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Las Palmas

Los imprescindibles de la colina de Barranco Seco

El trabajo en la sombra de los empleados de la Ciudad Deportiva, vital para la primera plantilla de Las Palmas. Ahora solo acceden los imprescindibles.

Los imprescindibles de la colina de Barranco Seco
Carlos Diaz-Recio

Quién ha visto y quién ve el centro de trabajo de Las Palmas en la colina de Barranco Seco. Aquella carretera de tierra que te llevaba a unas instalaciones poco menos que amateur hoy da paso a un sendero asfaltado cuyo final es un moderno edificio con todas las comodidades posibles para un equipo de fútbol profesional. Engalanan el paisaje dos campos de césped natural más otro de césped artificial al que, en cuanto la cuarentena lo permita, se le dará el impulso definitivo.

Desde el pasado 8 de julio, cuando se inaugurara oficialmente la nueva Ciudad Deportiva, allí estableció su centro de operaciones el primer equipo de la Unión Deportiva Las Palmas. Más allá de algún trabajo ocasional en el Estadio de Gran Canaria, en ese lugar se ejercita cada día la plantilla de Pepe Mel con todo a su alcance. Desde entonces, un grupo de imprescindibles se han convertido en elementos esenciales para el trabajo de los futbolistas, siempre bajo la supervisión de Rubén Fontes, delegado del primer equipo y responsable de instalaciones y material.

Una empresa externa se encarga de la seguridad del recinto, vigilado las 24 horas del día, por supuesto también en tiempos de coronavirus. Durante la normalidad de la temporada, si el equipo se ejercita a las 10.30 horas, desde 90 minutos antes empieza el tránsito de gente. Toca desayunar juntos, labor imposible, como el almuerzo, igualmente comunitario, sin la labor de las dos responsables de cocina, encargadas de la compra de víveres y de darle forma y control a lo ingerido por los jugadores, siempre en coordinación con el servicio médico. Así lo exige la dieta de un futbolista profesional, del todo supervisada ahora, acaso uno de los principales beneficios de contar con una Ciudad Deportiva propia en la que directivos, entrenadores y los propios futbolistas cuentan con un aparcamiento exclusivo bajo techo.

Antes, durante y después del trabajo, todo debe estar en perfecto estado de revista. Para ello, son dos los encargados del mantenimiento diario, al loro con cualquier desperfecto que ocasione la rutina laboral. Igualmente, la limpieza se antoja imprescindible en una instalación tan grande y cara (20 millones de euros), responsabilizándose de la misma cuatro trabajadoras que rotan su tiempo también con la sede de la UD, ubicadas sus oficinas en la torre norte del Estadio de Gran Canaria.

Césped.

Del césped, igual que de las labores de jardinería propias de tan magna instalación, se encarga también una empresa externa, cuyos empleados sí acuden estos días, de manera excepcional, a realizar el trabajo encomendado. Así lo ha mostrado estos días la propia UD a través de sus RR SS. Todo sea porque la instalación esté como debe desde que Sanidad autorice volver a trabajar en ella. Sí ha habido un punto de discordia este curso entre el club y los futbolistas ha sido el propio pasto, al que varios de sus usuarios habituales le dan una notable importancia en la plaga de lesiones que ha sufrido Las Palmas esta temporada.

Hasta nueva orden gubernamental, la Ciudad Deportiva permanece pues cerrada. Apenas accede el personal imprescindible, claro ejemplo el del césped antes mencionados, y en caso de necesitarlo alguna instalación concreto. De resto, el cierre es total.

Este pequeño ejército se preocupa de que futbolistas y entrenadores solo tengan que preocuparse de entrenamientos y partidos. Es el trabajo invisible, en la sombra, tan importante como el que más. Ellos son los imprescindibles de Barranco Seco.