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REAL ZARAGOZA

El 3-0 frente al Chelsea en las semifinales de la Recopa cumple 25 años

Gustavo Poyet, uno de los protagonistas de aquel encuentro, revive aquella mágica noche: "Hubo un convencimiento total de que era muy importante sacar un buen resultado".

Zaragoza
El Real Zaragoza se impuso al Chelsea por 3-0 en el partido de ida de las semifinales de la Recopa el 6 de abril de 1995 en La Romareda.
ÁNGEL AZNAR

Hoy se cumplen 25 años del 3-0 que logró el Real Zaragoza frente al Chelsea en el partido de ida de las semifinales de la Recopa. Tras eliminar al Gloria Bistrita, el Tatran Presov y el Feyenoord, los aragoneses se enfrentaron al conjunto inglés en La Romareda, tal y como relata Gustavo Poyet, uno de los protagonistas de aquel encuentro: “Por primera vez nos encontramos con una situación distinta, que era jugar el primer partido en casa. Hubo un convencimiento total de que era muy importante sacar un buen resultado. Un 2-0 sería buenísimo. Todo lo que fuera una ventaja mayor, espectacular. Con esa idea salió el equipo a jugar”. Víctor Fernández alineó a Juanmi; Belsué, Aguado, Cáceres, Solana; Poyet, Aragón, Nayim; Pardeza, Higuera; y Esnáider y el Zaragoza pronto se adelantó en el marcador gracias a un gol de Pardeza a los ocho minutos. Esnáider, con un doblete (26’ y 57’), estableció el 3-0 definitivo.

A través de los canales de comunicación del club aragonés, Poyet destaca el grado de concentración que tuvo el Zaragoza aquella noche: “Salimos muy fuertes y el equipo demostró que era superior al Chelsea, independientemente de lo que pudiera suceder en Inglaterra. El partido lo empezamos a ganar cuando estábamos viendo el campo porque los jugadores del Chelsea llegaron muy relajados y nosotros estábamos muy metidos en el encuentro. Era una semifinal europea y significaba mucho para nosotros, por lo que estábamos muy concentrados. Cuando hubo el problema con la policía y los aficionados ingleses, yo miré y fuera. Era tanta la concentración que estábamos controlando todo lo que pasaba en el partido y lo externo no nos afectaba salvo cuando escuchábamos a nuestra afición.”.

El ex futbolista uruguayo también cuenta cómo tuvo que forzar una amarilla al cortar un balón con la mano para evitar verla en el partido de vuelta y perderse la final por sanción: “Cuando nos ponemos 3-0 es cuando yo me doy cuenta de que la final estaba ahí. Eso me permite tener la posibilidad de forzar la amarilla. Tampoco podía hacer una barbaridad porque no podía correr el riesgo de que me expulsaran, pero sí que me permitió planteármelo porque tal y como estaba el equipo tenía que pasar algo muy raro para que nosotros nos quedáramos fuera de la final. Y aun así pasaron cosas en el segundo partido”.

El once que alineó Víctor Fernández el 6 de abril de 1995 para imponerse por 3-0 al Chelsea en La Romareda. De izquierda a derecha: Cáceres, Poyet, Solana, Juanmi, Aragón y Aguado. Agachados: Esnáider, Nayim, Higuera, Belsué y Pardeza.
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El once que alineó Víctor Fernández el 6 de abril de 1995 para imponerse por 3-0 al Chelsea en La Romareda. De izquierda a derecha: Cáceres, Poyet, Solana, Juanmi, Aragón y Aguado. Agachados: Esnáider, Nayim, Higuera, Belsué y Pardeza.

La vuelta tuvo lugar el 20 de abril, justo un año después de que el Zaragoza conquistara su cuarta Copa del Rey, en Stamford Bridge. Furlong recortó diferencias en la primera parte al bloquear un despeje de Juanmi, pero un golazo de Aragón tras la reanudación llevó la tranquilidad a los aragoneses. Sinclair y Stein volvieron a recortar diferencias, pero con el pitido final acabó con el sufrimiento de aficionados y jugadores, entre ellos Gustavo Poyet: “Yo en principio iba a viajar, pero después decidimos que no. Comenté aquí el partido en una radio y como cualquier otro hincha. Hasta el gol de Aragón pensaba que para qué había forzado la amarilla. No quiere decir que no haya otro compañero que lo pueda hacer bien, sino que uno confía en lo que uno hace en el campo y cuando no estás no puedes aportar lo tuyo. Hubo un poquito de sufrimiento”.

El Zaragoza estaba ya más cerca de cumplir su sueño: “El pasaporte a París fue un momento clave en nuestra carrera. Evidentemente, se culmina con el gol de Nayim. Es tan importante ese gol que todo el mundo sabe dónde estaba. Eso sólo pasa con cosas muy específicas. Yo, que no jugué el partido de vuelta, empecé a vivir la final y a soñar con el gol de Aragón”. Y también a pensar en cuál sería el rival idóneo al que enfrentarse en la final: “Te daba un poco de respeto el hecho de que el Arsenal la hubiera ganado el año anterior porque ya sabían lo que iba a pasar, pero la Sampdoria era un equipo italiano e igual no era el ideal para nosotros por nuestro estilo de juego”.

Una entrada para el partido entre el Real Zaragoza y el Chelsea en La Romareda.
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Una entrada para el partido entre el Real Zaragoza y el Chelsea en La Romareda.

Finalmente el Arsenal superó la otra eliminatoria por penaltis y fue el rival del Zaragoza en la final del 10 de mayo en el Parque de los Príncipes: “Fue fundamental la decisión de irnos un par de días antes para meternos en el ambiente, pero con tranquilidad. Tuvimos mucho tiempo libre y lo empleamos para visitar París. Lógicamente había mucha tensión y lo demostramos en los primeros minutos del partido”. Pero poco a poco el Zaragoza fue imponiendo su juego al ritmo que marcaron los zaragocistas desplazados a París con sus cánticos: “Nosotros, en cierta forma, empezamos a ganar el partido cuando estábamos llegando al Parque de los Príncipes porque lo que había fuera del estadio antes de empezar el encuentro ya te ponía a mil por hora”. Y tras el gol de Nayim desde el centro del campo en el último minuto de la prórroga, llegaron las celebraciones: “Sé que los niños lo pueden ver en YouTube, pero los que lo vivieron saben lo que sintieron aquel día”.

Definitivamente, Gustavo Poyet siempre tendrá grabada en su memoria aquella temporada: “El momento crucial de mi carrera deportiva fue el año 1995 porque yo gané la Recopa con el Real Zaragoza y la Copa América con Uruguay en apenas dos meses. Cuando vuelves a Zaragoza y te encuentras con gente de más de treinta años, se acuerden y vuelven a vivir lo que sintieron en ese momento. En su momento ya sabíamos que habíamos hecho algo importante. Víctor Fernández dijo que fue el movimiento social más importante de la historia de Aragón y yo tendría que estudiar un poco de historia para saber si hubo algo más importante, pero sí que cambió el aficionado zaragocista, que era un aficionado mayor, de muchos años, y se rejuveneció de una manera tremenda. A La Romareda pasaron a ir muchos jóvenes que empezaron a sentir el club de una manera diferente”.