Viviendo 957 minutos al límite
Siendo el Espanyol un manojo de nervios y con expulsiones, Bernardo, Cabrera y Calero han aguantado al borde de la sanción cinco jornadas, y lo que queda.
Desde el ya lejano Espanyol-Mallorca de la jornada 23, el pasado 9 de febrero, se acumulaba la tensión sobre una de las posiciones más determinantes, el eje de la zaga. Ese día, el de la primera y única victoria perica en Cornellà-El Prat, vio Leandro Cabrera su cuarta tarjeta amarilla de la temporada (las otras tres las había recibido como jugador del Getafe), lo que dejaba a tres de los cuatro centrales al borde de la suspensión.
Por extraño que parezca, así ha seguido siendo hasta hoy, y al menos hasta que en el mejor de los casos se reanude LaLiga. Y eso que en las últimas jornadas sufrió el Espanyol expulsiones como la de Víctor Sánchez en Sevilla y la de David López en Valladolid. Hasta 481 minutos aguantó Bernardo Espinosa con cuatro amarillas en su haber, desde que la viera en el tramo final del Espanyol-Athletic del 25 de enero. Los de Leandro Cabrera fueron 380, habiendo sido titular y jugándolo todo desde su llegada en el mercado de invierno. Y el tercer central en discordia, Fernando Calero, había jugado 96 minutos ligueros al borde de la sanción desde que fue amonestado, aún con Pablo Machín en el banquillo, en el fatídico Leganés-Espanyol.
Entre los tres completan el club de los 957 minutos viviendo al límite, lo que tiene un mérito considerable tratándose de un equipo que ha estado peleando en todo momento por la permanencia, con los nervios a flor de piel. El único central que no se encuentra apercibido es Naldo Gomes, quien no juega desde su error grosero en el Granada-Espanyol. Lluís López se marchó en enero cedido al Tenerife y David López ha regresado con Abelardo Fernández a su hábitat en el mediocentro.