El insólito escaparate del Leganés
Los pepineros, pese a sumar casi toda la temporada en descenso, acaparan miradas de grandes interesados en sus jugadores. En Nesyri y Braithwaite abrieron la veda. Otros le siguen.
Lo imprevisible es en Butarque paisaje de rutina. Más en esta temporada en la que todo lo que puede salir mal, sale mal. Da igual cuán sorprendente sea. Lo insólito viste de blanquiazul. E insólito es que el Leganés se ha ya convertido en escaparate de los grandes. Penúltimos en la clasificación, los futbolistas pepineros han atraído y prometen atraer el interés de equipos que orbitan en la estratosfera, muy por encima de ese (casi) infierno que son los puestos de descenso. No es lo normal. Pero hace tiempo que en la Avenida de los Once Leones reside el lado inverosímil del fútbol.
Un vistazo a lo que se ha vivido hasta ahora demuestra esta condición de escaparate que el Lega detesta por una parte (nadie quiere que se lleve a sus mejores jugadores), pero que por otra parte levanta algo de orgullo. Por aquello de pensar que no se estarán haciendo las cosas tan mal. Que la plantilla no es tan mala como la maldita clasificación se empeña a decir.
El inicio con En Nesyri
Ejemplo número uno: Youssef En Nesyri. El delantero marroquí abandonó el Leganés a mediados de enero después de que el Sevilla lo fichara por el valor de su cláusula (20 millones) en un traspaso que los hispalenses abonarán en tres plazos y por el que logrará un 10% de plusvalía de una futura venta del jugador siempre que se superen los 20 millones de su precio.
El ariete, máximo goleador histórico del Leganés en Primera (13 dianas) pasó en cuestión de días de batallar por la permanencia a luchar por la Champions mientras debutaba en Europa League. Un vuelco imprevisto para un jugador que los madrileños ficharon por algo más de cinco millones de euros (su fichaje más caro) y al que han sacado la mayor plusvalía de su historia, casi quince millones. Llamativo.
Lo inaudito de Braithwaite
Claro que el caso de Braithwaite lo supera todo. Por surrealista (ya saben, se marchó por un resquicio legal) y por su destino. El FC Barcelona. El líder en aquel momento de Primera, uno de los más grandes del mundo, se marchó al fondo de la clasificación a quitarle su delantero al Leganés. Sorprendente. Pero como se ha reseñado en Butarque, ya nada sorprende. El escaparate funciona. Y en esta ocasión dejó 18 millones de euros, que sumado a los 20 de En Nesyri, suman 38 de inyección imprevista.
"Es verdad que nunca me había pasado algo así", se sinceró Javier Aguirre 24 horas después del adiós del danés. "No te imaginas que yendo en último lugar te van a levantar dos jugadores. Sería al revés… que a los grandes les quitan. Pero oye, mérito de la dirección deportiva, que fichan por nueve y venden por 38. ¿Dónde hay que firmar? El negocio es redondo. Carajo… su medallita para la gente que ficha aquí. Qué barbaridad, qué buenos", elogió entre la resignación y el chascarrillo. Entre el elogio y el fastidio.
Óscar y Awaziem, en el punto de mira
Pero tras aquello, tras esas dos salidas, el escaparate no cierra. Sigue abierto. Y apunta a fuertes movimientos. Por ejemplo, con los cedidos. Dos ya están en la órbita de clubes que los miran con ojos golosos desde la atalaya de la clasificación. Uno es el Betis, que ya ha contactado con el Real Madrid. Quiere a Óscar. A él y sus lanzamientos de falta y sus remates lejanos y su trabajo infatigable.
En la otra orilla de la Sevilla futbolera, el eterno rival ha vuelto a interesarse en un pepinero. El Sevilla gusta de Awaziem, central nigeriano que, en lo que llevamos de curso, se ha convertido en revelación pepinera. Un desconocido sacado de los viajes de Txema Indias a Francia (como Braithwaite) y que ahora figura en la libreta de Monchi, ésa en la que primero figuró en En Nesyri tras observarlo en un escaparate insólito. El de un Leganés que, pese a estar en la zona baja de la tabla, atrae la mirada de los grandes. Lo imprevisible convertido en paisaje de rutina.