NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

REAL MADRID

El día que Mendoza echó a Antic y 'regaló' la Liga al Barça

Le despidió pese a que su Madrid era un líder sólido y tras derrotar precisamente al Tenerife en el Bernabéu. La excusa que puso el difunto presidente es que el juego del equipo era "aburrido"...

El día que Mendoza echó a Antic y 'regaló' la Liga al Barça

Que Radomir Antic era un buen tipo, en el sentido más literal de la palabra, es algo que podemos decir los que le conocimos personalmente. Pero para los que llevamos impreso el estímulo del escudo del Real Madrid sólo queda darle palabras de agradecimiento y de disculpas a la vez. Lo primero porque él logró reactivar el orgullo competitivo de aquel Madrid de la Quinta del Buitre, que se desplomaba tras conquistar cinco ligas consecutivas y haber fracasado reiteradamente en Europa. Tras despedir Ramón Mendoza a John Toshack y experimentar con el tándem Di Stéfano-Camacho, el difunto presidente contrató a Radomir Antic para el banquillo blanco el 22 de marzo de 1991. Acabó esa Liga con dignidad y se ganó el derecho a seguir pese a que Mendoza había coqueteado con Sacchi y había apalabrado a Pacho Maturana. El vestuario y la afición estaban con Antic. Mendoza le llegó a ofrecer un cargo en el organigrama técnico del club (de hecho, siguió en el club, pero en un despacho hasta final de temporada, porque Mendoza no quería pagarle la indemnización que le correspondía), pero Antic, en una entrevista en AS Color, fue explícito: “Me he ganado mi continuidad”. Y así fue.

El curso 1991-92 empezó muy bien, con un juego sólido, solidario y muy efectivo, como le gustaba al serbio. Buyo atrás era un muro, Rocha mostraba su mejor versión atrás, Hierro era un pichichi en la posición que ahora ocupa Casemiro y que le inventó Antic (¡metió 21 goles!), Hagi era un diablo arriba y Michel y Butragueño parecían recuperar su viejo esplendor. El Barça llegó a estar a ocho puntos de desventaja. Pero hubo una triste corriente de opinión, que se empeñaba en decir que el Madrid ganaba “sin jugar bien” y que el Bernabéu “se aburría” pese a las victorias. Eso fue calando y Mendoza compró el nocivo mensaje.

De hecho, el domingo 26 de enero de 1992 el Madrid derrotaba, lo que es la vida, al Tenerife en Chamartín (2-1). Pese al triunfo se escuchó algún pito aislado de ese famoso Tendido del 7 del Bernabéu. En una decisión terrible que el Madrid pagaría muy caro, un día después Ramón Mendoza se empeñó en consumar su torpe estrategia: echar a Antic y reponer a Beenhakker (por entonces director deportivo) en el banquillo. Para un servidor y el resto del gremio de la prensa deportiva el asunto tuvo un escarnio mayor. Ese lunes 27 de enero se celebraba la Gala Anual de la Prensa, por lo que todos los compañeros estábamos en el acto, que finalizó en la discoteca Joy Eslava. De pronto un colega con una radio pegada al oído entre la música dance de la época dijo: “¡Mendoza ha echado a Antic!”.

En esa época no había internet como ahora y el medio de comunicar las noticias, aparte de la radio y la televisión, era en la prensa escrita. Todos corriendo a la redacción (por entonces yo estaba en El Mundo) y hubo que cambiar todas las ediciones de madrugada llegando a la tirada entera de Madrid y de algunas capitales más. Antic, hundido, nos contó que fue la decisión que más le había dolido en su vida. Él iba a hacer campeón a ese Madrid. Seguro. El destino castigó a Mendoza y acabó perdiendo esa Liga en la última jornada... precisamente contra el Tenerife. Así se escribe la historia de la Liga que debió aparecer en el currículo de Radomir Antic. Descansa en paz, amigo.