie de césped son difíciles de olvidar e incluso de contar. Los abrazos de Suárez con Marcos, las lágrimas mezcladas con la alegría de algo esperado pero tan importante para el club, Óscar Sánchez a la pata coja... y, por supuesto, Mendilibar, gran protagonista e icono desde entonces para cualquier aficionado del Real Valladolid. El vasco encabeza ese selecto club en el que sólo moran algunos privilegiados, como Djukic, Cantatore o Sergio González y pocos más.

La noche de celebración no tuvo límites y la alegría se desbordó en los salones del hotel de concentración hasta altas horas de la madrugada... y debe quedar dentro del secreto de sumario, pero se quedó pequeño con lo que esperaba al equipo en pocas horas.

Después de prácticamente no haber dormido y de la fiesta, tocaba coger el avión, donde algunos continuaron desplegando su alegría, y regresar a Valladolid. Dio la casualidad que era el 23 de abril, lunes festivo en Pucela por ser el día de la comunidad de Castilla y León, y eso propició que la ciudad, si la ciudad entera, se echara a la calle. Todavía alguno de los jugadores que vivió aquello se frotan los ojos recordando cómo llegaron a media tarde y se subieron al barco 'La Leyenda del Pisuerga' y remontaron el río desde Arroyo hasta la playa de las Moreras. Las márgenes estaban abarrotadas de gente y en cada puente no cabía un alfiler más, aclamando el paso de los héroes de aquel momento. Es imposible calcular cuanta gente salió a la calle aquel día, pero no sería descabellado asegurar que pocos eventos o acontecimientos han logrado reunir a tanta gente, en tanto espacio, a la vez en Valladolid.

Mendilibar saluda a la afición
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Mendilibar saluda a la afición

La riada humana acompañó al autobús descapotable hasta el centro, con escolta policial, sirenas aplausos y vítores que no cesaban de sonar al paso del Pucela. La ciudad entera estaba engalanada con el violeta como santo y seña y los jugadores respondían a cada cántico y no escatimaron en sonrisas o fotos a todo aquel que se lo pidió.

Faltaba el fin de fiesta. Ha habido dos ascensos más desde entonces, y aun siendo espectaculares, no alcanzaron el calibre del de 2007. La entrada del autobús en la Plaza Mayor fue la apoteosis y el estallido final ante más de 50.000 personas según afirmaron entonces las fuerzas de orden público. La Plaza repleta y las calles adyacentes también, formando un mar en blanco y violeta, con camisetas de todas las épocas y banderas al viento que dieron la sensación desde el balcón del ayuntamiento de formar esas olas en movimiento. Llegaba el momento de los discursos... uno por uno todos los jugadores fueron desfilando por el atril, algunos casi sin voz ya como el murciano Óscar Sánchez y otros con los claros efectos del 'cansancio' de la larga celebración.

Sin duda, ese 22 de abril de hace 13 años es inolvidable y también el día siguiente. Además de los que jugaron aquel día, el resto de la plantilla que también logró el ascenso fue esta: Lledó, Jacobo y Sergio Asenjo; Óscar Sánchez, García Calvo, Julián de la Cuesta, Rafa, Jesús Rueda, Kome, Chema, Álvaro Antón, Asier, Mario Suárez, Capdevila, Figueredo, Toché y Losada.

El Real Valladolid acabó logrando el campeonato de Liga, no se dejó ir, a pesar del ascenso, y en los últimos ocho partidos tuvo tiempo para sumar tres victorias, tres empates y dos derrotas, lo que le permitió también batir el récord de puntos de Liga en Segunda con 22 equipos, hasta sumar 88, mientras que Murcia y Almería que ascendieron en las últimas jornadas se quedaron en 80 y 76. El Real Valladolid le sacó al cuarto clasificado, el Ciudad de Murcia ¡25 puntos! Una campaña la 2006-07 para el recuerdo, para la historia y para presumir en blanco y violeta.

La Plaza Mayor, atestada de gente.
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La Plaza Mayor, atestada de gente.