Solo Pellegrini, Schuster y Javi Gracia resistieron a Al Thani; Alcaraz ni empezó
El banquillo del Málaga ha sido ocupado por 12 entrenadores en los casi 10 años que lleva Abdullah Al Thani como presidente. Lucas Alcaraz fue fulminado sin estrenarse.
Los entrenadores tampoco se han librado de la absurda gestión de Abdullah Al Thani basada en dos premisas: capricho y Twitter. Desde que el sheikh de Qatar adquirió la mayoría del club que poseía Fernando Sanz, han pasado por el banquillo de La Rosaleda nada menos que 12 entrenadores. Serían 13 si contamos a Lucas Alcaraz, que fue sentenciado sin llegar a estrenarse. Solo tres de ellos, Manuel Pellegrini, Bernd Schuster y Javi Gracia han conseguido completar una temporada natural (es decir, desde la primera a la última jornada sin interrupción).
La primera decisión que tomó Al Thani fue despedir a Juan Ramón Muñiz quien, contra todo pronóstico, había salvado al Málaga de bajar a Segunda con el segundo presupuesto más bajo de la categoría, 25,7 millones de euros. El asturiano tenía otro año de contrato. Al Thani decidió fichar a Jesualdo Ferreira, un portugués “a quien conocíamos de Marbella” según comentó su entonces vicepresidente, Abdullah Ghubn. Ferreira se empeñó en modernizar las instalaciones y césped de La Rosaleda y el estadio Ciudad de Málaga, donde el equipo enpezó a trabajar en lugar de en La Rosaleda. También impuso los entrenamientos en rigurosa puerta cerrada aún hoy vigentes. Firmó por tres temporadas a 1,8 millones de euros por campaña. Tercer mejor pagado solo por detrás de Guardiola y Mourinho. Cesado en la novena jornada tras una derrota contra la Real Sociedad. Se sucedió de manera interina Rafa Gil, que solo estuvo un partido (derrota en Cornellà contra el Espanyol).
Manuel Pellegrini (2010-13). Firmó por lo que quedaba de temporada y tres más cobrando 3,5 millones de euros por campaña. Tuvo unos comienzos duros. Debutó en un partido de Copa contra el Hércules con victoria, pero el equipo no remontaba. El Real Madrid perdió en el Bernabéu por 7-0 dando una imagen penosa. “Nunca sentí tanta vergüenza en mi vida” admitió el lateral y hoy director deportivo Manolo Gaspar. En la jornada siguiente la derrota contra Osasuna, 0-1, le dejó al borde del precipicio. El Málaga era colista con 23 puntos, a cuatro de la salvación. Hubo pintadas en La Rosaleda contra el técnico. “Pellegrini, la gallina del vestuario” entre otras lindezas. Todo cambió tras ganar en Anoeta a la Real Sociedad (0-2 con goles de Duda y Rondón). Aquello fue el punto de inflexión, el equipo fue para arriba. Se salvó solventemente del descenso y en la siguiente temporada terminó cuarto, su mejor posición de siempre y se clasificó para la Champions pese a que la plantilla llevaba nueve meses sin cobrar.
Con el jeque ausente y en su mundo, Pellegrini tuvo que hacer de entrenador, mánager, padre, psicólogo. Hasta que ya no pudo más y se fue siendo un ídolo para la afición. Tiene una glorieta con su nombre en un lugar anejo a La Rosaleda.
Bernd Schuster (2013-14). El alemán fue contratado durante los dos meses que BlueBay gestionó el club para rebajar una tremenda deuda de 103 millones de euros. Hubo que vender jugadores porque el tijeretazo fue radical. El exjugador del Barça, Atlético y Real Madrid dio confianza a los canteranos Sergi Darder y Samu García. Hizo un buen trabajo dadas las circunstancias pero tuvo un encontronazo con la afición que, desde entonces le enfiló.
Javi Gracia (2014-16). Fichado por Mario Husillos, fue muy mal recibido porque venía de descender con Osasuna. A base de trabajo cambió lanzas por cañas. Recuperó a Juanmi, consagró a Samu Castillejo, Juanpi y Pablo Fornals a quien hizo debutar en el Santiago Bernabéu. Se comió a Hachim Mastour, un marroquí impuesto por Al Thani a quien solo alineó cinco minutos contra el Betis. Se fue al Rubin Kazan pasando de cobrar 300.000 euros con el Málaga a cuatro millones por cada una de las cuatro temporadas en el equipo ruso. Dejó gran recuerdo en la afición.
