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ZARAGOZA-REAL MADRID

Galletti: "Me tenía mucha fe en aquella final; no sé ni por qué"

Luciano Galletti (La Plata, 1980) se ganó un sitio en la historia del Zaragoza haciendo el gol que sometió al Madrid en la final de Copa del Rey de 2004, en Montjuïc.

Madrid
Galletti, tras marcar el gol en aquel Real Madrid-Zaragoza de 2004.
Galletti, tras marcar el gol en aquel Real Madrid-Zaragoza de 2004.REUTERS

¿A qué se dedica Galletti hoy?

Soy representante de jugadores, estoy con Ascacíbar (mediocentro que milita en el Hertha de Berlín) y con otros jugadores en Argentina. Viajando mucho, siempre del lado del fútbol, desde que tengo uso de razón he estado relacionado con ello. Mi padre era jugador, yo lo fui también y siempre he estado ligado al fútbol.

¿No le llamó ser técnico?

No mucho, no. No quería rutina después de tanto tiempo, no me interesaba. Si bien hice el primer año del curso de entrenador, preferí no continuar porque no quería seguir con la vida de ir a entrenar cada día. Un amigo y yo nos metimos a representantes y estamos muy contentos, trabajando mucho y viajando, recorriendo el mundo.

¿Qué recuerda de aquella final de Copa del Rey en 2004?

Parece que fue ayer, pero pasaron muchos años. Si te pones a pensarlo, no lo puedes creer. Los recuerdos son buenísimos, ese Zaragoza era un equipo joven, con talento, mucha hambre y varios jugadores de selección. Fue algo muy importante, para todos nosotros y para el club.

Aquel era el Madrid de los Galácticos, su favoritismo era evidente. ¿Motivó al vestuario aquello, que se diese por muerto al Zaragoza antes de jugar?

Sin duda el Madrid era favorito, tenía todas las figuras, venía líder en LaLiga, no perdía un partido… Pero nosotros sabíamos que teníamos una oportunidad, a partido único, que debíamos hacer un encuentro perfecto, o casi perfecto, y el Madrid no tanto. Nos mentalizamos, la preparación fue buena, pero es verdad que lo teníamos muy difícil. Hicimos un partido espectacular, el nivel de todos los jugadores fue muy regular. Y no me olvido de cómo estuvo el campo, cómo animó la afición de Zaragoza, fue impresionante cómo nos acompañó. Fue un empujón muy grande. Por más que luego hayamos ganado títulos en otros equipos, es un partido que, por la calidad del rival, siempre se nos quedará en la memoria.

Galletti, en el Real Madrid-Zaragoza.
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Galletti, en el Real Madrid-Zaragoza.Carlos Mira

El partido se jugó en un ambiente enrarecido, sólo seis días después de los atentados de Atocha el 11-M, en Madrid.

Lo recuerdo. Fue una semana extraña, se amenazó con no jugarlo, la gente andaba triste por lo que había pasado. En mi caso, mi hermano había llegado dos días antes a España y había pasado por Atocha. Fue extraño, quizás por eso tampoco hubo grandes festejos. Pero recuerdo la alegría que supuso para nosotros, cómo nos acompañó la afición desde Zaragoza, despertarnos y ver la plaza llena de gente, cantando… Fue una linda experiencia.

A su padre, que también fue jugador, lo llevó a Boca Juniors nada menos que Alfredo di Stéfano.

Mi primer partido oficial en Zaragoza fue contra el Madrid (en agosto de 2001), en la Supercopa de España. La ida fue en nuestra casa (1-1), recuerdo que cambié la camiseta con Raúl, sin duda un referente y un ídolo para nosotros. Y en la vuelta en el Bernabéu (3-0), tras acabar el partido, vino un delegado al vestuario a decirme que me querían conocer. Cuando pregunté quién, me dijo que Di Stéfano. Y yo pensé: ¿Alfredo di Stéfano me quiere conocer a mí? No me lo podía creer. Él se acordaba de cómo llevó a mi papá a Boca, mi padre empezó a jugar tarde, con 20 años. Son cosas que te quedan para siempre, que te llegan al alma. Una persona como él, que tenga el respeto y el cariño de venir a presentarse, a saludar y a mandarle un abrazo a mi padre… Fue muy, muy emocionante. Yo estaba enfadado por haber perdido la final, pero me contó la historia tal y como me la había contado antes mi padre. Fue una gran alegría.

Volviendo al partido: hay prórroga y aparece usted, con ese latigazo desde la frontal. ¿Lo recuerdo bien, nítido?

En cuanto recibo el balón, tengo claro que voy a rematar. Sabíamos que esa pelota se movía un poco si le pegabas de empeine. Era un momento en el que el partido estaba de ida y vuelta, quedaban pocos minutos y yo me tenía mucha fe en que iba a hacer un gol. No sé ni por qué, pero en cuanto recibí tenía decidido que iba a buscar la portería. Le pego, veo cómo se mueve el balón, que acaba entrando… Fue increíble. Al principio parecía que se iba fuera, luego fue haciendo la curva y César no se lo esperaba, le sorprendió. Yo lo había soñado, todos lo habíamos hecho. Y estaba sucediendo. Cuando entró el balón imagina lo que sentí, con toda la gente gritando, yo no sabía ni qué hacer, me quité la camiseta… La alegría fue inmensa porque el partido era muy difícil y estaba siendo muy disputado. El Madrid acechando más, nosotros más buscando las contras. Y se cumplió un sueño de todos.

