El coronavirus, última desdicha de un Leganés gafado este curso
Se tome la decisión que se tome, en Leganés creen que perjudicará deportivamente al equipo. Los pepineros han sufrido una retahíla increíble de infortunios este curso.
El fútbol español debate sobre la posibilidad de aplazar las próximas jornadas por culpa del coronavirus Covid-19. Opción transversal a todos los equipos profesionales que en el caso del Leganés se transformaría en la última cuenta de un rosario de penurias. Suceda lo que suceda, la decisión será negativa en plano deportivo para el Lega.
Si se mantiene la competición a puerta cerrada, porque disputará su próximo partido ante un rival directo como el Valladolid (finalísima) sin el apoyo herviente de una parroquia excitada tras el 1-2 en Villarreal. Si se aplazan las próximas jornadas, porque se diluirá la euforia actual y desaprovechará el buen momento de forma exhibido en La Cerámica el domingo y ante el Alavés hace 11 días.
"No nos puede pasar nada más... pero nos pasa"
No, al Leganés no le sale casi nada a derechas esta temporada en la que se está encontrando con demasiados obstáculos en el camino. Y a cada cual más surrealista que el anterior. "En las oficinas solíamos decir que ya no nos podía pasar nada más. Hace un tiempo que decidimos dejar de usar la frase. Está claro que sí, que esta temporada nos puede suceder de todo", confesaba hace una semana Txema Indias, director deportivo del Leganés, a AS en una entrevista centrada en la salida de Braithwaite al Barça.
Este episodio es uno de los más graves dentro de esa colección de desdichas pepineras. Sucede, además, que fue desdicha doble. E incluso triple. En primer lugar, por sufrir una laguna del reglamento, ésa que permite (vía cláusula) que un club se pueda llevar a un futbolista fuera del periodo de mercado amparado por una lesión de larga duración sin que el equipo de origen pueda hacer nada para impedirlo.
El segundo golpe de este caso llegó con la negativa de la RFEF a que el Leganés pudiera fichar un recambio. Un rechazo que provocó el tercer daño colateral del asunto: la imposibilidad de incorporar a Bacca. Para una vez que los astros se alineaban y al Leganés se le ponía a tiro un fichaje ideal, los estamentos oficiales le impedían incorporarlo. Impotencia al cubo. Lluvia sobre mojado.
El inicio de las desdichas
El carrusel de frustración comenzó en Leganés mucho antes y atesora un buen puñado de capítulos oscuros. Se podría decir que lo inauguró el 31 de julio de 2019 la lesión de Alexander Szymanowski. El capitán salía de casi año y medio sin apenas jugar al fútbol, cuando recayó en un amistoso ante el Alcorcón. Rotura de cruzado. El inicio de los percances.
Tomen nota. La lista es eterna. Por ejemplo, en el mercado estival alguno de los fichajes pactados tardaron una eternidad en cerrarse y llegaron a final de agosto. Esto afectó al rendimiento de un equipo que arrancó jugando de vicio, pero perdiendo con contundencia. Un arranque demoníaco. En las tres primeras jornadas antes del parón por selecciones no se sumó ni un punto. En el cuerpo técnico y vestuario se abrió una herida que sangraba confianza.
Problemas con el VAR y baile en el banquillo
El VAR se sumó al aquelarre, con las primeras decisiones polémicas. En lo que llevamos de temporada, el Leganés estima que ha perdido entre 8 y 10 puntos por cuestiones arbitrales. La más grave llegó en la 8ª jornada, cuando (VAR incluido) le pitaron dentro del área una falta de Siovas a Roger fuera. El Lega pidió repetir el partido, pero Competición se lo negó. Poco después, y tras sumar sólo dos puntos en nueve jornadas, Pellegrino dimitió. Hasta que llegó Aguirre, tres entrenadores (Francisco, Abelardo y Poyet) se negaron a entrenar al Leganés.
Con el Vasco se recuperó la confianza y los resultados. Amago de buena fortuna que se truncó con el mercado invernal. El Sevilla se llevó a En Nesyri, se comenzó a despoblar una delantera de la que luego también se cayó Braithwaite y, para colmo, los refuerzos de nuevo tardaron en llegar fruto, insisten en Butarque, de la mala trayectoria y la negativa de muchos futbolistas de comprometerse con el Lega.
Un potaje de desgracias a la que sumar también las lesiones. Hasta el tramo final de temporada ha habido muchas e incluso algunas casi inéditas. Cuéllar sufrió un absceso hepático fruto de contagio con una ameba que, seguramente, ingirió en la estadía de pretemporada en Marruecos. El colmo de las desdichas que incluso tuvieron estampa curiosa en el Metropolitano, cuando precisamente por la expulsión de Pichu, Silva tuvo que jugar de portero durante algunos minutos. Ahora le toca el turno al Coronavirus, la última desdicha de un Leganés gafado esta temporada.
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