NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

WOLVERHAMPTON - ESPANYOL

Rufete y Nuno mal convivieron un año en el Valencia

El luso llegó impuesto por Lim y el fichaje de Rodrigo Caio puso fin a una relación que empezó ya torcida. Hoy se citan en Europa League.

Rufete y Nuno mal convivieron un año en el Valencia

La Europa League hará que Rufete y Nuno vuelvan a enfrentarse. Al menos hoy lo harán desde clubes diferentes. Porque Rufete y Nuno trabajaron un año en el Valencia, aunque nunca fueron de la mano. Su relación empezó torcida, transcurrió viciada y acabó con traición. Perdieron ellos y también el Valencia, porque Rufete tenía un proyecto y Nuno demuestra en la Premier ser buen entrenador.

El origen del divorcio está en el mismo principio de la relación. Hay que remontarse a la final de la Champions que enfrentó al Real Madrid y al Atlético. Ese día, en Lisboa, Peter Lim le transmitió a Amadeo Salvo (presidente ché) que su entrenador sería sí o sí Nuno, que lo era del Río AVE y fue el primer jugador representado por Jorge Mendes. Lim todavía no era dueño del club, pero la venta estaba encauzada (se cerró en octubre) y Salvo transigió, porque intuía que Lim impodría a Nuno aunque fuera a mitad de temporada. Así, pese a que se había anunciado la continuidad de Pizzi, el Valencia presentó a Nuno el 5 de julio de 2014. Rufete no jugó a ser hipócrita y en la presentación dijo: "Nuestra intención era que continuara Pizzi". Nuno, señalado por inexperto por la afición ché, le tomó la matrícula.

Rufete y Nuno mal convivieron todo el año. Les faltó comunicación y la empatía fue nula. El Valencia, por ejemplo, se jugó la Champions en Almería y Rufete ni viajó en el avión. Todo saltó por los aires con el fichaje (fustrado en la revisión médica) de Rodrigo Caio, que era de Mendes y avaló Nuno. Salvo y Rufete se enteraron por la prensa, cuando solo dos días antes habían 'pactado' con Nuno ir a por Imbula. Ahí acabó la era Salvo-Rufete, que tenían el respaldo social. Tres meses después, la presión de Mestalla fulminó a Nuno.