Aquello se conoció como el Galacticidio. Ese Madrid iba lanzado a por todos los títulos y acabó desfigurado, cayendo en cuartos de Champions y cediendo una Liga que tenía ganada.

Fue un golpe importante para ellos, y para nosotros también, estábamos peleando en la zona baja de la tabla y ese triunfo nos devolvió la confianza, pudimos salvarnos rápidamente y al curso siguiente jugamos la Supercopa contra el Valencia, que también ganamos. Se había formado un grupo con mucha hambre, joven y ganador. Fueron los dos últimos títulos del club. Momentos muy importantes para todos y que además nos lanzaron, éramos jóvenes, teníamos la selección en la cabeza y aquello nos afianzó.

Aquel Zaragoza peleaba por los títulos, ahora anda por Segunda División.

Sigo bastante al equipo, este año está más firme, se siente importante. Ojalá siga así hasta el final de temporada para volver a Primera porque es un equipo que, por afición, por calidad de jugadores, tiene que estar ahí. Le tengo mucho cariño, ojalá vuelva a ser el Zaragoza que todos esperamos.

¿Le abre ese gol las puertas para firmar un año después por el Atlético?

Hablamos en el verano de 2004 con el Atleti, pero decidimos, por cómo estábamos el equipo y yo, seguir un año más. Pero sin duda ese gol y esa victoria ante el Madrid aceleró un poco todo, también por la gente. Recibía cantidad de mensajes de hinchas del Atlético diciéndome que fuese, que jugase allí. En 2005 ya me sentía maduro para dar el salto, fue importante para mi carrera.

¿Cómo recuerda aquel paso por el Calderón?

Se estaba armando el equipo, llegó Bianchi al banquillo y yo tenía la ilusión de jugar porque estaba el Mundial al año siguiente. Tuve una pubalgia, estuve hasta diciembre jugando casi nada. Luego empecé a jugar algo más, pero ya no tenía oportunidad de ir al Mundial, había perdido seis meses. Al año siguiente, con Aguirre en el banquillo, me sentí mejor y jugué bastante. Pero no me sentí el jugador que había sido en Zaragoza y cuando llegó la oportunidad de ir a Olympiacos, a jugar Champions con un equipo que se estaba armando muy bien, tomé la decisión. Fue un cambio en mi carrera.

Conoció tres entrenadores en dos años en el Atleti, el primer año acaban décimos y el segundo, séptimos. ¿Le sorprende ver el salto que ha dado el club de la mano de Simeone?

Aquel era un Atleti muy inestable, no nos fue nada bien. El primer año fue difícil, más en un equipo grande. Ya sabía que el Cholo, porque ya lo había demostrado en Estudiantes de La Plata, es una persona muy trabajadora, organiza no sólo el vestuario, también el club. Sabía que con su ayuda el Atleti iba a dar un salto de calidad muy grande, ahora es otro equipo y me llena de orgullo. Sigo a todos mis exequipos, quiero que ganen siempre, más por el Cholo, con el que compartí algún partido en la selección.

En su segundo año en el Atleti conoció a Agüero, con el que le une una buena amistad.

Acabo de estar con él en Manchester. Es una persona increíble, muy humilde, mantiene esa humildad con la que llegó muy chico al Atlético. Se notaba qué condiciones tenía, ya de joven. Necesitaba adaptarse, era joven. Yo estaba convencido de que, donde juegue, iba a dar un magnífico nivel. En el Atleti jugó muy bien, en Manchester ha terminado de formarse y en la selección argentina ha sido estrella. Está demostrando todo lo que insinuaba de joven.

Sale del Atleti y se marcha a Grecia, dónde más estable fue su juego.

Fueron años impresionantes para mí, tengo un recuerdo hermosísimo por cómo me trató la gente, por cómo rendí, por el equipo que se armó, por los títulos ganados… Fueron tres años espectaculares, me encontré con el fútbol que yo quería y con el cariño de la gente, me adoptaron y hasta que tuve problemas en el riñón, estaba siendo mi mejor año, el más regular.

Le surgió una insuficiencia renal (fruto de una bacteria que había entrado en su organismo más de una década antes, en un viaje a México) y estuvo parado tres años, se le trasplantó un riñón de su padre y temió no volver a jugar. ¿Esos seis partidos que pudo disfrutar con el OFI de Creta son su mayor éxito, después de todo lo que le había sucedido?

Sí, la enfermedad me sorprendió cuando mejor estaba, era feliz y había renovado cuatro años más de contrato. Fue un golpe muy duro, pero soy bastante fuerte de cabeza y lo superé, con ayuda de familia y amigos. Yo quería jugar al menos un partido más, retirarme en una cancha. Grecia volvió a aparecer, me llamaron dos o tres equipos y en Creta iba a jugar un par de partidos, pero cuando lo hice me sentí muy bien y decidí seguir. Hasta el día en que visitamos la cancha de Olympiakos, allí estaban mi familia y mis amigos. Me recibieron de una manera espectacular y sentí que era el final perfecto. Fue un cierre muy lindo, necesitaba acabar así. Sentí después que ya no tenía más ganas de jugar, no lo he extrañado. Era lo mejor que me podía pasar, porque antes no lo sentía.

¿Un pronóstico para el partido de esta noche?

Uff… Deseo que gane el Zaragoza, ojalá que sea un buen partido y que la gente disfrute. Y si puede ganar el equipo para un empujón anímico, mejor.

Y el fin de semana, el derbi.

También lo veré. Que gané el Atleti y a ver si así se levanta el equipo.