Juande Ramos (2016-17, 16 jornadas). Firmó por tres temporadas. La ilusión con la que vino se le desvaneció cuando vio cómo se las gastaba Al Thani. Dimitió en la jornada 16 tras una derrota en Copa contra el Córdoba (3-4). No tuvo buen feeling con la afición pese a que el equipo tenía 21 puntos.
Gato Romero (2016-17, 10 jornadas). Centrocampista uruguayo de raza. Abdullah Al Thani le nombró entrenador en una decisión que causó estupefacción porque no tenía experiencia ni en Segunda B. Mejores intenciones que resultados. Duró 10 jornadas.
Míchel (2016-17 12 jornadas y 2017-18 19 jornadas). En su primera etapa detuvo la irreparable caída del equipo con muy buen fútbol y derrotando al Barcelona (2-0). Su tirón fue clave para alcanzar los 24.000 abonados. Pero en la siguiente campaña todo fue un desastre. Mostró su desacuerdo con la manera tuitera que tenía al Thani de dirigir el club. Al Thani le negó fichajes como Javi García, Jorge Mere (se fue al Colonia tras 14 días esperando en un hotel de Málaga la firma del jeque que nunca llegó) Campbell o Lucas Pérez mientras le colocaba a Rolón. También le irritó el fichaje de Cecchini que se produjo tras la marcha de Pablo Fornals al Villarreal que pagó la cláusula. La pretemporada, saldada con 10 derrotas en once partidos marcó su destino. Destituido en la jornada 19 tras sumar solo once puntos.
José González (2017-18 19 jornadas). Técnico de una increíble capacidad de trabajo, no dio con la tecla para detener la caída cuesta abajo, sin frenos y en picado. No dejó sacar de banda a Luis Hernández aunque dio confianza a En Nesyri, posteriormente vendido al Leganés por 5,3 millones de euros. Culminó el tremendo descenso a Segunda sumando solo nueve puntos.
Lucas Alcaraz. Fue fichado por Mario Armando Husillos, entonces director deportivo, para liderar el proyecto de retorno a Primera. Pese a ser un gran conocedor de esta categoría y haber subido a Primera con Murcia y Recreativo, Al Thani decidió no hacer efectivo su fichaje para así contentar a sus palmeros genuflexos del Twitter. No llegó a empezar. Husillos fue detrás.
Juan Ramón López Muñiz. Fue literalmente mareado por los caprichos del insufrible Al Thani. Primero iba a ser director deportivo y entrenador. Después el jeque dijo que no l quería. Después que si le quería, pero solo de entrenador… Al final, entrenador y Caminero director deportivo. Paró la caída y devolvió la confianza a un equipo deprimido tras el bochornoso descenso a Segunda. Tras un gran comienzo, el Málaga empezó a flaquear. Tras la jornada 34 fue destituido. Nunca tuvo el apoyo de la grada pese a que esta era su cuarta etapa (tres como primer entrenador y una como ayudante de Juande Ramos).
Víctor Sánchez del Amo. Entrenador de ideas avanzadas, supo aprovechar en su estilo de juego todo lo bueno que dejó Muñiz. Encauzó a Ontiveros y se quedó sin ascenso tras una desafortunada eliminatoria contra el Deportivo. Al contrario que Muñiz fue un ídolo para la grada. Apechugó con las dificultades causadas por la demencial planificación del jeque y compensó a base de cantera una plantilla con solo 17 profesionales. Pese a eso ya se le buscó sustituto (José Ramón Sandoval era uno de los candidatos) y fue fulminado por Richard Shaheen, el siniestro exdirector general, tras difundirse un vídeo íntimo no autorizado por el entrenador.
Sergio Pellicer. Antiguo lateral derecho del equipo y entrenador del filial. Sobrado de personalidad, ha sabido transmitir tranquilidad a un colectivo harto de que se hablase de todo, excepto fútbol. Al Thani estaba frito por sustituirle porque no le parecía lo suficientemente ‘mediático’. Después se ha sabido que hubo contactos con otros entrenadores, entre ellos Luis Fernández. Buen psicólogo, estudioso de los partidos con una gran mano izquierda. Tras el cese del horroroso presidente/tuitero y sus ociosos hijos fue ratificado por Manolo Gaspar en un hecho sin precedentes. Porque en esta ocasión una ratificación no es la antesala de despido.